Punta Dorada, septiembre 2017
Una vez que Silvano tranquilizó a Damila, bajó a toda prisa pero no para abandonar la casa, sino para poder hablar sin ser escuchado por ella.
Silvano se tranquilizó pues él era un Alfa y sabía que había momentos en los que en verdad era imposible establecer algunas comunicaciones. Mucho más tarde entró de nuevo a la habitación de los niños y vio que los dos chicos ya estaban dormidos mientras que la gemela seguía despierta y con un libro de láminas en las manos, así que la sacó de la cuna y fue a sentarse en un sillón.
Aunque Silvano siempre había sido consciente de que a pesar de que él era el padrino de la gemela, ella había desarrollado un enorme apego a Luciano, fue en ese momento que se sintió furioso por ello, pero se controló lo mejor que pudo y comenzó a hablarle de mil cosas hasta que al final y siendo alrededor de las tres de la mañana, la chiquita fue vencida por el sueño. Él la colocó en la cuna con cuidado y aun estuvo un rato más allí antes de irse a su habitación.
Durante los dos siguientes días las cosas no variaron mucho y ya todos comenzaban a preocuparse seriamente, pues como era lógico, habían notado la actitud de la niña, pero las cosas empeoraron porque la gemela comenzó a rechazar también la comida, y lo único que medio comía y eso con mucho esfuerzo, era helado. Silvano trató de recabar la ayuda de Franco que era quien desde siempre conseguía casi cualquier cosa de Pierangeli, pero aquel personaje parecía del mismo humor que la niña, aunque por otros motivos, mismos que estaban relacionados con el mismo personaje, de modo que con las cosas así, Silvano perdió la paciencia.
Para extrañeza de los que escuchaban, Silvano no dijo nada, o al menos no a él, porque se fue derecho a la habitación de los niños.
Sin embargo, la gemela debió concluir que ya no significaba lo mismo para él que para ella, porque después de unos minutos, se giró de nuevo y recostó la cabeza en el sillón. Silvano comenzó a pasearse por la habitación y los niños pensaron que estaba jugando y comenzaron a seguirlo y a reír, pero cuando él estaba a punto de decir quién sabía qué, se abrió la puerta dando paso al personaje que tenía armado todo aquel lío.
Pero un minuto después, la niña se había aferrado a su cuello y parecía a punto de asfixiarlo.
No obstante, le tomaría un tiempo larguísimo lograr que la niña se tranquilizase, y aunque la habitación se llenó, pues todos los chicos habían ido en cuanto Emiliano les había avisado que Lucky había llegado, y también se presentaron Giulio, Damila y Kelly, la gemela no le permitió moverse ni hablar con nadie hasta mucho después.
Aunque no comería mucho, Angélica estaba tan contenta de que por lo menos comiese algo, que comenzó a llenar de besos a Luciano causando la escandalosa hilaridad de Fredo.
Pero aquel incordio ignoró la advertencia tal vez pensando que cualquier castigo valía la pena por lo que estaba viendo.
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Editado: 28.07.2022