Capítulo 6

El vestido que Lana eligió era un vestido azul royal, largo, sin tirantes, que resaltaba el color de mi piel; y su escote en forma de corazón, con pequeños brillos en medio, remarcaba mi figura. La tela se ajustaba sobre mis costillas y luego caía sedosa sobre mis piernas, dándole un toque elegante.

Había combinado perfectamente el vestido con un bolso estilo sobre del mismo tono, unos pendientes largos y plateados con un diseño de flores de cristal y un brazalete que hacía juego. El anillo era de oro blanco con pequeños diamantes alrededor del aro y uno grande en el centro.

Llevaba mi cabello trenzado desde adelante, hasta mi nuca y recogido en una pequeña rosca baja; mis ojos estaban maquillados con sombras azul eléctrico, que los hacia ver más grandes y mis labios pintados de rosa, llamaban toda la atención.

Las zapatillas plateadas tenían cristales en las tiras y por último, las uñas daban el toque final, pintadas de rosa con detalles plateados.

─Barbie ─Kean llamó desde la habitación.

Sonreí, dándole un último vistazo al anillo y salí del vestidor.

─ ¿O debería decirte Felicity aquí? ─él continuó─. Como sea, tienes cinco minutos para... ─se detuvo al verme─. ¡Vaya!

─ ¿Qué?

─Luces increíble.

─Oh ─me sonrojé─. Gracias ─acomodé un mechón detrás de mí oreja y le sonreí─. Traté de hacer un milagro conmigo y esto fue lo que quedó.

Kean tomó mi mano y me dio una vuelta.

─Hiciste un buen trabajo.

Volví a sonreír y me lo quedé observando unos segundos, él lucía extremadamente apuesto en su traje.

─ ¿Barbie? ─llamó mi atención.

─Ah, sí, creo que el llamarme Felicity aquí no hará que corra ningún riesgo, al fin y al cabo todo el mundo me conoce.

O algo así.

─Bien, Fizzy ─sonrió─. ¿Estás segura de que quieres ir?

─Por supuesto ─le dije emocionada─. Vamos a ser la envidia de todos.

Kean y yo agarramos un taxi que nos llevó directo a la mansión Harris, llegando justo a tiempo para la recepción.

A la entrada entregamos la invitación y nos dirigieron hasta el jardín trasero, el cual estaba transformado en un lugar digno de una boda. Había mesas con manteles blancos y adornos en el centro. La mesa de los novios tenía un enorme pastel de cinco pisos cuadrados, blancos con ramificaciones en negro, y detalles en rojo. Rojo sangre.

Todos los invitados estaban hablando con una copa del champagne más caro, y ahí, en el centro, estaban ellos. El señor y la señora Harris.

Me dio un escalofrió.

Él lucía feliz, y a pesar que estaba segura de que todo esto era una farsa, me dolía.

Los ojos verdes de ella reflejaban la misma expresión de felicidad mientras agradecía las felicitaciones de los invitados, llevando un vestido color marfil de encaje con corte sirena, una cinta de seda color champagne a modo de cinturón que remarcaba su fina cintura, escote corazón, cola capilla y mangas cortas de una tela transparente. El vestido estaba adornado con encaje, abalorio, fajas y cintas. El detalle final eran unas cintas a modo de cordones en la espalda y con su maquillaje natural y su cabello recogido en un moño trenzado, debía aceptar que lucía hermosa. No como mi madre, pero no podía pensar en ningún comentario negativo hacia ella. Parecía agradable. Siempre sonriendo.

Seguía manteniendo mi mirada fija en ellos cuando Kean habló, mirando en la misma dirección que yo.

─Me pregunto cuándo vas a enloquecer.

─No lo haré.

En realidad ya lo hice, pero nunca lo admitiré.

Lo pude ver encogerse de hombros.

─Yo lo haría ─dijo.

Regresé a mirarlo con una ceja levantada.

─Solo lo necesario ─aclaró.

─Créeme, no me quieres ver descontrolada.

Su rostro se iluminó.

─Quizás en otro lugar.

─ ¿Se me está insinuando, agente Austin? ─levanté una ceja hacia él.

─Si dijera que sí, ¿aceptaría un trago mío, señorita Harris?

Una vez dije que si tuviera otra vida hubiese aceptado un trago de Kean, pero estoy tan cansada de todo que solo quiero fingir que no soy quien realmente soy y disfrutar estar en la compañía de alguien por primera vez en mucho tiempo.