Mis ojos se abrieron de golpe al notar que el cansancio había desaparecido por completo, miré el reloj de mi celular y vi que eran las 5 de la madrugada, me levanté de la cama, me coloqué ropa deportiva y abrigada, unos tenis y amarré mi cabello con algo de fuerza para que no me despeinara, siempre que me sentía estresada o confundida corría hasta que mi cuerpo no soportara más, metí mi llave dentro del bolsillo de mi abrigo, agarré mi IPod, mis audífonos y salí de la habitación.
El aire se sentia denso, después de un kilómetro corriendo se me dificultaba respirar y mi cuerpo estaba completamente sudado, me acerqué a la capilla con trote firme y me senté en la banca donde Jeremy había estado con Megan, levanté la vista y observé que varias luces en el castillo ya estaban encendidas, me levanté de la banca y seguí corriendo sin poder dejar de mirar hacia las luces, sin darme cuenta mi cuerpo chocó fuertemente con algo, retrocedí y me acaricié la mejilla dispuesta a disculparme.
—Deberías fijarte por donde corres —dijo Jeremy acariciándose el pecho.
Levanté mi cabeza para mirarlo y no pude evitar abrir un poco los ojos, tenía puestos unos jeans desgastados, tenis negros y una camisa blanca que le quedaba demasiado ajustada.
—¿Te sientes bien? Estás un poco roja —preguntó acercándose a mí.
—Estoy bien, no tienes por qué acercarte —dije deteniéndolo con mi mano.
—¿Segura? No me molestaría cargarte hasta a tu habitación —agarró mi mano y tiró de mi cuerpo para pegarme al suyo,—quitarte esa ropa sudada y llevarte a la ducha—dijo dándole besos a mi cuello.
Sus labios sobre mi cuello hicieron que perdiera un momento mi autocontrol, eché la cabeza hacia atrás rindiéndome ante sus labios y justo cuando mi mente estaba a punto de volar lo hago a un lado.
—Por favor, detente —le pedí tratando de ser amable.
Jeremy me agarró nuevamente de las muñecas y me obligó a mirarlo fijamente.
—Decir "por favor" de esa forma tan deliciosa solo hace que quiera volver a hacerlo —aseguró sonriendo de manera... ¿Tierna?
Me soltó las muñecas y me aparté de su lado.
—Tengo que irme —le informé pasando su lado y evitándolo.
Comencé a trotar otra vez hasta el castillo, subí a mi habitación y cerré la puerta antes de que él lograra entrar, aseguré la puerta, me desnudé rápidamente e ingresé a la ducha, lavé mi cabello y quité todo rastro de sudor de mi cuerpo, agarré la diminuta toalla que estaba colgada, envolví mi cuerpo con la tela y al salir del baño Jeremy estaba de pie junto a la ventana, giró la cabeza y me miró, recorrió mi cuerpo con su mirada y cuando nuestros ojos se encontraron pasé de estar sorprendida a muy enojada.
—¡¿Qué haces aquí?! —grité retrocediendo.
Jeremy no respondió, simplemente se acercó a mí con paso firme y cuando estaba demasiado cerca yo retrocedí más, con una velocidad que me sorprendió me agarró de la cintura y me colocó contra la pared.
No sabes cuándo deseo tenerte solo para mí —susurró a mi oído.
—Es un chiste ¿Cierto? Porque si es un chiste créeme que no da risa —dije tratando de empujarlo.
Jeremy se apartó un poco y agarró mis muñecas, las moví para alejarme de su agarre pero él las colocó contra la pared justo sobre mi cabeza, pude sentir como la toalla se estaba soltando un poco del amarre que le hice y mi corazón comenzó a latir demasiado fuerte.
—Duéltame, no estoy bromeando —le advertí sin aliento.
—Yo tampoco estoy bromeando —me replicó Jeremy completamente serio.
—Aún no ha cambiado mi opinión sobre tener sexo contigo, ni siquiera te quiero tan cerca de mí —le recordé evitando su mirada.
Él metió su pierna en medio de mis rodillas y chocó su cuerpo con el mío.
—Te apuesto que puedo hacer que cambies esa forma de pensar antes de la boda —dijo dándole besos a mi mejillas.
—Eso es demasiado pronto ¿No crees? ¿Y si no es así? —lo cuestioné hinchando el pecho para que la toalla no se siguiera resbalando.
—Si no es así estas en toda la libertad de volver con tu ex —dijo apretándose más a mi cuerpo.
—Ya te dije que no quiero volver con él —por fin lo miré, sus ojos estaban prácticamente desnudándome con la mirada.
—¡Qué bueno! Pero sabes, estoy un poco triste —me confesó separándose un poco de mí.
—¿Qué cosa? —pregunté sintiendo como sus manos soltaban mis muñecas.
—Pensar en que él te ha sentido completamente húmeda y yo no —dijo con una sonrisa pícara.
Levanté la mirada completamente sorprendida y ofendida dispuesta a encararlo cuando de repente la toalla comenzó a fallarme y a deslizarse por mis pechos, antes de que bajara del todo me aparté de Jeremy y corrí hacia el baño, cuando estaba a punto de cerrar la puerta Jeremy la empujó y rodeó mi cuerpo con sus brazos.
—¿Qué haces? ¡Suéltame! No ves que-
Antes de poder seguir reclamando él ya tenía sus labios pegados a los míos, comenzaron a moverse como si estuvieran bailando un tango con los míos, lento pero sensual, amarré bien la toalla y coloqué mis manos sobre sus hombros, su lengua comenzó a entrar a mi boca y mi cuerpo a vibrar, pero de la nada él se alejó.
—Si seguimos así ganaré mi apuesta —dijo saboreándose los labios.
—Tienes un ego demasiado grande.
—Ver como rápidamente accedes a mis besos y a mí hace que se eleve más —dijo acariciando mi mejilla.
—Aléjate ya, necesito cambiarme, Mery vendrá por mí en cualquier momento.
—¿Saldrán? ¿A dónde? —preguntó confundido.
—Ella quiere que nos arreglemos el cabello y todo eso —le comenté caminando hacia mi armario.
—Hablé con Megan, por cierto —dijo de la nada.
El pantalón que tenía en la mano se me escabulle al escuchar ese nombre.
—¿Y qué paso? —pregunté agachándome para agarrarlo.
—Dijo que no quería perderme que quería estar conmigo y un montón de basura más —comentó sin ánimos.—simples excusas como siempre.