Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 37 Horas de angustia

 

Punta Dorada, julio 2013

En la sección general de informática había una tremenda actividad, pues aunque normalmente trabajaba cada informático en la investigación que estuviese llevando a cabo su grupo o controlando las actividades y el entorno, en el caso de los que vigilaban objetivos particulares, aquel día y siendo que la mayor parte del GA participaba en la misma misión, se habían organizado con rapidez para repartirse las tareas. Adelantaban estudios rápidos de los posibles destinos según lo que estaba indicando el rastreador, controlaban el área datando accidentes geográficos, actividad atmosférica, tráfico aéreo y marítimo, y cualquier otra cosa que pudiese resultar relevante o que los agentes de campo debiesen saber. En casos como este, Mauro y Favio estaban a cargo de monitorear las acciones de los grupos de asalto, pero en esta ocasión y siendo que Favio seguía enfrascado en preparar una emboscada a los Tornattore, y hasta que comenzase la operación en el lugar, Yuri lo estaba supliendo, aunque originalmente él tendría que encargarse de desactivar cualquier sistema de alarma distante que pudiese entorpecer las actividades del GA.

  • Demonios – murmuró Yuri
  • ¿Qué? – preguntó Mauro sin dejar de hacer lo que fuere que estuviese llevando a cabo
  • Hamlet – le contestó él y Mauro maldijo para sus adentros

Los miembros del AF y si no estaban inmersos en ninguna misión específica, estaban autorizados a ir donde quisiesen, y los únicos que tenían prohibición expresa de volver al país eran Damiano y Misael; el último, porque con excepción de la plana mayor del GA, Mauro, Favio y ahora Yuri, todos pensaban que estaba muerto; y en el caso del primero, por razones obvias, y en su caso, la prohibición se extendía a España. No obstante, y si bien Damiano podía pasearse por el mundo si así le apetecía, rara vez abandonaba Isola y casi siempre en compañía de Misael.

Lógicamente ellos estaban al tanto de que aquel día se efectuaba la boda, pero se encontraban en un café de Nueva York, y mientras Damiano se despachaba un pastel con café, Misael estaba flirteando con una joven en la barra, pero se excusó con la chica y sacando lo que ella asumió sería un móvil, se giró y en realidad no regresaría a su lugar, porque después de ver el mensaje, corrió hacia la mesa donde se encontraba su amigo.

  • Andando Szellem – le dijo lanzando unos billetes sobre la mesa y tirando del brazo de su amigo
  • Atessa infelice, non ho finito di… [1]

No obstante, Misael no le prestó atención y ciertamente no le interesaba si había concluido o no y siguió tirando de él, pero como Damiano le sacaba casi una cabeza y era mucho más fornido que él, no era que pudiese moverlo si él no colaboraba, así que decidió agregar algo de información.

  • Tenemos problemas

Como aquella frase era parte de su cotidianidad y una parte que ninguno de ellos desoía o replicaba, Damiano dejó de oponer resistencia y se subieron a sus motocicletas saliendo a escape. Mientras se dirigían al departamento que tenían en la ciudad, Damiano se preguntaba qué nueva desgracia se había cernido sobre la familia y si Misael habría contactado al resto del AF, pero su angustia se multiplicó al recordar el evento de ese día, porque en esas condiciones podía tratarse de cualquier miembro de la familia, ya que todos estarían en el mismo lugar.

Al llegar obviaron el ascensor y subieron en carrera por las escaleras, Misael se fue derecho hacia sus equipos y comenzó a teclear a una velocidad impresionante.

  • Succede Hamlet?

Aunque Misael había protestado mucho por el nombrecito, finalmente había terminado por habituarse.

  • Tenemos un CR [2] en progreso
  • ¿Chi? [3] - preguntó no muy seguro de querer saberlo
  • Objetivo 4

Damiano sintió que el mundo se abría bajo sus pies. Él había sido uno de los primeros en conocer a la para entonces silenciosa bambina, y por su mente estaban pasando diversas escenas vividas al lado de Kelly. Recordó las veces que habían ido a la escuela por algún asunto relacionado con la niña, los malos ratos que había visto pasar a los maestros cuando a juicio de Kelly estaban fastidiando a la niña; las pruebas de vestuario y las carreras en general cuando estaban por poner en escena alguna obra, y por último el derrumbe de la chiquita cuando se notificó el fallecimiento de Giulio. Pero una vez que su memoria hizo aquel rápido paseo, un terror demencial se filtró por sus venas al pensar en Kelly. Si había alguien que conocía de primera mano las posibles consecuencias de aquello en la frágil psiquis de quien aún consideraba su señora, era él, de manera que tuvo la muy urgente necesidad de correr a su lado.

Misael había estado siguiendo las órdenes de Luciano en el sentido de enviar al resto del AF con órdenes muy específicas, y siendo que aquellos chicos estuvieran donde estuvieran, no tenían días, sino momentos relativamente libres, porque no estaban autorizados a dejar sus DTR nunca, no supuso mucho problema para Misael sacarlos de donde estaban.

Erik y Michel solían estar en El Valle, porque en opinión de sus compañeros, y aunque no habían nacido allí, igual parecían considerar a aquel su lugar de origen, y si no estaban en Europa entonces se hallaban allí. Ivo y Diego siempre se hallaban en inmejorable compañía estuvieran donde estuvieran. Y en el caso de los Dallano, donde solían encontrarse era en Punta Dorada, porque aquel par había hecho de aquella su tierra y nadie sabía muy bien por qué a excepción de Silvano y Valentino, que sabían que aquellos dos vivían y morían en las pistas o en las carreras callejeras para desesperación de Valentino que aseguraba que en cualquier momento iban a estrellarse, muy inconvenientemente, contra algún muro. Sin embargo, y teniendo en cuenta el acontecimiento que se llevaba a cabo ese día, y en previsión de cualquier eventualidad, todos se hallaban, si no en lugar de los hechos propiamente dicho, si en la misma ciudad. De modo que Erik y Michel salieron a toda prisa del bar en el que estaban; Ivo y Diego a las que tuvieron que dejar muy a su pesar y sin explicación alguna, fue a las lindas chicas que tenían en sus camas; y en el caso de los Dallano, lo que dejaron fueron sus autos en los que trabajaban con miras a la próxima DR en la que pensaban participar. De manera que unos quince minutos después de haber sido notificados de la novedad, aquellos jovencitos ya se disponían a partir hacia donde les fuese indicado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.