17: 08 h
—¿Por qué tengo que hacer esto? —Comenta, rabioso hacia su amiga. Ella le sonríe, cínica.
—Porque me debes muchos favores, inepto. Y porque es algo importante para alguien que necesita mi ayuda —revuelve el batido que estaba tomando—. Además, solo tienes que acompañar a la editora de la revista, es muy maja, podrías llevarte muy bien con ella, es muy decidida —sonríe, divertida—. Podría sacarte de quicio en cualquier momento, me gustaría estar allí cuando eso pase, pero tengo que hacer algo esta noche —suspira, triste de no poder burlarse de su amigo—. Sería un lindo recuerdo tenerte sin palabras en mi cabeza, apenas lo he conseguido unas cuantas veces. Necesito que esa chica se junte más con Luis para tenerla en el barco —sonrió, maliciosa. Le gustaba tener algo con que molestarlo, había pocas cosas que lo hacían, encontrar una tan de repente le encantaba.
Él gruñó.
—Sino te conociera diría que estás tratando de matarme —dice, molesto por su rostro tan cínico. Tomó el papel que le había dado en un comienzo, pero que se negó a coger—. Le lac de vérité —frunció el ceño—. Últimamente solo veo cosas de este país, ¿justamente tenía que ser esta revista? ¿Tu amiga no tiene la intención de molestar menos a la gente? Es indeseable. No quiero hacer esto —se lo devolvió de la misma manera antipática en la que lo había cogido, Megan lo analiza.
—Saldívar, es suficiente. He estado aguantando todo este tiempo tu actitud penosa, pero ya no más. Tienes que darle un giro a tu vida, debes olvidarte de esa mujer —regaña, él sonríe con cinismo—. No estoy siendo Megan la psicóloga en este momento, estoy siendo tu amiga, el que dejes ir oportunidades de trabajo y navegues perdido todos estos días no solucionará nada. Te acostaste con ella. Bien, pero eso no significa que habrá algo más allá de eso —suspira—. Sé que posiblemente puedas tener sentimientos por ella, pero eso tiene que quedar en el pasado. Ella está casada. Puede que hayan discutido, eso no significa que se haya separado de él ¿entiendes? Al final del día, tú no eres él, Darío. No lo eres.
Crujió sus dientes, centrando su vista en el vaso, lleno de jugo de uvas. Odiaba eso. Era su forma de desconectar, de sentirse cuerdo en aquella marea que lo atormentaba.
—Lo sé. Sé eso. Estuve con ella una vez, conozco sus movimientos —tuerce los labios, arrepentido—. Estoy de esta manera no solo por eso, sino que —medita unos segundos, decirlo en voz alta le molestaba. Apretó el puño—. He descubierto algo que no sé sí debería haber descubierto en algún momento dado de mi vida ¿sabes? Lo más complicado de todo esto es que tengo un hijo que no sé cómo tratar —deja caer su espalda hacia atrás, abrumado por la forma que ha cambiado su vida, y tan drásticamente—. Ese es otro tema; un hijo que no sé si quiera verme. En realidad, apenas puedo sostenerme ¿cómo diablos haré con León, aquel infante que lleva días en mi mente, pero que lo siento desde hace años en mi corazón? —Sonríe, minúsculamente, pensando en los propósitos de aquella semana—. La situación con su madre no es lo que me importa; es como él reaccione a la noticia. Ella dijo que se lo confesaría en unos días, decírselo tan de repente no funcionaría con él, es una persona que no toma muy bien las cosas sorpresas —sus ojos estaban acuosos, casi como si quisiera llorar, ella lo miró—. Es tan parecido a mí que no sé si molestarme con Theresa por habérmelo ocultado tanto tiempo, o alegrarme de saber que alguien estará ahí para mí, además de ustedes, no lo sé, todo esto es tan extraño. Me está empezando a volver loco —lleva sus manos a la cabeza, haciéndose miles de preguntas con ese gesto, Megan toma su mano, comprensiva.
Sonríe con calidez una vez tiene su mirada fija en sus ojos.
—¿Un hijo tuyo, dices? Eso sí que es nuevo. No me lo esperaba, la verdad —Sonríe con diversión—. Pensé que el primero en traer la cigüeña al nido sería Luis, pero me equivoqué. Fuiste tú todo este tiempo. Y muy escondido, ni siquiera lo pude disfrutar —hace un puchero, lamentando como sucedieron las cosas—. Pero no todo está perdido, al menos lo descubriste, ahora que puedes formar parte de su vida, que no será tan complicado que te acepte. Aunque, Darío, hay algo que debes tener claro ahora que tienes un nene circulándote —lo mira, seria—. Esta vida, este desorden que continúas llevando, lo sé, no mientas, pudiste haberte detenido con los tragos, pero aun te acuestas con algunas mujeres ¿no es así? —La ignora—. No te diré nada más porque sabes perfectamente lo que tienes que cambiar una vez lo tengas a tu lado. Y una vez se establezcan entre padre e hijo —sonríe, maliciosa—. ¿Nos lo presentarás, cierto? Tengo un montón de historias que contar, para ese entonces, serán más de las que podría recordar, pero serán extremadamente divertidas.
—Una de dos, ¿la revista, o esa loca expresión tuya que amerita un psiquiatra? —Alza la ceja, con el papel en mano. Ella suspira.
—Aguafiestas. No iba a decir nada que sea tan malo como para que te odie, la verdad hay que decirla cuando se puede, ¿por qué siempre intentas ocultarlo? Es despreciable —dice, un tanto decepcionada de que haya ignorado su pedido. Sonrió.
—Me iré ahora.
Recoge su bolso, allí estaba la cámara, solo podía pasear con ella cuando andaba en el auto, hoy andaba a pie, quería disfrutar de los últimos estragos del verano, como no ha podido hacer en mucho tiempo. Tuerce los labios, agradecido de tenerla allí, había sido su amiga desde hace mucho y en ningún momento lo había abandonado.
—Gracias, Megan. Aguantarme de seguro que no ha sido fácil, ¿no es así? —Le desordena el cabello, viendo como su mirada se enternecía—. No pienses en escuchar esto una vez más, solo te lo recordaba por sí pasa algo indeseable en estos días; tiendo a cambiar mucho de humor cuando las cosas no salen a mi manera.
Sonríe.
—Vaya que sí lo sé, idiota. Estos años no han sido papilla, has de tener el diablo adentro —chasquea la lengua—. Aunque eso no me sorprendería de todos modos, sin lugar a duda pudiste pasar por él hace mucho tiempo —sonríe de oreja a oreja—. Igual que en la universidad. Ese fue un momento épico. Aun tengo las fotos de aquel evento, una maravilla, ¿no lo crees así, diablito?
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Editado: 15.02.2021