Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 34 Notificaciones

 

Punta Dorada, enero-febrero 2014

Después que Luciano cumplió con avisarle a Giulio, se fue a hablar con Ángelo. Como Luciano seguía conservando sus costumbres, no se dirigió al despacho por la entrada principal, sino que utilizó la alternativa, de modo que al llegar al final del pasadizo prestó atención, pero como desde allí apenas si podía percibir el rumor de voces, pidió información.

  • ¿Bite?
  • Está con Antonio Sabatini, Alfredo Rossi, y con un tal Li Chow, el representante de la empresa japonesa.

Luciano hizo un rápido repaso a su archivo mental para ubicar a aquel individuo. Como ya se dijo en una ocasión, la división de informáticos tenía a su cargo diversas investigaciones que abarcaban toda la gama de actividades del consorcio, de modo que si bien Luciano no lo sabía todo como decía Damila, sí se mantenía bien informado a través de las resúmenes que le hacía llegar Mauro, especialmente cuando algo o alguien iba a tener relación directa con algún miembro de la familia. Por lo anterior, era que sabía que la asociación que Ángelo pretendía con aquella empresa, obedecía a su admiración por la distribución de los espacios en las construcciones japonesas. Luciano rio al recordar una discusión que había mantenido el señor abogado con Kelly debido a que ella, por algún motivo que solo Luciano entendía debido a que sustentaba las mismas ideas que ella, parecía odiar con vehemencia cualquier cosa que tuviese que ver con el arte o la cultura oriental, de manera que cuando Ángelo había sugerido hacer un viaje a aquellas tierras, se había desatado el infierno, o al menos para él, pues Kelly esgrimió todo su arsenal y acabó en poco tiempo con la horrorosa idea de visitar aquel lugar.

Una vez que Ángelo había concluido con la reunión, Luciano que había esperado con paciencia, hizo su entrada.

  • ¿Y ahora? – preguntó Ángelo cuando sintió su presencia
  • Me alegra que ya no pienses que quiero matarte de un infarto – dijo él

Ángelo levantó su tormentosa mirada, pues en su opinión, aquel infeliz disfrutaba fastidiándolo, algo que aunque era cierto, no lo era en aquel momento y Luciano solo estaba pensando que la situación con Kelly estaba haciendo que Ángelo retornase a sus antiguas costumbres y las mismas incluían no sorprenderse al verlo llegar de forma inopinada.

  • Tenemos a Rosella – soltó sin mayores preámbulos
  • Y solo quiero que me avises cuando deje de existir – dijo él en tono helado
  • Bien, pero debes prepararte para mentir con convicción, porque en breve vas a recibir la noticia de su desaparición, y deben creer en tu consternación
  • Escúchame muchachito…
  • No, escúchame tú a mí – lo interrumpió – Todos tus parientes cercanos o lejanos, saben que tienes la necia manía de sentirte responsable por todas las catástrofes que suceden, y aunque en esta ocasión ciertamente lo eres, lo que no podrás es fingir una pena que estás muy lejos de sentir. Por todo lo antes expuesto, es que pienso que no puedes hablar con Don Mariano…
  • ¿Disculpa? – preguntó, pero Luciano no preció prestarle atención sino que continuó
  • … y es por eso que lo haré yo – concluyó, y aunque Ángelo abrió y cerró la boca varias veces, demoró un poco más de lo usual en articular lo que estaba pensando
  • Es inútil preguntar si has perdido el juicio, porque en realidad no es que hayas tenido mucho alguna vez, pero digas lo que digas, no puedo evadir esa conversación
  • AG, estoy de acuerdo con Ika en muchas cosas con relación a tu persona, pero en la que definitivamente no, es en que seas un buen mentiroso por muy abogado que seas, o al menos no lo eres para este tipo de cosas. Así que por unos desagradables momentos, yo voy a ser tú
  • ¿Qué? – preguntó, pero una vez que Luciano expuso en forma sucinta su plan, comenzó a gritarlo de tal modo que Alessandro tuvo que ser detenido por Piero cuando intentó entrar a ver qué le sucedía – ¡No hay manera de que te hagas pasar por mí, grandísimo infeliz! – concluyó
  • ¿De veras? – preguntó en tono burlón – Creo que solo bastaría con ponerme a gritarle a todo el mundo, aunque afortunadamente la ocasión no va a ameritarlo
  • ¡Yo no soy Giulio!
  • Créeme que por mucho que se parezcan, es algo que tengo clarísimo – le dijo y Ángelo se llevó la mano a la cabeza
  • No voy a permitirte hacer esta necedad
  • La cuestión es, que no puedes impedírmelo – lo contradijo y levantó el móvil que comenzó a repicar y atendió – Presto

Aunque Ángelo conocía bien aquella habilidad de Luciano, no le sentó nada bien escuchar su propia voz en boca de aquel desquiciado, apartando el hecho de que resultaba sumamente extraño.

  • Es posible que puedas imitar mi voz con cierto nivel de éxito –dijo haciéndolo reír, porque cierto nivel era una descripción muy pobre del éxito – pero no supondrás que voy a hablar de esto por teléfono con Mariano Argento
  • Y no lo harás, porque apenas te enteres de lo sucedido, volarás a El Valle y te entrevistarás no solo con él, sino con todos los demás
  • Deja de decir estupideces, esto no se puede y…
  • Créeme AG, se puede




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