Destinos entrelazados: El Alfa y la Omega

¿Quién es ese tal Bastri?

ndido en la nada.

Una risa burlona brotó de entre sus labios sin dudas mis palabras resultaron ser nada ante su persona y como si nada valga la redundancia, continuó su marcha en dirección fija a donde en definitiva aquel caminaba.

Algunos segundos más fueron más que suficientes hasta que llegamos a su destino el cual no era más que un claro en medio del lecho que da acceso al mirador quien encuentra alejado del bar por unos cuantos metros fue a donde me condujo.

Una vez allí tras llegar a orillas de un vehículo que en todo caso se encontraba encendido detuvo finalmente su andar.

— Lista pequeñuela hemos llegado — aquel increpó mientras me miraba a la cara manteniendo ante todo un aire evidente de pedantería que podía ser fácilmente confundido con caballerosidad.

Yo por mi parte guarde silencio y solo me dedique a mantenerme serena sobre todo atenta respecto a lo que él hacía.

Así fue entonces como terminé fijando mis ojos completamente en su persona ante su mirada seductora y quien con gran delicadeza una vez se encontraba listo me hizo descender desde donde me mantenía sujeta mientras me sostenía por la cintura guiando mi cuerpo despacio hasta que mis pies llegasen a tocar finalmente el asfalto.

En tanto aquel buscaba de forma evidente el mantenerme aun cercana a su cuerpo a la vez que me veía directo a los ojos.

Como aun me mantenía fija en su persona me dedique a descifrar por primera vez su ser así fue que se me hizo fácil el conocer el color de sus ojos marrones y seductores, la sutil barba que cubría sus mejillas, sus labios carnosos en un leve tono caramelo tentación que me llamaban abiertamente a ser probados, haciendo que todo, absolutamente todo de su persona llamara mi completa atención.

Ahora también y de igual forma tras encontrarme ya cerca de él no pude evitar notar su imponente estatura la cual era difícil de no ver pues podría decir que al igual que Lyall ambos rondan probablemente el mismo tamaño mientras que yo como una simple pulga abrazada a él me mantenía.

La mayor sorpresa me la lleve una vez que me encontraba aun unida a él, por primera vez llegué a distinguir su tonificado y marcado torso que para aquel momento se encontraba completamente descubierto.

Aunque he de admitir de una forma consciente que probablemente conocía la razón del porque no llevaba prenda alguna pues sería demasiada casualidad que simplemente se encontrase pasando por allí.

Sin poder evitarlo clavé mis ojos en su cuerpo y como cual reacción involuntaria eleve mi mano derecha, con delicadeza la acerque hasta a él y con un solo movimiento de arriba hacia abajo froté mis dedos a lo largo y ancho de su pecho seducida por su encanto cosa que aquel sin dudas disfruto pues no muy bien vio mi reacción formo una sonrisa llena de satisfacción.

Imagino que de igual forma y por obra de sus manos que un acto perverso tomó vida ante mí el cual hizo que me avergonzara como nunca en mi vida, pues tras llevar mi vista al suelo guiada por la curiosidad misma me tropecé con lo jamás visto por mi persona.

La verdad fue algo que no pude evitar puesto que nuestros ojos son por demás decir intrusos y/o curiosos terminé enfrentándome con la imagen más desconcertante que había podido llegar a contemplar pues como si nada aquel hombre se zarandeaba justo como Dios le trajo al mundo completamente sin ropa que cubriera su desnudez, mostrando como si le diera lo mismo sus tan dotados atributos.

Sin tardar el calor me dominó y el cual subió con gran fuerza al recorrer mi cuerpo desde la punta de mis pies hasta lo alto de mi cabeza tomando no solo mis expresiones, sino que, también dominó mi comportamiento tras contemplarla de tal manera.

Así que como si de un movimiento involuntario y en automático se tratase cubrí mis ojos, di una media vuelta y termine apartándome completamente de él.

— No hubiera sido mejor que antes de tomarme en brazos que por lo menos un pantalón te hubieras colocado.

Aquel hombre como cual juego mis palabras se las había tomado pues no muy bien me escuchó se echó a reír.

— En realidad no se suponía que me vieras así, simplemente te subiría en el auto hasta que la chica y tú estuvieran cómodas y luego de que despertaran, Lyall las llevaría a casa, pero tú no me has dado ni la más mínima oportunidad de completar mi tarea.

— ¡La chica! Cual chica — dije ante la evidente confusión que en mi se produjo.

— Tan rápido le olvidaste, pues la que se encontraba contigo — por un momento se quedó en silenció lo que daba la impresión de que se encontraba pensando hasta que de nuevo dijo.

— Ummm, si no mal recuerdo Lina es su nombre.

Aparentemente tras la impresión de ver a aquel hombre mi mente término descompuesta y curiosamente me olvide de la parte que incluía a Lina, valla dilema surgió tras mi consciencia de nuevo hacer sinapsis y recordar la razón de por qué me había desmayado en aquel momento.

— ¡Lina! — con pánico repliqué su nombre.

— Ahora si le recuerdas.

— Deja la necedad ¿Dónde está? Dímelo de una buena vez.

Vaya que, si soy distraída a veces, puesto que tras pronunciar aquella pregunta terminé girando mi cuerpo hacia él una vez más y de nuevo me encontré admirando su completa desnudez.

— ¡Ahss! Ya vístete por favor — replique nuevamente tras darme bruscamente la vuelta.

— ¿Qué sucede no te gusta lo que ves?

— Eres un tonto, mejor cállate y dime de una buen buena vez dónde está ella.

Aunque realice cuál sencilla pregunta de su boca no salió nada y allí simplemente permanecía mudo.

En silencio yo permanecía inocentemente aguardando su respuesta sin saber que en su cabeza se habían formado otros planes y no fue hasta que de forma descarada que aquel se acercó a mi como cual cobarde atacando directo por la espalda que finalmente le escuche decir.




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