El pone su espada hacia mí, el filo refleja un brillo singular, veo la daga de Zanza, suspiro, creo que tenía razón, simplemente es una misión suicida. Respiro con fuerza, cierro los ojos con fuerza y los vuelvo a abrir, cuando lo veo frente a mí, avanzo hacia él con rápidez, con una estocada desvío la hoja de su espada hacia un lado, con mi mano contraria busco golpearlo, pero su mano libre sujeta mi codo que se dirigía hacia su rostro y me empuja con su brazo armado haciendome retroceder, blande la espada hacia mí, pero la lanza por arriba de mi cabeza, solo me agacho un poco para esquivarla, decido avanzar y lo tacleo, intento tirarlo, pero me es imposible, con mi hombro aún apoyado en su abdomen siento como abraza mi cintura con todo su brazo y me levanta aventandome en el aire, caigo en su trono, sacudo la cabeza y lo veo avanzar hacia mí con la espada arrastrado.
-¿Ya te cansaste? (me ve fijamente a los ojos, pero no puedo estar más que confusa, sus movimientos son erráticos, pudo cortarme la cabeza y ni siquiera estuvo cerca)
Me levanto del trono y juego con la navaja, pasandola de mano a mano, ¿está jugando conmigo? ¿por qué no ataca de verdad?, empiezo a molestarme, ¿duda de mis capacidades?. Me abalanzo de nuevo hacia él, vuelve a blandir la espada hacia mí, me hago hacia atrás, doblandome justo a tiempo para sentir la brisa de la hoja pasando por encima de mí, en cuanto termina de pasar me vuelvo a incorporar y aprovecho que no puede hacer tan fácilmente otro ataque para acercarme a él, levanto la daga y una corriente eléctrica me detiende, bien podría encajar la daga en su cuello, pero el recuerdo de nuestro primer beso me congela, ¿por qué pienso en eso ahorita?. No soy capaz de lastimarlo, así que lanzo mi mano con la daga como si mi intención fuera clavarla, pero cuando está cerca de su cuello, desvío la dirección de mi mano y termino dandole un codazo en la cara, lo veo girar hacia mi izquierda, doy la vuelta con él y me agacho girando sobre mi eje, esquivando el revés de su espada y con el puño cerrado le pego en las costillas, haciendolo caer al piso. Me acerco a él con cuidado, lo veo fijamente y le hablo casi en un susurro, solo para que él sea capaz de escucharme.
-¿A qué estás jugando? (lo veo fijamente en el piso mientras se endereza poco a poco con una sonrisa en su rostro)
De repente lanza otra estocada, levanta su mano armada y la deja caer de arriba hacia abajo, detengo su golpe con la daga, la cual vibra con fuerza, cuando veo vuelve a arremeter, vuelvo a detener su golpe con la daga, pero esta vez logra hacerme retroceder y antes de que pueda recuperarme vuelve a lanzar otra estocada, al igual que las anteriores, hacia mi daga, la fuerza con la que golpea es tal que no logro sujetarla con fuerza y esta termina por caer al piso, cerca de sus pies, él la patea lejos y apunta con su espada hacia mí.
-Esta es tu última oportunidad... (siento la punta de la espada en el centro de mi clavícula) largate de aquí... regresa al escondite donde estabas y no salgas de ahí...
-¿Quién te dijo que me escondía? (lo veo fijamente a los ojos)
-¡Carajo! ¡Solo vete! ¡No te daré el don! ¡No cederé! (me grita y sus ojos se clavan en los míos) tu plan no solo es tonto... ¡es suicida! (baja un poco su espada y sus ojos muestran una pizca de dolor, de tristeza)
Cierro los ojos con fuerza, no sé si... está regresando el Lucifer que conocí, si está recordandome, no sé lo que está pasando y eso me confunde, sabía que este sería el resultado, él con su filo en mi cuello, no me soprende, pero la forma en la que peleó fue irracional, pudo acabarme y no lo hizo y sigue sin hacerlo, pero de algo estoy segura, no puedo irme de aquí con las manos vacías. Levanto mis manos hacia la espada, la sujeto por el filo y la dirijo a mi pecho, a mi corazón.
-No me iré de aquí con las manos vacías... (abro mis ojos lentamente, aceptando mi destino, incluso anhelando mi muerte) así que si no piensas darme el don ni desistir de unirte a esta guerra como un enemigo más... termina de una vez...
Aprieto mis manos al rededor del filo de su espada, siento como mi carne empieza ceder, abriendose a su paso, se empiezan a llenar de sangre y esta mancha la espada escurriendo por entre mis dedos, cayendo al piso en gotas grandes y calientes. Noto como sus ojos se abren sorprendidos por mi reacción, se ve confundido y podría decir que hasta asustado, bajo la mirada mientras mis lágrimas empiezan a caer por mis mejillas, algunas entran en mi boca y puedo detectar su sabor salado, empiezo a dar un paso hacia adelante y siento como la punta de la espada empieza a encajarse en mi piel, abriendose paso en mi pecho, cierro los ojos totalmente.
-Vamos... es solo un empujón... no lo haré todo yo sola ¿sabes? (le digo mientras mantengo mis ojos cerrados)
-¡Carajo!...
Es lo único que escucho antes de sentir como suelta la espada y sujeta mis manos. Abro mis ojos lentamente, confundida, no entiendo lo que está pasando. Lo primero que veo son sus manos enguantadas tomando las mías que no paran de sangrar, levanto mi mirada y lo veo, está hablando, pero no soy consciente de sus palabras, solo veo sus enormes ojos rojos frente a mí, está asustado y preocupado, de nuevo soy capaz de ver esos ojos que conocí.
Desde los ojos de Lucifer
Simplemente no puedo creer que sea tan necia y sobre todo que se este rindiendo, que prefiera la muerte a huir. Noto como aprieta sus manos al rededor de la espada, siento a través de esta como su carne empieza a abrirse por su filo. La sangre empieza a brotar y a caer al piso y no solo eso, sus ojos, jamás había visto esa mirada en ella, esa mirada tan depresiva, tan oscura, tan vacía, las lágrimas no paran de brotar, me duele, me destroza verla así. Estoy pasmado, no puedo moverme, pero algo me saca de mis pensamientos, veo como encaja la punta de la espada en el pecho y empieza a avanzar hacia mí, es entonces cuando en verdad siento terror, jamás habia sentido tanto terror.
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Editado: 18.01.2020