Cap. 52 Cosas pendientes
Punta Dorada, agosto 2013
Por encima de lo que Ángelo pudiese pensar, los Molinaro no representarían el problema que él había esperado, porque después que Camilo habló con sus hijos explicándoles en detalle la situación, los cambios y las normas de seguridad a las que se verían forzados y las posibles consecuencias de no hacerlo, los chicos entendieron y estuvieron dispuestos a adecuarse a la nueva situación de sus vidas. Sin embargo, lo que sorprendería a Ángelo sería la posición de los jóvenes, algo que quedó de manifiesto en cuanto se reunió con ellos.
- Ya les expliqué toda la situación Ángelo – le dijo Camilo cuando él había intentado hacerlo – Ahora solo resta que nos digas cómo debemos proceder
- ¿Se me permite hablar? – preguntó Emilio y tanto su padre como Ángelo lo miraron pero fue el último quien asintió – Como usted sabe, yo terminé mi especialización hace relativamente poco tiempo – y ciertamente Ángelo lo sabía pues había recibido la invitación al acto de grado aunque no había podido asistir – pero incluso antes de eso ya trabajaba en la clínica y he acumulado cierta cantidad de experiencia que pienso podría serles de utilidad aquí
- Sin duda – dijo Ángelo muy contento de no tener que venderle la idea – Poco después de trasladarnos a Punta Dorada adquirimos un clínica que no está mal, pero que le falta mucho para parecerse a la clínica de tu padre, de modo que si estás de acuerdo le diré a Nino que haga los arreglos necesarios… – Ángelo se detuvo al ver que el chico había juntado las cejas y había hecho un leve movimiento negativo – ¿No qué? – preguntó
- No me expliqué con claridad señor Del Piero, cuando dije aquí, me refería a la unidad médica de este lugar, no a una clínica como tal
- ¿Has perdido el juicio? – preguntó Emilia en un tono algo elevado, así que Camilo se apresuró a sujetarle el brazo
Si bien los Molinaro eran de origen italiano, Camilo tenía unas ideas más progresistas pues siempre había pensado que tanto su padre como la mayoría de sus conocidos observaban un comportamiento arcaico, pero precisamente por eso, sabía que era muy mal asunto que su hija exhibiese la libertad de la que había gozado en su entorno frente a un individuo como Ángelo. No obstante, bien fuese porque ya Ángelo estaba habituado a la conducta de su mujer y de Damila, o porque simplemente estaba sorprendido por lo que decía Emilio, que no prestó atención a la chica sino a su hermano haciendo pensar a Camilo que solo actuaba como de costumbre e ignoraba a Emilia por su condición de mujer.
- Veamos si entendí Emilio – estaba diciendo – ¿Estás diciéndome que te gustaría trabajar en las instalaciones del GA?
- Así es señor – le contestó él – Tal vez usted no lo sepa y en realidad no tendría por qué, pero mi especialidad y como dije, les sería de mucha utilidad pues soy un médico de urgencias y creo que éstos sujetos tienen muchas
- No, la verdad es que no son tantas, lo que sucede es que has sido testigo de una situación que afortunadamente no sucede a diario – le aclaró él, y luego de pensarlo un momento agregó – Como ya Camilo les explicó, desde hace más de cien años esta familia está inmersa en una guerra en la que eventualmente somos atacados de la forma que presenciaste, pero el GA es un grupo especializado en la prevención de hechos de esta naturaleza y aunque no pueden evitarlos todos, como dije al inicio no es lo común. Por todo lo anterior, tus habilidades encontrarían poco lugar para la práctica aquí, sin embargo y como dije también, tenemos una clínica que estaría más en concordancia con tu especialidad
Emilio entendió el punto, pero Ángelo era un especialista en evaluar las emociones ajenas y le resultó sencillo entender que por algún motivo aquel chico quería trabajar allí, de manera que tomó nota mental para hablar con Luciano al respecto, pero en este punto recordó las condiciones en las que se encontraba Luciano y tanto la ira como le dolor chocaron violentamente en su interior aunque logró disimular con éxito lo anterior y prosiguió ahora con Camilo que había sido su primera intención.
- Sé lo mucho que has trabajado para hacer de tu clínica el centro de excelencia en atención médica que es hoy día Camilo, y no te estoy pidiendo que la abandones, pero dadas las circunstancias, te propongo invertir tu tiempo, tu experiencia y tu habilidad en hacer de la que tenemos acá algo similar a Sagrado Corazón y con la misma participación accionaria que posees en la tuya. Un equipo especializado se pondrá a tu disposición para elaborar el proyecto de reestructuración que incluya no solo las posibles y casi seguras reformas estructurales que querrás efectuar, sino para elaborar la lista de nuevos equipos que haya que adquirir.
Si bien Camilo se estaba haciendo a la idea de que tendría que permanecer alejado de su centro asistencial por mucho tiempo, no se había planteado qué hacer durante el mismo. No obstante, la mente práctica de Camilo comenzó a hacer cálculos a toda prisa basado en lo que Ángelo acababa de decir, pero aunque él no poseía la grosera fortuna de los Del Piero y la última cosa que habría podido preocuparlo era su situación económica, no estaba muy seguro de estar en capacidad de afrontar una inversión de aquella magnitud, ya que para tener una participación accionaria igual a la que poseía en El Valle, tendría que invertir una gran cantidad de dinero, aunque a la misma velocidad pensó que sin duda los bancos no se negarían a proporcionarle lo que necesitaría teniendo en cuenta su solidez económica.
- De acuerdo – dijo después de ese apresurado análisis – Una vez que me reúna con esas personas y se efectúe el proyecto, lo presentaré a mi asesor financiero para establecer el monto de mi inversión y gestionarla con el banco en caso… – se detuvo al ver que Ángelo levantaba una mano – ¿Qué?
- Si mal no recuerdo, lo único que papá te pidió invertir la vez anterior fueron tus conocimientos y tu trabajo ¿no es así?