Desesperación

GAARA DIEZ

Habían entrado a la casa tomados de la mano. Naruto se sentía desfallecer en verdad. Ya no soportaba más, lo había perdido todo. A su madre, a su hermano y ahora confirmaba que nunca fue querido por su padre, quien eligió aliarse al asesino de su hermano antes que creerle a él, su hijo.

Le fue indicando a Gaara donde estaban las habitaciones, el dormitorio y el baño. Gaara entró a lavarse la cara, mientras supuestamente Naruto preparaba algo de comer.

Pero se detuvo en el living, y las lágrimas humedecieron su rostro. No podía más, solo tenía a Gaara y si no lograba liberarlo se quedaría definitivamente solo y aislado.

No tenía amigos, no era querido por los parientes de su madre y su padre no tenía familiar alguno. Además la muerte de Menma aún le pesaba.

Gaara lo abrazó con ternura intentando consolarlo. El rubio se aferró a él con fuerza intensa. 
— No puedo más mi amor — le decía Naruto — Mi padre nunca me creerá, nunca se interesó por mi hermano ni por mí. Si no consigo liberarte yo....yo no...

Pero Gaara lo besó con intenso deseo y amor. Lo besó mientras lo presionaba contra su cuerpo, envolviendolo con sus brazos.

Cuando se separaron para respirar, Gaara acariciaba la mejilla de su amado rubio sin soltarlo.

— No te angusties mi amor, aquí estoy contigo. No estás solo ¿sabes? 
— Gaara, te dije que te necesitaba más de lo que tú crees. 
— Calma mi amor. Ayúdame y te aseguro que no me alejaré de tí.

Naruto fue quien en ésta ocasión lo besó con deseo pasional. Se dejaron llevar por la pasión recostandose en el sillón mientras se quitaban las ropas.

Gaara iba recordando en esos momentos, cómo en el pasado ambos solían amarse una y otra vez. Ésto encendía su deseo dejándose llevar.

Acariciaba cada sector del cuerpo de su amado dorado con avidez. Lo fue preparando como tantas veces lo había hecho.

Naruto respondía a su tacto igual que antes. El amor lo estaba curando en verdad. Los jadeos de su amado rubio lo alentaban a seguir dejandose llevar por la pasión.

Acariciaba su entrepierna con lentitud mientras lo besaba con posesivo amor. Gaara empezaba a recordar su intenso accionar reviviendo su fuerte personalidad.

Cuando lo sintió preparado, Gaara lo volteó y empezó a embestirlo con suavidad al principio, pero poco a poco iba aumentando el ritmo.

Con cada embestida suya, Naruto lanzaba eróticos quejidos que lograban exitarlo más aún.

"¿Me deseas mi amor?"

"Siempre...ah...Gaara...más"

Aquello fue un recuerdo, un erótico y ardiente recuerdo que abrió su mente, entrampando sus sentidos y encendiéndolo más aún.

Se derramó dentro de Naruto al tiempo que lo abrazaba con fuerza. Lo amaba tanto que a media que iba recuperando sus recuerdos, su amor hacia él se intensificaba.

— Naruto ¿me deseas....mi amor? — le preguntó estando aún dentro suyo.
— Gaara tú....
— Si...lentamente...
— Siempre....siempre mi amor.

Ante la respuesta de su rubio Gaara lo embistió con mayor intensidad logrando hacer crujir al sillón.

Lo amó por todo ese tiempo que no pudo amarlo, le llenó el alma de amor y deseo eliminandole la tristeza. Gaara solo vivía para amar a Naruto, y demostrarselo día a día.

Cuando sus fuerzas se extinguieron se dejó caer a su lado sin soltarlo. Naruto se refugiaba en sus brazos como solía hacerlo siempre, al pelirrojo aquello le encantaba.

— Solo existo para amarte Naruto, recuerdalo siempre mi amor. — le susurró al oído mientras lo abrazaba.
— Gaara....mi amor.....estás recordando....mi amor — el rubio se aferró a su cuerpo con intensa desesperación mientras empezaba a llorar.
— Tranquilo Naruto, aquí estoy y no pienso irme de tu lado.

La personalidad de Gaara era muy diferente ahora que poco a poco su memoria iba aflorando, distinta a la que tenía estando encerrado en el psiquiatrico y sin memoria.

A Naruto le gustaba el Gaara verdadero, el que tomaba las riendas cada vez que hacían el amor. El seguro de sí mismo, el que no le temía a nada.

Ese Gaara estuvo a punto de ser destruido por su propio padre, quien se empecinó en enloquecerlo. Pero gracias a su amado rubio eso no sucedió.

Sin embargo le costaba tanto retener a ese Gaara en su interior, aún sabiendo que su amado estaba a su lado. El destructivo de su padre lo estaba despedazando por dentro.

Ésta vez fue Gaara quien se aferró a Naruto mientras las lágrimas iban humedeciendo su rostro. Tenía miedo, muchisimo miedo.

— Mi amor — Naruto lo acarició con ternura — Te necesito tanto ¿sabes? 
— Y yo a tí, pero....me están desintegrando....por favor....ayúdame mi amor.

— Lo haré pero tú no debes rendirte ¿me entiendes? —  Gaara asintió con la cabeza sin dejar de mirarlo a los ojos atentamente — Debes ser fuerte y resistir, de lo contrario....ambos estaremos muertos.....¿comprendes?

Como respuesta, Gaara lo besó con ternura. Sabía que su rubio necesitaba su fuerza interior para seguir emfrentando a la tiranía de su padre.

— Me cuesta mucho volver a ser el que fuí una vez Naruto, pero no dejaré de intentarlo....lo haré por tí...mi amor. Pero....por dios....no me dejes solo ni por un instante....por favor....

— Aquí estaré siempre mi amor — Naruto lo besó con deseo y desesperación. 
— Naruto...hace bastante que...no estamos juntos....¿verdad....mi amor? 
— Si, bastante para mi gusto. 
— Entonces es momento de recuperar el tiempo perdido.

Sin emperar respuesta sujetó a su amado dejandose caer al suelo junto a la gran chimenea. Allí se amaron con mayor intensidad, prácticamente se devoraron mutuamente.

Sus cuerpos y sus corazones sentían que habían estado separados demasiado tiempo, y planeaban recueperarse de la tristeza que eso les ocasionó.

Gaara disfrutaba acariciando a su amado rubio con intensa suavidad, mientras contemplaba el placer y la desesperación que se reflejaba en su rostro.



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Editado: 02.06.2021

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