Después de él

Capítulo 10

Me mantenía de pie mirando al chico mientras mordía el interior de 
mi mejilla, con lentitud ladeé mi cabeza para poder observar mejor 
sus movimientos, movía los brazos tratando de explicar algo al 
hombre que tenía al frente, no oía qué, pero en realidad no me 
importaba. No en ese momento. Una sonrisa se escapó de sus 
labios haciéndome crear a mí el mismo gesto, llevó una mano hasta 
su cabello y negó aún manteniendo la curvatura de sus labios. 
Él alzó su vista y tropezó con la mía que lo veía sin descaro alguno, 
rápidamente mi sonrisa se desvaneció. Arqueó una ceja al instante 
que dejaba soltar una risa coqueta, yo rasqué mi barbilla 
avergonzada por aquel acto, sin embargo, Harry lo disfrutaba. 
Gozaba verme sonrojada o nerviosa gracias a él. 
Tonta, pensé
Me abracé a mí misma y mordí mis labios. Me sentía tan estúpida 
por lo de hace unas noches, recordaba lo que había pasado. Besé a Neisan. Y aunque ninguno de los dos decía algo sobre ello, eso no 
evitaba que me sintiera mal por la acción errónea que había 
cometido, me estaba arrepintiendo de haber ido al club. Por si eso 
fuera poco, al final tuve que quedarme en el departamento de Harry, 
cediéndome su habitación mientras él se iba al sillón. 
Me sentí tan apenada cuando Ellen me vio salir de la recámara de 
su hermano. 
¿Agradecida o avergonzada? 
Esa era mi duda en ese momento. 
Resoplé abrumada por todo lo que había ocurrido, me sentía 
pésima, no solamente emocional, también físicamente gracias al 
dolor de cabeza que se presentaba como un martillo golpeando mi 
cráneo varias veces, alcé mi vista para encontrarme con Harry, 
venía hacia mí con pasos vagos y una sonrisa suprimida. No dijo 
nada, sólo abrió sus brazos y me abrazó, atrayéndome a su pecho. 
Cerré mis ojos y solté todo el aire que había contenido desde que se 
acercó. 
Ambos nos quedamos en silencio sin decir nada, solamente de pie 
con el sonido externo a nuestro alrededor. Sentía como su 
respiración revoloteaba la parte derecha de mi cabello, él comenzó 
a moverse de un lado a otro ocasionando que soltara una pequeña 
risa. Su mano tocó mi barbilla para alzar mi rostro, sus ojos verdes 
conectaron con los míos al instante y me sentí tan débil ante él. 
—Ya puedes entrar— habló, su voz había sonado tan cálida y ronca, 
de una forma suave y firme al mismo tiempo —. Es cuestión de que 
sólo te cambies. 
Me quedé observando sus ojos durante varios segundos sin 
responder a su indicación. Deleitándome con la cercanía en que nos 
encontrábamos y las posibilidades de que él se siguiera aferrando a 
mi cuerpo con sus brazos a mi alrededor.

—¿Y si entras conmigo?— musité con duda.  
Harry entrecerró los ojos y relamió sus labios, sin embargo, no dijo 
nada. No sabía que demonios ocurría en ese momento, pero la 
manera en que me abrazaba y me miraba podía jurar que era capaz 
de desnudar mis propios pensamientos. 
—¿Segura?— finalmente, demandó. 
—Sí — afirmé segundos después. 
—De acuerdo— asintió. Se separó de mí y elevó su mano 
estrechándomela hasta la altura de mi pecho, él jamás abandonó el 
contacto visual—. Vamos. 
Esbocé una sonrisa diminuta, a penas y la comisura de mis labios 
se curvaban. Acepté su mano con gusto y nos dirigimos a los baños 
para cambiarnos. Una vez ahí, cada quien entró al indicado. 
Su hermana, Ellen, ya se encontraba lista para entrar. Los nervios 
comenzaban a invadirme, ni siquiera sabía nadar, en lo absoluto, 
mamá y yo habíamos ido muy pocas veces a la playa, a pesar de 
que viviera en un lugar en donde salir a nadar era un rutina de casi 
todo los días, nosotros no lo habíamos hecho. Comencé a 
cambiarme rápidamente y agradecí al cielo de que aún no estuviera 
en mis días, sino, esto hubiese sido en vano y muy en el fondo 
sentía mucha emoción. 
Guardé todas mis cosas y salí del lugar para encontrarme con Harry 
junto a Ellen esperándome afuera. 
—¡Será divertido!— exclamó la menor entusiasmada. 
—Lo será — afirmó su hermano. 
Harry dio un paso hacia mí y miró mis brazos, sabía qué era lo que 
observaba, así que solo pude encogerme de hombros y cubrir con mis manos las marcas que ya se habían tornado de un color 
morado. 
—Estúpido — murmuró enojado, su ceño estaba fruncido y las fosas 
de su nariz tensas —, se ven muy mal. 
—Ponte la playera manga larga — Ellen intervino, acercándose a 
nosotros, ella me regaló una sonrisa, a la cual respondí —. Nosotros 
te esperamos, no hay prisa. 
—Sí, gracias. 
Sin hacerlos esperar más tiempo, me cambié de playera con mucha 
velocidad y salí para indicarles que ya podía ir hacia el área de la 
alberca, Harry me sostuvo de la mano todo el tiempo hasta que 
entramos a la alberca. 
Al principio me sentía muy incomoda y nerviosa, como si estuviera 
fuera de lugar, aunque Harry y Ellen comenzaron a hacer bromas 
causando que fuertes carcajadas desbordaran de mi garganta. La 
chica decía que mi risa era contagiosa mientras que yo pensaba lo 
contrario, ella era quien tenía mucha vibra.  
Miré a Harry quien se burlaba de nosotras dos, él me atrajo a su 
cuerpo y besó mi frente. 
—Tócalo— me indicó—. No te hará daño. 
Miré al delfín y me dije a mí misma que no fuera tan cobarde como 
acostumbraba a hacer, el señor solo nos miraba con gracia y me 
pensé en que nosotros éramos quienes le estábamos dando un 
espectáculo. 
Reí y cerré mis ojos durante unos segundos para después volver a 
abrirlos y acercar mi mano hacia el inofensivo animal, 
automáticamente una sonrisa de satisfacción se formó en mi rostro y 
me sentí realizada.




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