Destino o Casualidad

Capítulo 10

Despierto por un ruido incesante en la puerta, tardo un segundo en darme cuenta que están llamando. Me levanto y me colocó una bata para cubrirme, camino por el pasillo y me acerco abro, entonces Elena entra como un tornado.

-Pero en que estabas pensando, sabes lo preocupada que estaba por ti. No me contestas el celular, que conste que no se para que lo tienes, ayer te fuiste de la cena sin avisar, quieres que me muera de la preocupación.

- Calmete por Dios santo, no ves que estoy bien, calma tus nervios y dime ¿por qué demonios vienes tan temprano a despertarme?- Se ríe sarcasticamente.

- Estas de broma verdad. ¿Sabes que hora es?- alzó una ceja, porque no entiendo nada- son las once de la mañana Elizabeth.

- Es en serio- salgo corriendo a tomar mi telefono, lo veo y me doy cuenta que tengo 21 llamadas pérdidas, 20 de Elena y una de un número desconocido. No me interesa así que miro la hora para asegurarme de que Elena está en lo cierto- por Dios santo si son las once, como pude dormir tanto- me agarró mi cara y la estrujo con mis manos, nunca había dormido tanto tiempo.

- Ahora dime por qué no me habías respondido las llamadas. Por cierto feliz navidad- dice mientas cruza los brazos y se coloca seria.

- Bueno al parecer mi celular estaba en silencio, lo siento si y feliz navidad.

- Lo sientes, siempre es lo mismo contigo. Nunca me avisas nada y haces que me preocupe. Hasta cuando vas a ser asi- su drama es digno de un Oscar de verdad- eres muy cruel con tu amiga- y hace puchero.

- Bueno Elena ya te dije que lo siento. No era mi intención irme sin avisar- (mentirosa, dice mi conciencia)- pero tu estabas muy ocupada como para interrumpir, además si te decía que me iba te hubieses ido conmigo y después me lo echarías en cara por siempre, así que para evitar todo eso no te dije. Y lo de mi teléfono, vale no sabía que estaba en silencio asi que no es mi culpa- termino de hablar esperando que Elena no diga más.

- Esta bien, te perdono porque soy muy buena amiga- no puedo evitar colocar los ojos en blanco- lo que si no me esperaba era encontrarte dormida, tu no eres de esas personas que duermen hasta tarde.

- Si lo se, ni yo me lo creo. Pero bueno ya desperté así que me voy a lavar los diente, permiso- camino a mi habitación y Elena grita desde la cocina.

- Te importaría si utilizo tu cocina, no he comido y imagino que tu tampoco así que haré algo para las dos.

- Si has lo que quieras, pero no quemes la cocina.

- Ja ja ja, muy graciosa- me rio entre dientes, no puedo evitarlo a ella se le quema hasta el agua. Me dirijo al baño, lavo mi cara tomó mi cepillo y le colocó crema dental. Mientras me cepillo me miro al espejo y no puedo evitar pensar en la noche de ayer, lo del beso y todo lo que sucedió después (eres masoquista) como siempre tan impertinente. Termino de lavar mis dientes y salgo me dirijo a mi guardarropa. No tengo mucho que escoger así que elijo unos vaqueros y una camisa holgada, bendita sean las camisas holgada, como me gustan. Ya estoy lista así que salgo de mi habitación.

- Ya veo que aún no has prendido fuego a todo- bromeó con Elena. Me saca la lengua lo cual es un gesto muy aniñado.

- Toma asiento, antes de que le eche veneno a tu comida- dice bromeando. Me siento en el taburete y ella coloca un plato encima de la mesa que tiene tostadas y huevos revueltos. Además de jugo de naranja.

- Tu no tomas café así que para que te sirvo. No sabes de lo que te pierdes de verdad- se siente a mi lado, toma su tostada y la mete a su boca- ayer me la pase grandioso con Santiago, es todo un caballero.

- Si seguro, que preferiste estar con el y dejarme sola.

- Claro que no, tu estabas con Alejandro, por cierto te vi bailar con él y luego desaparecieron- no puedo evitar ahogarse, de verdad se dio cuenta de eso.

- Bueno sólo lo hizo por amabilidad, seguro le dio pena verme sentada sin compañía en la mesa- digo sin mucho ánimos agarrando otra tostada con huevo.

- Porque será que no te creo. Ustedes dos traen algo y yo lo averiguare.

- No te inventes una novela donde no la hay- digo para que deje el tema- acaso no te das cuenta que a él no se le acerca ni una mosca sin su concentimiento. Que te hace pensar que se fijaria en mí.

- He visto como te observa cuando piensa que nadie lo está observando a él. 

- Deja de decir tonterías- digo quitándole una tostada.

- Basta son mías, no me las quites.

- Jajajajaja. Pues pon atención si no quieres que te quite otra- ella aparta el plato para un lado evitando que yo las yo las tome.

- ¿Qué quieres hacer ahora?- dice mientras terminamos de arreglar la cocina.

- No lo se. Quizás vea una serie o película. ¿Tu qué harás?.

- Irme a mi casa a dormir, yo no tengo la suerte de que mi turno sea en la tarde.

- Porque será que no te creo que vallas a dormir. Tú nunca te acuestas temprano, así tengas que pararte temprano.

- Esta vez lo haré. Estoy agotada- hace una expresión exagerada.

- Si bueno te daré el beneficio de la duda- digo haciéndole cosquillas.

- Ya basta eso no me gusta- no puedo evitar reirme.

- Jajajajaja. Esta Bien, eres una floja.

- Te luces porque no tienes cosquillas, pero créeme que daré con ese lugar y te haré sufrir- dice señalandome con el dedo.




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