DESPUES DE LA HISTORIA
NOTA: Recomiendo leer este capítulo, escuchando la canción “Fresh Eyes“ de Andy Grammer, de fondo.
CAPITULO 2
No recuerdo en que momento pasó, pero Yoosung se había quedado dormido al tener que soportar el actuar bromista de Seven.
Y este abandonó el lugar, minutos después, junto con la enfermera que había venido a revisar el estado de Yoosung, y administrándole los antibióticos de turno.
“Debo ir a hablar con V, podrás lidiar con nuestro bello durmiente sola, ¿no?” ―fue lo que me dijo, antes de salir.
Sí, no te preocupes ―le respondí al principio, sin darme cuenta de lo otro, hasta segundos después―. ¡Oye! No le digas así…
― Ha, ha como digas princesa de acero, nos vemos ― fue lo último que escuché que soltó con tono gracioso.
El ambiente de la habitación era tranquilo y agradable, a pesar de ser un hospital, aunque no podía decir lo mismo del día que se reflejaba en la ventana.
Aun no eran ni las cinco de la tarde, pero el cielo estaba entre oscuro y gris, cubriendo a Seúl con una lluvia ligera pero constante.
Según me había comentado Seven, las visitas estaban permitidas hasta las siete de la tarde. De ahí en adelante, solo un familiar podía acompañar a los pacientes.
Deseaba quedarme y pasar el mayor tiempo posible con él, pero, por ahora tendría que conformarme con “el horario de visitas”.
Sin darme cuenta, ya había acercado una de las sillas de visita, para poder sentarme a un lado de su cama.
Dormía tranquilo, recostado de lado izquierdo.
¿Cómo me atrevería a despertarlo?
Aun con ganas de oírlo y ver su radiante rostro, me limite a observarlo, encorvándome para poder posar mi rostro en la superficie de su cama, apoyada en mis brazos cruzados, sin antes acomodar ese par de mechones rebeldes que querían ocultar su rostro.
Poco a poco, mis ojos se cerraron también.
*~*~*~*~*
Ring ring ring ring… ring ring ring ring…
Un ruido molesto e incesante me despertó de golpe.
Levanté mi cabeza un tanto perdida.
― ¡Silencia esa cosa! ―la voz de Seven, también adormilada detrás mío, en el sofá, me despertó por completo―. Cielos ¿Qué persona en la actualidad aún mantiene ese tono feo de llamada? Eres una chica con gustos de viejita… ―agregó por lo bajo, mientras me daba la espalda y se cubría con la sabana que tenía.
Estaba a punto de contestar, cuando noto que mi mano derecha estaba ocupada.
En algún momento, Yoosung la había arrastrado hacia él, entrelazando mis dedos con los de su mano izquierda.
Nunca antes había sentido que mi rostro se enrojeciese tan rápido.
Por suerte, él aún estaba dormido como para verme.
De forma torpe, contesté con mi mano izquierda, expectante a saber quién seria.
― ¿Hola?
Escuché murmullos inaudibles entre dos personas, durante unos segundos, hasta que…
― ¡Por fin contestas! ¡Te he estado llamando desde hace una hora! Grandísima tonta, ya nos estábamos preocupando…
Mi cara rojiza pasó a ser pálida en cuestión de segundos, al reconocer la voz.
― Ah… hola mamá… lo siento, de verdad lo siento ―respondí lo más discreta posible, aunque algo me decía que Seven había parado oreja, tratando de escuchar y entender la voz fuerte que se emitía del transmisor―. Yo estoy bien, mi trabajo terminó hace unas horas, pero surgió unos inconvenientes y me olvidé de la hora…
― Si, eso es clásico de ti, vives con la mente en las nubes, por eso me preocupas ―siguió mi progenitora, con notoria molestia―, desde hace dos semanas que te has estado portando rara, primero empezaste a llegar tarde a casa y al final hasta te quedabas a dormir fuera ¿Segura que no estás metida en problemas?
― No mamá, mira, te lo explicaré todo cuando llegué a casa, por favor, ya no te preocupes ―miré el reloj de pared que había en la habitación, faltaban escasos minutos para que diesen las siete de la noche―, yo… yo estoy acabando con mis asuntos, tomaré el tren a casa en minutos. Si, chau, no te preocupes.
Corté.
La realidad volvía a mí, junto con sus problemas, luego de haberlas esquivado por casi dos semanas. Si esa era mi madre, no quería imaginarme como estaría mi jefa del trabajo, al cual había terminado faltando los últimos días.
Suspiré por lo bajo, para lugar mirar hacia Yoosung.
Él ya se había despertado, pero se encontraba en silencio, mirándome con notoria tristeza.
― Hum… ya tienes que irte ¿verdad? ―articuló, levantándose despacio, sin soltar mi mano.
― Si, lo siento… Escuchaste todo ¿no? ―respondí con pena, mientras guardaba el celular en mi abrigo y me levantaba, para sentarme a un costado de su cama―, no sé cuánto tiempo tengas que estar internado, pero trataré de venir seguido…
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Editado: 27.03.2020