Tyler
Como dijo Darren mi tío llegó a casa por la mañana. En cuando le vi le abracé. Me alegra mucho su regreso y no sé qué haría sin él, pero no podía dejar de pensar e Artemisa y por lo que estaría pasando.
Mi tío preguntó por Artemisa cuando no la vio por ninguna habitación de la casa. Intenté ocultarle lo que pasó pero no pude, me conoce demasiado ben como para contarle alguna mentira.
Cuando le dije que la habían secuestrado la preocupación apareció en su cara, para él Artemisa es un ángel caído del cielo.
Artemisa
Estoy muy cansada, me han dejado en una habitación sin ventanas, todo está oscuro. El hombro cada vez me duele más.
De vez en cuando viene alguien a comprobar que sigo viva, pero ellos no hablan conmigo, creo que la bestia no les deja.
-Hola bonita.
Hablando del rey de Roma…
-Si vas a matarme hazlo ya.-dije, no soportaba estar a merced de esa mujer.
-Lo haré en su momento. Pero estoy buscando una forma para que sufras más.-dijo con una sonrisa.
-Estás enferma.-dije mirándola fijamente a los ojos.
-Estoy perfectamente, niña.-dijo con tono mordaz.
-Ya claro.-dije en un susurro.
-¿Qué has dicho?-preguntó.
-Nada.
-Así me gusta, calladita estás más guapa.-dijo riéndose para después salir de la habitación.
No sé cuánto tiempo pasó cuando entró un señor con un maletín.
-Hola, me llamo Henry y vengo a curarte.-dijo mirándome el hombro.
No le contesté.
-Voy a bajarte la manga para ver la herida, ¿vale?
-Sí.
Parecía un señor amable, pero si trabajaba para la bestia no podía ser buena persona.
Henry me pinchó anestesia local en el hombro y me sacó la bala, que todavía tenía dentro. Me curó la herida y la vendó.
Tyler
Las peleas tenían lugar en los almacenes abandonados cercanos. Dejé de pelear hace un año y me centré en las carreras, allí se gana más dinero.
Cuando entré al almacén muchos se quedaron mirando, mientras otros me saludaban. Estaba bastante lleno.
Mi rival era uno de los más conocidos, pero no me daría problema. Era un hombre alto, musculoso, seguramente es lento por todos los esteroides que se mete.
Antes de comenzar la pelea me concentré en el motivo por el que estaba aquí. Encontrar a Artemisa y traerla de vuelta.
La pelea empezó y como dije el tipo era muy lento, no me alcanzaba. Le di un derechazo en el costado haciendo que se doblase y así poder darle en la cara.
Después de darle unos cuantos golpes más calló al suelo. El público celebró mi victoria como si fueran ellos los ganadores.
Salí del recinto y mi móvil comenzó a sonar.
-Buena pelea chaval.
-Gracias, ¿ahora me ayudarás?
-Pues claro, cuando tengas a la chica recuerda que me debes un favor más.
-No se me olvida, ¿dónde está?
-Mis hombres pasaran a buscarte a ti y a tus amigos más tarde para ir a buscarla.
Darren siempre se entera de todo. Yo no le dije nada de los chicos.
-Vale.-dije y colgué.
Iba a buscar a los chicos que seguían dentro, cuando de repente llegaron cinco hombres a por mí.
Era difícil defenderme, estaban todos golpeándome. Yo también les di algún golpe, pero era imposible, yo también soy humano.
Me golpearon en la cara y después en las piernas haciéndome caer. Cuando ya estuve en el suelo me golpearon las costillas.
No podía respirar, mis pulmones ardían por la falta oxígeno.
Escuché unos disparos y acto seguido los cinco hombres echaron a correr.
-Tyler, ¿estás bien?-dijo Keanu muy serio. Y Keanu pocas veces se ponía serio.
Yo asentí a modo de respuesta, no creía poder pronunciar una sola palabra, ni siquiera un simple “sí”
Los chicos me ayudaron a ponerme en pie, me pusieron los dos brazos sobre los hombros de Aiden y Ryan y me llevaron hasta casa.
La Bestia
Entré a la habitación de Artemisa. La ira corría por mis venas, ese niñato tenía mucha suerte, si no hubieran aparecido esos chicos ahora mismo lo tendría aquí con ella. Y podría matarlo ante sus ojos.
-Despierta, estúpida.-la muy idiota estaba dormida.
Se limitó a mirarme, pero no me contestó.
-Vengo a contarte un cuento.-dije inocentemente.
-Puta loca.-dijo Artemisa por lo bajo.
-Haré como que no he oído nada.- dije mirándola mal.- Ah sí, el cuento, ahí va: Había una vez una niña estúpida que se marchó de casa. Conoció a un señor que la acogió en su casa a cambio de sexo, pero lo que él no sabía era que ella se iba a acostar son su sobrino, y acabaría con su vida.
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Editado: 28.11.2018