Destino O Casualidad

CAPÍTULO 2 - Descubriendo mis sentimientos:

Pasaron los días y también las semanas, al haber pasado las semanas hubo cambios en mi rutina de siempre, en vez de ver películas con mis abuelos estaba de tutora en la casa de José Luis enseñándole matemáticas básica a Mariana una niña de ojos claros, el color de su piel era blanca como la nieve y su sonrisa era llena de alegría, la verdad me gustaba estar con esa niña ya que su alegría la transmitía muy bien.

-(Karen) Y dime cuanto es 8x8.

-(Mariana) 64.

-(Karen) Entonces que sigue hay.

-(Mariana) Le sumó ocho más y me da el resultado de 8x9.

-(Karen) Exacto; bien hecho pequeña sigamos con el resto de las multiplicaciones.

-(Mariana) Oye que es el amor.

-(Karen) Mmm, porque esa pregunta peque.

-(Mariana) Porque mis hermanos dicen que el amor es malo, que nunca me voy a enamorar ya que voy a terminar muy mal.

-(Karen) Pues déjame decirte que tus hermanos están muy equivocados.

-(Mariana) ¿Equivocados?

-(Karen) sí.

-(Mariana) ¿Por qué?

-(Karen) Porque el amor es una sensación que nos puede hacer felices.

-(Mariana) pero yo ya soy feliz.

-(Karen) si eso lo veo pequé pero este tipo de amor nos va a brindar seguridad, nos dará confianza, amistad, apoyo, cariño y muchas cosas más.

-(Mariana) Entonces ya me quiero enamorar para sentir todo eso.

-(Karen) jajaja, no pequé tú tienes que esperar a que él llegue.

-(Mariana) y cómo sabré cuándo llegue.

-(Karen) no lo haces el simplemente llega sin avisar.

Después de esa pregunta, mi mente viajó a ese momento de nuevo donde estaba aquel muchacho de sonrisa deprimida, pero Mariana me hizo volver a donde estábamos, después de haberle enseñado hartas matemáticas a Mariana le empecé a tocar una melodía con mi guitarra a la niña para que nos divertiremos un rato, y de paso le estaba enseñándole a tocar la guitarra, cuando ya eran las 6:00 pm empecé a recoger mis cosas para irme; ya que había quedado en un acuerdo con José Luis que a las 6 ya no debía estar en su casa, yo no sabía la razón del porqué no, pero de igual forma estaba de acuerdo con eso e igual no me molestaba ese acuerdo. De repente sonó mi celular, vi quien me estaba marcando; era mi abuela, contesté; me estaba avisando que no importaba si llegaba tarde ya que saldrían de viaje a Bucaramanga donde mi tía Sandra, de ahí se fue un poco el tiempo y cuando colgué vi una figura alta al frente mío alce la mirada y era aquel chico que me había ayudado pero vestía diferente, tenía un buzo ancho de un color azul claro, una sudadera negra y unas zapatillas blancas; en ese momento me quede paralizada, empecé a sentirme nerviosa e insegura, me empezaron a sudar las manos, no podía pronunciar ni un hola parecía como si fuera una niña pequeña que apenas entra a un nuevo colegio y la timidez y los nervios no la dejan hablar ni presentarse. Mariana por su parte tenía la maleta de mi guitarra ya lista para que pudiera irme a casa.

 




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