Módena, septiembre 2018
Ruffini había descendido de su auto al mismo tiempo que lo hacía Freni, pero cuando estaba a punto de hablar, escucharon la explosión y ambos se giraron.
No obstante, y siendo que Freni era mucho más desconfiado que Ruffini, tenía prisa por hacer la entrega.
Luciano había estado recibiendo los informes de sus compañeros en cuanto al número y posición de los hombres de los dos rufianes, mientras él los vigilaba a ellos y se iba aproximando, así que en cuanto escuchó que Freni le gritaba a Ruffini, él dio la orden.
Repentinamente la plaza pareció encenderse y la gente comenzó a gritar mientras Damiano, Ivo y Diego les gritaban que se tirasen al piso. Entre tanto, los que se habían posicionado en las alturas, habían efectuado los primeros y precisos disparos poniendo fuera de combate a la primera línea y que consideraban más problemática, permitiendo así que Luciano y Silvano avanzasen con relativa seguridad. Daiki por su parte, había corrido hacia el camión donde estaba la mercancía, deslizándose por debajo del mismo.
Astor había bajado a toda prisa de donde estaba, con Fabiano cubriendo su carrera, y se dirigía hacia el vehículo en cuestión. Dante y Paulo también habían abandonado su posición y ahora corrían hacia el mismo lugar; Dante le hizo señas a Paulo indicándole que él iba hacia el otro lado del vehículo.
Entre tanto y como todo se había desarrollado en forma paralela, Luciano y Silvano escucharon que Freni le gritaba a Ruffini.
En ese momento ambos fueron lanzados al piso por sus guardaespaldas, pues habían visto lo que ellos no, es decir, que se acercaban Luciano y Silvano.
Luciano obedeció al igual que Silvano, pero todos vieron con claridad que Luciano había sido alcanzado.
En Punta Dorada y siendo que Giulio y Fredo estaban viendo todo a través de las MC, los informáticos escucharon la groserísima maldición de Giulio junto con una orden.
No obstante, en casos como aquel, los miembros del equipo y eso incluía a los informáticos que en cualquier caso eran los que lo habían escuchado, solo obedecían al jefe de la operación, y suponiendo que Luciano hubiese caído, era Dante quien daba las órdenes.
Carmelo ya le había metido un disparo en la frente al que le había disparado a Luciano, mientras que Silvano había alcanzado a Ruffini.
Entre tanto, Valentino había interceptado al helicóptero, pero tuvo algunas dificultades para convencer al tripulante de la nave de retroceder, pero cuando finalmente lo consiguió y una vez que lo sacó de la zona urbana, sonrió.
Sin embargo, cuando estaba a punto de informar de esto a Luciano, escuchó que esté había sido alcanzado y todo su sistema nervioso pareció colapsar.
Aquello no era necesario que lo dijese, pues ya él iba a toda marcha hacia allá. Pero como siempre y atendiendo a la ley de probabilidades, las cosas iban a complicarse.
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Editado: 28.07.2022