Punta Dorada, diciembre 2011
Como la casa estaba llena de chicos, los próximos días estarían sembrados de mucho alboroto, peleas y carreras, de modo que cada noche cuando se iban a la cama, Ángelo lo hacía quejándose en todos los tonos de que ya no había paz en aquella casa mientras Kelly reía.
No obstante, Kelly se encargaría de que olvidase su hipotética vejez y le demostraría que viejo o no, eso no lo inhabilitaba de ningún modo para la actividad que tenía en mente.
Ángelo prefirió no seguir por ese camino y guardó prudente silencio mientras recordaba que dos días antes, había despertado sobresaltado y de hecho estuvo a punto de coger la automática que tenía en el cajón de la veladora, pero notó a tiempo que el alboroto lo producían Gianni y Federico que habían entrado subiéndose a continuación a la cama, y mientras Federico tiraba de sus cabellos, Gianni abrazaba a Kelly. Albano había asomado la cabeza unos minutos después muy apenado por cierto, pues los chicos habían estado en su habitación mientras él terminaba de vestirse, pero se habían escapado. Sin embargo, él le había dicho que estaba bien y que los dejase allí, pero el asunto no había terminado ahí, pues poco después quienes asomaron sus cabezas fueron Damila y Silvano, seguidos casi inmediatamente por Giulio y Nino, con la resultante de que la habitación parecía una estación de trenes, y entre unos y otros se las habían arreglado para ponerla de cabeza en pocos minutos. Aunque Ángelo había pretendido protestar con la llegada de los mayores, Giulio se mostró muy ofendido, y al final tuvo que resignarse hasta que los corrió a todos, orden que nadie acató y cuando él salió del vestier, aun estaban allí alborotando. De manera que era más juicioso guardar silencio o Kelly le recordaría que desde la noche en la que Gianni había ido a la habitación, porque no podía dormir, él había dado órdenes de que no se les impidiese nunca la entrada a los niños, y aunque ciertamente Giulio y Nino ya no lo eran, al parecer seguirían siendo considerados los bambini de esa generación.
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El último día del año, Ángelo había entrado a su despacho casi por pura fórmula, pues sabía que en cualquier momento se presentaría alguien a impedirle hacer cualquier cosa, así que solo hablaba con Alessandro. La primera en presentarse fue Kelly, así que Alessandro se puso de pie para marcharse, ya que seguía sintiéndose enfermo cuando le veía la cara a Ángelo en presencia de su mujer, pero ella lo detuvo.
Dicho esto abandonó el despacho sin darle tiempo a Ángelo para decir nada mientras Alessandro reía con malignidad.
No obstante, en realidad Alessandro no podría decir nada, porque para cuando dejó de reír, quienes se presentaron fueron varios Rossi, a saber: Don Guido, que era el actual jefe de la familia Rossi, Enrico, Tonino, Alfredo y su hijo Ignacio.
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Editado: 27.03.2022