Unas semanas después
Mamá esta dando vueltas por toda la habitación, esta recolectando cosas que seguramente no usaré o simplemente olvidaré.
Supongo que esta nerviosa, mañana me iré a Irlanda hasta que Alaska despierte.
Me levanto de la cama sosteniendo mi espalda y la abrazo por la espalda dejando que mi abultado vientre de 4 meses repose sobre el arco su columna.
_Tranquila mamá, estaré bien y en cuanto llegue a Kilkenny compraré cosas que necesitaré para vivir allá. Todo estaré bien.- mamá para todas su actividades y sostiene mis manos, puedo escuchar sus suaves sollozos._ oh mami, ven conmigo.- la tomo de la mano y la llevo conmigo a la cama recostando mi cabeza sobre su hombro.
Alzo la vista y puede ver sus lágrimas caer por sus pómulos, las limpió y dejo un beso en cada una de sus mejillas.
_Quisiera poder ver tu vientre crecer, me gustaría poder ver a mi nieta patear, me gust...- dejo de prestar atención y por unos segundos me pierdo en mis pensamientos, Yilen y ese extraño ente que me persigue tenían razón, es una fuerte y saludable niña.
Mi seño se frunce y trato de volver a la realidad
((Seguro es pura casualidad))
Me repito a mi misma com la latente esperanza de que así sea.
Luego de unas cuantas horas tratando de calmar a mi mamá ella sale de la habitación dejándome sola para poder dormir, no puedo hacerlo. Mis ojos pesan pero algo dentro de mi me dice que no debo cerrarlos, que mi miedo por el monstruo del armario cuando era niña, no era tan falso. Tomo mi teléfono y observo la pantalla entrecerrando los ojos para acostumbrarme a la luz amarilla del móvil.
Las grandes letras del destartalado teléfono marca que ya es miércoles y los números marcan las 2 a.m y se supone que ya debería estar dormida pero me es imposible.
Doy vueltas por la cama tratando de acomodarme pero me es imposible, mamá dice que cuando estaba embarazada acomodaba su barriga entre la espalda de mi y la cama pero no me puedo dar el lujo ese.
Observo el techo y dejo salir un largo suspiro
_Clase de hombre te conseguiste, Amaranta.- tomo una almohada y la coloco sobre mi rostro dejando salir un grito ahogado en lo que siento la vibración del teléfono bajo mi espalda, ruego a todos los astros no se haya roto la pantalla.
Con cuidado levanto un poco la cadera para sacar el móvil y comprobar que la pantalla esta sana; enciendo nuevamente el móvil y otro mensaje de WhatsApp se hace presente ocupando la mitad de la pantalla, el nombre Aldahir esta grabado sobre cada uno de los mensajes. Desbloqueo el móvil para responder
"
Aldahir
_sonará raro pero ¿Vamos por unas papas con manteca de maní?"
Le sonrió a la pantalla al mismo tiempo que mi barriga ruje y suelto una mini carcajada
"_ Claro que si mi capitán
_bien, te paso a buscar en 2 minutos, estoy cerca"
Salgo se su contacto y busco a la persona que me mandó el mensaje anterior, el teléfono parece no reconocer el número y tampoco tiene foto de perfil. Frunzo el seño y entro al chat del desconocido mientras me siento sobre la cama; una imagen que puede romper cada una de mis defensas.
El rostro sonriente de Jhonas y yo, el recuerdo de esa tarde me llega a la mente como una punzada al corazón.
+Se supone que esa tarde iríamos a la playa, pero al final terminamos con una llanta ponchada en medio de la nada. Decidimos acampar en ese sitio en el que por asares del destino quedaba cerca a un lago, Jhonas y yo pasamos una hermosa noche; miramos las estrellas por horas y en ese lugar fué donde me pidió matrimonio y luego le dije que sí.
De eso ya hay 5 años, un año mas tarde cambió toda su comportamiento conmigo cambió, cambió tanto que dejó de dormir sobre la misma cama que yo, todo esto a raíz de que entre mi hermana y él pasó algo. Así duramos 3 años hasta hace un año que empezamos a arreglar todo, las cosas iban cada vez mejor y un día él tomó tanto que se puso en plan romántico y yo le seguí la corriente. Lo malo de todo es que él no recuerda nada
Pongo nuevamente mi atención sobre la pantalla del móvil, sé que es Jhonas, me dijeron que tiene libertad condicional. Despliego el menú y bloqueo su número
Tiro el móvil por algún sitio de la habitación y busco un abrigo para ponerme sobre mi pijama, la oscuridad de mi habitación me da paz y miedo, esta casa es vieja y cada madera cruje al son de mis pasos moviendome hasta el armario.
El frío viento se cuela por la ventana, la misma que juro haber cerrado horas antes de acostarme, me detengo en mi sitio y presto atención a los sonidos de la casa, no se escucha nada pero puedo jurar que algo esta pasando. El silencio me párese perturbador, una corriente de escalofríos me recorre desde los pies hasta la cabeza, apresuro mis movimientos y tomo el abrigo largo del armario, aquí es invierno y no es bueno andar por allí a estas horas descubierta.
Fuera de mi casa se escuchan pistidos, sospecho que son de mi amigo. Me asomo por la ventana y el auto prestado de mi amigo se encuentra aparcado en la entrada del departamento.
Me dirijo a la puerta y salgo de la habitación tratando de hacer el menor ruido posible; la madera del piso cruje a la par que voy bajando las escaleras, para mi suerte mis padres no despiertan y agradezco mucho eso
Amaranta...
Me quedo pasmada en mi sitio tratando de encontrar a la dueña de esa voz, por un segundo tengo la sensación de que quizás podría ser mi madre que me a pillado rondando por la casa a estás horas pero es imposible, la puerta de su habitación esta cerrada y lo sé porque queda a un lado de las escaleras en la planta baja de la casa.