Punta Dorada, julio 2013
Los primeros Del Moral en presentarse habían sido el padre de Kelly con su esposa, y sus hermanos Santiago y Alejandro con sus respectivas familias, mientras que Carlos Enrique y Javier, llegarían el primero en la tarde y el menor al día siguiente, porque tenía un concierto al que no podía faltar ese día.
Francisco Javier se había pasado la mañana hablando con su abuelo y con su tío Santiago, pues se veían muy poco, mientras que Iván y luego de que Sara decidió perdonarle la vida, se había ido a conversar con sus primos.
Alejandro se había pasado el tiempo tras su hermana, porque aunque quería conversar con ella y comprobar por sí mismo su estado de salud, Kelly parecía muy ocupada, de manera que en un momento determinado, Marino pareció compadecerse del pobre sujeto y le dio la información que a su juicio estaba buscando.
Damila por su parte se había pasado la primera parte de la mañana intentando comunicarse con Silvano, algo del todo inútil por dos motivos diferentes. Uno, porque él seguía en su política de alejamiento con miras a desintoxicarse de Damila; y dos, porque una vez enterado de la operación en marcha, había acudido en apoyo a sus compañeros, de manera que los esfuerzos de Damila habían resultado nulos. Por otra parte, la chica también se había pasado buena parte del día huyendo tanto de la esposa de su tío Santiago como de sus primas a quienes encontraba francamente insoportables, y siendo que a ella nunca se le había dado bien el disimular sus sentimientos al respecto, quien primero fue víctima de su lengua fue la esposa de su abuelo a quien tampoco soportaba, y de hecho tenía dificultades hasta para recordar su nombre. Con las cosas así, había terminado por refugiarse en la habitación de Silvano, algo que Angélica y Camila encontraron poco conveniente, pero Damila no les prestó atención.
Angélica se detuvo en la puerta e hizo silencio al notar que Damila hablaba por su móvil.
Angélica juntó las cejas, pero no dijo nada y se asustó mucho cuando vio que repentinamente la chica lanzaba el móvil con ira. Hizo su mejor esfuerzo para calmarla, aunque esto le llevó algún tiempo, pero finalmente lo había logrado justo a tiempo, porque ya iba a servirse el almuerzo.
Damila había tenido un contacto más bien escaso con Fabiano, pero durante el mismo, había decidido que aquel sujeto era la misma clase de amenaza que eran los gemelos Genovesse. Con las cosas así, casi echó a correr cuando el gemelo avanzó con decisión hacia ella, pero no tuvo ocasión, pues este fue más rápido y cuando llegó hasta ella, la sujetó estampándole un sonoro beso en la mejilla y dándole vueltas en el aire a continuación.
Como Kelly estaba más o menos en la misma situación de Damila con respecto a Fabiano, no estaba muy segura de cómo tomarse aquel comentario, y solo le preocupaba la posible reacción de Damila, porque tanto ella como Ángelo estaban perfectamente al tanto de que el detalle de la edad había preocupado mucho a la chica. No obstante, y aunque Ángelo había gritado casi en su oído, lo que realmente la sorprendió a ella, y a casi todos los presentes, fue que antes de que Damila tuviese ocasión de reaccionar de ninguna manera, quien lo hizo fue Giulio.
Lo sorprendente no era su intervención, sino el tono, pues si bien no estaba gritando como habría sido lo usual, el mismo era mortalmente helado. Por un momento y como le sucediese más temprano, Giulio fue lanzado a su infancia y lo único que vio fue a su hermano demasiado cerca de la persona a la que más amaba en el mundo, y tuvo la horrorosa sensación de que podía separarla de él como lo había hecho o lo había intentado tantas veces en su niñez con otros. De manera que el mensaje de sus verdes y tormentosos ojos era absolutamente claro.
Fabiano lució ligeramente sorprendido mientras que Damila aprovechó ese instante, para liberarse de él y acercarse con rapidez a Giulio que la atrajo hacia sí en un claro gesto tanto de protección como de propiedad.
Pasada la breve conmoción pudieron sentarse, y aunque Ángelo había querido sacudir a Biano, Kelly se lo había impedido, así que pudieron almorzar en relativa calma.
La familia de Kelly compartía una característica con la de los Rossi, y era la superproducción de varones y escasas hembras, aunque no así su número, de manera que Santiago tenía dos varones que parecían muy reacios al matrimonio, ya que a sus treinta y cinco y treinta y dos años, seguían obstinadamente solteros. Alejandro tenía igualmente dos varones, pero el mayor sí había contraído matrimonio y era médico igual que su progenitor, pero residía en el exterior a donde se había ido a hacer su especialización y de donde no había vuelto; y el menor que nació casi ocho años después que su hermano, a la fecha tenía 24 años y dos de haberse recibido como arquitecto, vivía en Nueva York desde hacía un año, pero había encontrado el tiempo para asistir a la boda de su prima. Carlos Enrique era el único que había tenido dos hembras y un varón, era divorciado y no había vuelto a contraer matrimonio, aunque sabían que tenía una relación más o menos estable con otra mujer. No obstante, y a pesar de que sus hijas no estaban tan alejadas en edad de Damila, pues habían sido producto de un intento tardío e inconsulto de la esposa de Carlos por salvar su matrimonio, no era que tuviesen una relación muy cercana y de hecho a Damila le costaba mucho congeniar con ellas, porque aquel par de chicas solo pensaba en moda, farándula y chicos. Y en el caso de Javier, el menor de los hermanos de Kelly, y si bien había sido muy serio y dedicado a su profesión, no sucedía lo mismo con su vida personal, y era el incordio de la familia. Le llevaba solo un año a Kelly, y aunque nunca se había casado, sí tenía un hijo a quien nadie veía casi nunca, pues el muchachito que tenía la edad de Iván Damilo, se pasaba la vida vagando por el mundo y ni siquiera estaban muy seguros de que su propio padre lo viese mucho. Sin embargo, aquel curioso personaje había hecho un alto en lo que fuera que hiciese para asistir a la boda de su prima, y a Giulio no le cayó bien de entrada, pues apenas el individuo aquel hizo acto de presencia, Damila corrió a lanzarse en sus brazos. Más adelante, Giulio se enteraría que si bien Fernando, que era el nombre del susodicho, mantenía escaso contacto con su familia, no sucedía lo mismo con su prima pequeña, aunque nadie parecía saber la razón, misma que no era otra más que el hecho de que Fernando se sentía tan alejado de sus parientes como su tía y su prima.