12 de febrero del 2015
19:48 h
—¿Están mintiendo no es cierto? Ella no pudo haber muerto tan repentinamente. Todo estaba bien ayer, yo lo había comprobado, sus signos vitales, su corazón. ¿Qué demonios dices con que murió? ¡Esa es una total mentira! —Gritó, totalmente enloquecido, sin pensar en aquellas miradas de confusión y otras de compasión que le brindaban.
—Cálmate Hugo, nosotros tampoco lo podemos creer. Pero así es, Sofí murió, eso es lo único que podemos decirte —apretó los dientes con furia, tratando de que no se le escapara la mentira.
Hugo sonrió hacia él, no creyéndole nada. Algo estaban escondiendo y no le querían contar, estaba seguro de ello por cómo estaba apretando los dientes Josué.
—¿Saben? No creía que ustedes serían capaces de lamerle las solapas a la gente así de fácil, sí saben que es negligencia médica deben de contármelo. Pero como no, como soy un simple enfermero de elite, no queda de otra que ocultarle todo al papanatas, ¿cierto? —Negó con tristeza, permitiéndose derrumbarse, al menos por un segundo por la muerte de aquella pequeña.
—No, no es como crees. Sabemos que ella era lo más preciado para ti después de Don Federico, pero es que es algo que no se ha confirmado todavía, esta vez, no te estoy mintiendo Hugo —dijo, pero él ya no lo estaba escuchando, había decidido largarse a la azotea para calmarse, de lo contrario, no podría acabar su turno con fuerza.
Pasó corriendo los pasillos, ocultando el dolor que sentía con la muerte de su pequeña, porque así lo sentía, ella era lo que no pudo tener, pero ahora también se lo habían llevado. No era justo, era demasiado chica, tenía muchísimas cosas que enseñarle. Se detuvo en un pasillo, no pudiendo ocultar las lágrimas que estaban rodando por sus mejillas sin reparo a que lo viesen, ya todos sabían que era Sofí para él, no le importaba como lo catalogasen, aquella pequeña era lo único bueno que le había pasado en años y se lo quitaban así de repente... de verdad que estaba desamparado en aquel atroz mundo de plagas.
—Pobre Dra. Valbuena, que le tocase justo a ella aquella operación la habrá dejado desolada —alguien se indignó de solo escuchar aquellas palabras.
—¡Por favor! Aquí el único desolado es Hugo, el enfermero que cuidaba aquella pequeña, ¿sabías que era él el que pagaba sus tratamientos? —La joven hizo una expresión de sorpresa al escuchar aquella noticia, la otra asintió con pesar—. Así mismo, sus padres habían muerto en el accidente que la dejó aquí, desde entonces se enfermó y nadie vino por ella, él se había encariñado mucho con ella y le ha pagado las cosas desde entonces, era como un padre para ella, y el saber que está muerta ahora por culpa de la Dra. Valbuena es bastante impactante, ¿no crees? Ella no pudo cumplir con su trabajo y dejó morir a aquella chiquilla inocente.
—Ay padre, que tragedia. Pero no estoy de acuerdo, ella también debe estar culpándose, cuando no fue así, ¡tenía bastante presión! Que a la pequeña le dé un ataque justo en su turno debe de ser muy malo, ella ha tenido mucho trabajo Dulce, deja de criticarla. Me da pena lo que le está pasando al enfermero, pero, debemos ver el otro lado también, para un doctor, el salvar una vida es lo más importante, y que te estén culpando por eso la debió dejar bastante mal ¿no lo crees? —Se quedó callada unos momentos, chasqueó la lengua no dejando que aquello la convenciera.
—Como sea, para mí sigue siendo culpa de ella, haber dejado que otro doctor lo hiciera, ¿no estaba Sánchez disponible también? Ella es bastante buena haciendo su trabajo, de haberla dejado no estuviera pasando esto —su amiga negó, en desacuerdo con lo que decía.
—Tú nunca vez las dos partes ¿no es así? Por eso es por lo que te has quedado como enfermera, el entender a las personas no es lo tuyo, ni siquiera le das el beneficio de la duda —suspiró y continuó su camino sin prestarle más atención.
Él apretó los puños, dirigiendo su mirada al techo con impotencia. ¿Cuál es la maldita verdad de los hechos? Nadie, nadie habla de lo buena chica que fue, de lo lamentable que es que muriese a penas con sus ocho años, ¿prefieren ignorar lo más importante, que es su muerte, por vanidades como aquellas? La verdad es que no debería sorprenderme esto, pero, lo hace. Lo hace, y quedarme aquí más tiempo terminará por extinguirme. Pensó con decepción, y con el corazón hecho pedazos.
Jueves a las 22: 08 h
—Nieves, ¿te encuentras bien? —El médico cabecilla le había hecho tantas preguntas desde hace horas que le estaba comenzando a pesar el no habérselas contestado antes.
—Oscar, ten en cuenta que el estar en este estado es comprensible, deja de hostigarla tanto, ¿sabes que apenas es capaz de mantenerse en pie, ahora? —Reprocha con premura hacia él, que no soportaba estar más allí, estaba desperdiciando su tiempo, en vez de estar atendiendo a los pacientes.
Nieves estaba por sonreír con sarcasmo, no sabía que estaban haciendo con ella, si "ayudarla" o, hundiéndola más de lo que ya estaba. Se sentía miserable, pero aquel rostro frío y sin sentimientos no demostraba como estaba por dentro. Creo entender ahora por qué fue que Meredith se escondió en esas capas, es tan difícil desmoronarse en una cueva de lobos que buscan destruirte. Pensó con tristeza, pero a la vez sabía que se lo tenía bien merecido, era alguien de palabras toscas y malas, no trataba a las personas con mucho agrado, así que sí estaba en esa situación era por su culpa.
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Editado: 15.02.2021