Llego a mi casa con el corazón a mil por hora.
—Te quiero Aran, te quiero mucho —me dice y me da un abrazo escondiendo su rostro entre mi pecho
Entro y veo a mi padre discutiendo con Efraín, me escondo en una de las columnas para poder escuchar de lo que hablan.
—No debiste ayudarlo en esa tontería —dice mi padre y parece molesto
—No lo vi mal William, es solo un chiquillo de 18 años —le dice Efraín
Mi padre se despeina con los dedos y parece nervioso.
—¿Qué crees que pasara cuando ambos se digan la verdad? Mi hijo no puede estar con una chica como ella —dice mi padre y siento todo mi cuerpo tensarse.
Se que están hablando de Mia, Efraín era el único que sabia sobre eso. Pero ¿Quién se lo abra dicho a mi padre?
—Mira William, Aran ya es un chico hecho y derecho no te metas mas en su vida porque bastante ya la has jodido —dice Efraín algo cansado.
Veo como Efraín sale por la otra puerta y en eso aparece mi madre.
—Te lo dije, te dije que esto pasaría tarde o temprano —dice mi madre y parece que esta ¿llorando?
—Yo también la quiero Rossie, el solo saber lo que le paso a esa pequeña me mata, pero no por eso puedo dejar que mi hijo desperdicie su vida, simplemente no puedo —dice mi padre y no lo entiendo, se contradice a si mismo con cada palabra que sale de su boca.
—Yo entiendo a Aran, Mia fue su única amiga durante mucho tiempo, cuando se separaron él ya conocía lo que significaba el amor sin aun saberlo exactamente. —dice mi madre
Quiero salir a decirles a ambos que no em importa lo que piensan, que no me importa si creen que Mia no es para mí, lo que sienta me basta y me sobra.
—No te metas en esa bonita amistad que tienen ambos, no dañes a nuestro hijo mas de lo que ya esta —le dice mi madre
Mi padre suspira fuerte y habla.
—Mia fue la hija que nunca tuve, me dolió dejarla en ese lugar tan feo y ahora enterarme lo que le paso me duele, aunque no lo creas. Puede que sea duro, insensible, pero ella entro al fondo de mi corazón con esas pequeñas rimas que hacía cada dos por tres. —dice mi padre y deja a mi madre en el vestíbulo.
Espero a que mi madre se retire para poder entrar como si nunca hubiera escuchado nada.
Subo a mi habitación y me cambio de ropa. Mi puerta suena y mi madre habla.
—Hijo, ¿podemos hablar? —pregunta detrás de la puerta
—Adelante madre —le digo mientras doblo la ropa usada
—Se porque vas al refugio y no estoy para decirte que no vayas. Solo quiero que estes bien y que no te estreses, angusties o deprimas por cada cosa que te enteres de ella. No es fácil, yo la quiero igual o mas que tú y me duele ver que ella es tan reservada hasta conmigo a pesar de todo lo que pasamos juntas. —me dice mi madre y ella llora
Me acerco a abrazarla y poder limpiar sus lágrimas.
—La quiero madre, Mía es el único rastro de pureza que puedo encontrar en mi vida, sin ella estoy perdido y lo se desde que la conozco, desde el momento en que la vi, desde ese día que mi padre fue a su casa porque su madre estaba golpeada, desde el primer día que ella se quedo en casa…desde ese día se que ella era importante para mí. —le digo y mi madre me da una sonrisa bonita
—Lo se. Ojalá el destino los quiera juntos hijo, ojalá los quiera juntos —me dice ella y después del ultimo abrazo sale de mi habitación.
Termino de ordenar la ropa y salgo a cenar con mi madre y con mi padre.
—Ya no te veo tan seguido padre, últimamente estas muy ocupado —le digo
—Algo así Aran, pero cuéntame ¿Cómo vas con las clases? —me pregunta y solo le doy una sonrisa forzada
—Bien.
No agrego anda mas porque no es un tema que me gusta tocar y aun con él. Mi padre sabia que yo no quería ser abogado, pero su obsesión por que yo estudiara eso me llevo a tomar esa decisión.
—¿Ya decidiste con quien iras al viaje que te regalo tu padre? —me pregunta mi madre
—Si, pero aun no se si acepte —digo y ellos asienten
La cena la pasamos contando cosas triviales de nuestro día a día hasta que cada uno sube a sus respectivas habitaciones.
—Hasta mañana —me despido y cierro la puerta de mi habitación.
Lavo mis dientes y mi rostro para tirarme a la cama y dormirme en un nanosegundo.
La alarma suena y suena hasta que me digno a apagarla.
¿No les pasa que duermen horas y solo sienten que han pasado 5 minutos? Pues a mi si y muchas veces.
Me levanto de la cama y me doy una ducha para quitarme la pereza del cuero, me cambio y salgo a desayunar.
—Hoy has madrugado niño —me dice mi nana
—No me lo recuerdes nana que aun siento que solo he dormido 5 minutos —le digo y ella se ríe
—Estos niños de ahora no saben lo que es madrugar de verdad. En mis tiempos las madres nos despertaban a las 5 de la mañana para lavar la ropa acumulada, para preparar el desayuno y darle de comer a los animales —me dice mi nana y la interrumpo
—Mismo ciclo, pero distintas épocas —le digo y ella asiente
—Nada mejor dicho mi niño, ahora si desayuna que se te hace tarde —me dice y ella sigue haciendo sus quehaceres
Termino el desayuno y lavo lo que use antes de salir para la universidad.
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—Hola —la saludo y ella da un respingón
—Me has asustado —me dice ella y hace morritos
—Te ves tierna así —le digo y ella me da mala cara
—A ti todo te parece tierno —me dice y se voltea.
—¿Qué estudias? —pregunto
—Literatura —me dice sin muchos ánimos
—Se ve que te encanta el curso —digo sarcástico
—Uy si, no ves que tengo una sonrisa de oreja a oreja —me dice ella
Me rio y veo su tema.
«Poemas»
Ella lee uno detrás de otro y no siento el sentimiento de las letras.
—Debes ponerle sentimiento a lo que lees, no puedes simplemente leerlo como si fuera un texto. Debes darle énfasis, emoción, dulzura, anhelo, debes ponerle sentimiento.
#20026 en Novela romántica
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Editado: 01.04.2023