Destino.

Capítulo 5.

Los padres de Alissa siempre habían sido muy buenos con ella, incluso cuando era pequeña y hacía alguna travesura, nunca la habían castigado, pero ese sábado no estaba segura de si de pronto ellos habían decidido cobrarse todas las amonestaciones que había tenido a lo largo de sus dieciocho años.

  ─Vamos, Alissa─la voz de su padre sonaba estricta─, sí te quedas en el suelo después de un ataque así, vas a dar tu vida en bandeja de plata.

El pecho de Alissa subía y bajaba debido a su respiración, el sabor a sangre invadía su boca. Aún así, encontró la manera de levantarse.

Se puso frente a su padre y alzó su mano, con sólo pensarlo él voló unos cuantos metros.

Era sorprendente la forma en la que Alissa había avanzado en las últimas semanas. Sus días de entrenamiento se alternaban entre los mellizos y sus padres, generalmente, estos últimos se limitaban a hablarle de lo que debía hacer en un duelo y la forma correcta de usar sus poderes, pero ésta vez, habían optado por un pequeño ejercicio práctico.

Will se paró y lanzó una llamarada que por poco agarró desprevenida a Alissa, pero pudo formar un escudo antes de caer al suelo nuevamente.

  ─Creo que ya vale, Will─Sarah, que había estado alejada mirando el duelo entre su esposo y su hija, se acercó─, está muy cansada, es mejor que lo dejemos por hoy.

Su esposo asintió, se acercó a Alissa para cargarla y llevarla adentro.

Alissa intentaba calmarse y mantener los ojos abiertos, se sentía tan agotada que incluso la idea de hablar le parecía demasiado esfuerzo.

Su padre la depósito en el sillón más grande de la sala y entonces su madre comenzó a hablarle.

  ─Tus heridas no son graves, pero es obvio que ya no tienes energía que tomar para poder curarte─Sarah suspiró─. Descansa un poco, cielo, tu cuerpo hará el resto.

Sus padres salieron y Alissa se quedó mirando el símbolo dibujado en el techo, era una especie de G invertida, con un gancho en donde comienza el trazo, una línea vertical del centro hacía abajo y dos flechas en el extremo , el símbolo de los Saintcox. Su madre le explicó que cada familia tenía uno distinto para identificarlos.

Ese símbolo no sólo estaba en el techo, estaba también en el librero del estudio, grabado en las cabeceras de cada cama y en casi todos los muebles de la casa.

Soy bastante despistada─pensó Alissa al darse cuenta de que jamás había reparado en eso.

Ese mismo día su madre le mostró otro símbolo, el de la familia Maintless, una J con dos líneas horizontales y tres flechas en cada extremo.

El símbolo estaba en la tapa de una caja de madera.

  ─Era de mi madre─le había dicho Sarah a su hija─, tu abuela.

  ─¿Qué hay dentro?─Alissa intentó abrirla, pero su madre negó con la cabeza.

  ─En realidad, no lo sé─suspiró─, mi madre solía decir que sólo se abre en caso de gran necesidad, nunca he visto el interior.

El sonido de la puerta de entrada la sacó de sus pensamientos.

  ─¿Alissa?─la voz de Leyla llegó hasta sus oídos─, diablos, parece que un camión te pasó por encima.

  ─Gracias─Alissa respiró profundamente, ya no se sentía tan mal, pero sus costillas dolían aún─. ¿Qué haces aquí?... eso no ha sonado bien, perdón es sólo que...

  ─Estás cansada, si, lo entiendo─Leyla se sentó en el sillón más cercano─, aunque si te soy sincera, creí que iba a encontrarte inconsciente o algo parecido...─rodó los ojos─, vale, no me mires así, era una broma.

  ─Eyla, ¿A qué haz venido?.

  ─Bueno, Luca salió con Connor y me dije "¿Por qué no vas a visitar a tu querida mejor amiga?"─Alissa bufó.

  ─Ya, claro─lentamente comenzó a levantarse para quedar sentada sobre el sillón─, ahora dime la verdadera razón.

  ─Ya sabes que te quiero, eres la mejor amiga que alguien podría pedir y nunca te cambiaría por nada y...

  ─Leyla, al punto, por favor.

  ─Pensé que quizá podríamos salir, ya sabes, una tarde de chicas y eso.

Alissa enarcó una ceja.

  ─Leyla, te conozco desde que usábamos pañales, sé que quieres ir a espiarlos y la respuesta es no─Leyla rodó los ojos.

  ─Pff... No vamos a espiarlos, Lissa─sonrió─, vamos a encontrarlos de manera casual, ya sabes, Sunshine Hills es bastante pequeño.

  ─Ya, claro. ¿No crees que es bastante... bueno, acosador?

  ─No, es decir...─Leyla suspiró y se encogió de hombros─, sólo quiero tener un poco de normalidad.

  ─¿Acosar a Connor es lo que hace alguien normal?.

  ─No, Lissa, me refiero a que Connor es como mi puerta a la normalidad.

Alissa frunció el ceño cuando recordó lo que su padre le dijo el día que despertó en el hospital, Connor, el hijo de los Taylor la había llevado al hospital.

Connor, el hijo de los Taylor también era un brujo.



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En el texto hay: brujos

Editado: 16.03.2018

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