Destino de Sangre (libro 11. Sicaria)

Cap. 8 Reunión familiar

 

Punta Dorada, diciembre 2012

Desde que Ángelo había comenzado a llevar una vida más normal y familiar, y aunque aun solía madrugar para bajar al gym, ya no lo hacía tan temprano como antes. Sin embargo, aquel día y siendo que seguía preocupado por el asunto Gasperi, a las 5 de la mañana ya estaba ejercitándose. Cuando llegó al gym todavía estaban algunos GA allí, pero todos con excepción de Fredo, Lisandro y Gianpaolo, se apresuraron a marcharse quedando solo los antes mencionados. Aunque Fredo y Lisandro tenían la suficiente confianza con Ángelo como para hablarle o incordiarlo mientras se ejercitaba, y a pesar de que normalmente él les habría contestado con su habitual acidez, ese día apenas si abrió la boca, pero si a los chicos les extrañó, no tardaron en entender la razón.

  • Todo va a salir bien, Ángelo  --  le dijo Fredo
  • Eso espero
  • Vamos J1, tú conoces a J2 y sabes que no pondría a la familia en riesgo  --  agregó Lisandro
  • Aquí lo único en riesgo es tu lengua con la cabeza incluida si sigues llamándome así, muchachito

Ángelo sabía que después de tanto tiempo era del todo inútil insistir sobre aquello, pero no dejaba de hacerlo y era casi un ritual. Luego de su áspera respuesta recogió la pequeña toalla con la que se secaba el sudor y abandonó el gym seguido de las risas de aquel par.

Ángelo entró a su habitación y cuando se dirigía al cuarto de baño, la voz de Kelly lo paralizó.

  • ¿Se puede saber qué haces levantado a esta hora, abogado?
  • Lamento haberte despertado bambina, intentaré no hacer ruido, vuelve a dormir
  • No hiciste ningún ruido, lo que me despertó fue otra cosa  --  una luz de alarma se encendió en el cerebro de Ángelo y se acercó a la cama con rapidez
  • ¿Qué cosa?
  • Tu ausencia  -- le dijo ella estirando los brazos para sujetarlo y tumbarlo en la cama
  • Bambina… estoy…
  • Sé que estás  --  lo interrumpió ella colocándose encima de él  --  también sé donde estás  --  agregó acercando sus labios a su cuello y lógicamente el cuerpo de su víctima reaccionó en consecuencia  --  Y también sé… cómo estás  --  concluyó mirándolo a escasos centímetros de su rostro

Normalmente Ángelo era muy bueno con las palabras y sin duda la aventajaba en fuerza física, pero cualquier batalla verbal o física con aquella criatura, él la tenía perdida antes de iniciarla, y como en realidad lo que menos le interesaba en aquel momento era estar en otro lugar o en otra situación, se dejó arrastrar por la habitual y violenta pasión que solía quemarlo cuando la tenía en sus brazos.

Mucho más tarde cuando bajó, se encontró a Enzo y a Marino en el comedor.

  • Buongiorno  --  saludó, pero antes de que pudiesen contestar, casi es atropellado por Gianni
  • Buongiorno papá  --  saludó el chico mientras seguía en su carrera hacia la silla seguido casi de inmediato por Amelia
  • ¡Ey!  --  exclamó Ángelo  --  ¿No crees que deberías guardar un poco de energía para el resto del día?  --  le preguntó y Gianni rio
  • Descuida, tengo bastante  --  Ángelo estaba positivamente seguro de eso así que no agregó nada más  --  ¿Y el mío?  --  le preguntó Gianni a Enzo un momento después y cuando éste le acercaba la taza de café a Ángelo
  • Calma hombre, ya viene  --  le dijo y efectivamente una doncella ya se acercaba con la otra taza

A pesar de que había una jarra térmica con café sobre la mesa, a aquel par de individuos había que servírselos acabado de salir de la máquina de espresso.

  • ¿Qué haces tú aquí a esta hora?  --  le preguntó Ángelo a Enzo
  • Sirviéndote café  --  contestó él y Gianni rio mientras Ángelo miraba mal a Enzo, así que este agregó  --  Tengo tan buenas razones como tú, pues tenemos el mismo problema
  • ¿Qué problema?  --  preguntó Gianni mirándolos con curiosidad, misma que aprovechó Amelia para robarle el café

Marino pensó que era una buena cosa que el muchachito aquel no hubiese nacido en la época de Don Giuseppe, porque si bien éste había amado con locura a su único hijo varón permitiéndole muchas libertades, a diferencia del mencionado hijo que dejaba a los chicos expresarse con mucha más libertad de la que se le permitió a él, al pequeño Gianni le habría ido muy mal con Don Giuseppe por inmiscuirse de aquella manera en la conversación de sus mayores.

  • Asuntos de trabajo por los que de momento tú no tienes que preocuparte Gianni  --  le dijo Ángelo

El que se sintió preocupado fue Enzo, porque él había tenido tiempo suficiente de conocer a Giancarlo y sabía que si había algo que aquel proyecto de hombre llevaba muy mal, era no saber, característica aquella que compartía con Ángelo y con el individuo que posiblemente lo había engendrado, pero a diferencia de Fabiano que solo contó con un reticente Franco para intentar averiguar lo que no le incumbía, Gianni contaba con un mini ejército cuyos miembros eran tan Rossi como Enzo y éste sabía que de Renzo para arriba o para abajo, estaban dispuestos a hacer lo que Gianni dijese; de manera que concluyó que no debió hacer aquel comentario delante de los niños.




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