Destinos entrelazados: El Alfa y la Omega

Ubicación el mirador (Dominieck habla de lo sucedido a Emma)

Pensé que finalmente aquel horrible día terminaría, añoraba tanto tener paz, mi mente y mi cuerpo lo necesitaban con extremada urgencia.

Estaba listo para irme y regresar a casa, tenía pensado llegar, cenar con un buen y jugoso trozo de carne hecho por las manos de la señora Zoe mi ama de llaves, n no obstante siendo de forma muy probablemente tras la cena terminaría tomando algo de vino, me daría una buena ducha y me iría a la cama.

Aunque no, para nada fue así, de más de una forma aquella noche me estaba dando señales evidentes de que sería de por más decir que extremadamente larga y que no me daría tregua alguna.

Ante todo, ya estábamos terminando de organizar todo para finalmente marcharnos, ustedes ya se habían retirado junto con Lyall y Bazili siendo que probablemente ya se encontraría no muy lejanos a la ciudad.

Gurel una vez que despertó incluso ya había sido cuestionado y puesto bajo contingencia cuando de la nada se empezó a sentir un enorme alboroto.

El sonido de lo más parecido a un batallón empezó a elevarse por aquella subida da a lo alto de aquella área mientras resonaba con fuerza entre los árboles a medida que se acercaban, cientos de vehículos empezaron a subir por el sendero con gran prisa.

Los sonidos de los motores se adueñaban del eco que rodea el mirador dando la impresión de que una colmena completa de abejas se preparaba para atacarnos con sus fuertes aguijones.

Los betas que se encontraban conmigo no tardaron en notar el incomodo aire tétrico y tormentoso que rodeo todo espacio, algo no andaba bien y sin dudas aquellos se percataron de ello.

Monoe el mayor de los cinco betas que junto a mí se encontraban en aquel momento se acomodó justo al centro representando su papel como líder, beta superior al mando luego de Lyall, mientras que a los costados se encontraban los demás sus cuatro hermanos Shoul y Touanm a la izquierda y Balash e Ikel a la derecha respectivamente.

— Señor por favor quédese detrás nuestro — comentó al tiempo que guardaba la calma.

Con cual actitud relajada al frente aquel como líder se mantenía, firme y derecho en su posición a esperas de lo que fuera que se avecinaba, su confianza me producía sosiego y sin dudas me llenaba de calma.

Allí con tranquilidad aguardamos a que aquellos quienes fueran hicieran presencia, tenía más que nada curiosidad por saber de quienes se trataban y como si no hubiese pasado nada quietos nos manteníamos.

Desde detrás de nosotros entre los árboles se comenzó a sentir un intenso movimiento proveniente de los lobos que aún se mantenían ocultos, los rastreadores aún se encontraban al asecho vigilantes y atento por lo que sabía que sin dudas aquellos se mantenían vigilando el lugar.

Desde entre la espesura gruñidos se empezaron a escuchar pues los vigilantes se encontraban inquietos, pero nadie decía una palabra aun hasta que se escuchó un...

¡Fiuuuuuuu!

Un silbido de alerta, el primero en escucharse, un aviso rotundo de que alguien de mayor rango se acercaba.

Pero sin embargo se escuchó de seguido un...

¡Fiu! ¡Fiu!

Dos silbidos cortos que se suman al primero y que dan el aviso inminente de que los cuatros alfas superiores se acercaban.

— Demonios porque ahora — rezongue entre dientes incomodo e intranquilo.

Para aquel momento ya me había vestido y tenia a disposición mi móvil, así que intentando acomodar mis pensamientos llame a Lyall.

Aquel teléfono sonó y sonó, pero Lyall no lo tomo; así aquel primer intento se desperdició por completo ante mis ojos, de nuevo segundos después le marqué nueva vez esperando rogué a su apelación, pero en esta segunda oportunidad la sorpresa no reino de nuevo aquel no contesto.

Marqué algunas veces más pero simplemente nada se escuchó y por lo tanto llegue incluso a pensar que Lyall me había dejado a mi suerte, pero cuando estaba a punto de rendirme aquel infeliz finalmente contesto.

— ¿Qué quieres Dominieck?

— Por casualidad no se te olvido decirme algo, no sé, algo de gran importancia algo sencillo como que los alfas vendrían al mirador.

— Eh... pero de que estás hablando Dominieck.

— Tal como lo escuchaste los rastreadores identificaron su aroma, ahora mismo vienen subiendo la colina.

— Es imposible.

— Pues es tan posible como que en pocos minutos estarán aquí, sabes por casualidad algo al respecto.

— Solo hice lo que me pediste me comunique con cada uno de ellos, se había acordado que mañana a primera hora se concretaría la reunión en la gruta por lo mismo me encuentro tan confundido como tú.

— Entonces tu tampoco sabes nada al respecto de tal visita.

— No señor, no sé nada, ahora bien, necesita que regrese.

— No, quédate con ellas, vere que sucede.

Ante aquella respuesta cerré la llamada, serene mi mente para no ser tan reactivo, bloque mis pensamientos de tortura sumado a la muerte que constantemente inundan mi cabeza en contra de aquellos y tome la actitud que siempre utilizo ante tales pues aun encontrándome en la línea de mando soy inferior a ellos.

Ojo más bien, aunque me encuentro por debajo de ellos nunca me dejaría pisotear cosa que constantemente suelen intentar y en este momento estaba seguro de que nada sería eventualmente diferente.

— No puedo permitir que los alfas olfateen a Gurel aquí — pensé — estoy seguro que buscaran la forma de que sea liberado.

Should que se encontraba próximo a mi alejado por algunos cuantos pasos al notar presumiblemente mi aparente incomodidad recalco.

— Necesita que hagamos algo.

— Que bueno que lo preguntas porque sí, necesito que hagan algo, deben de sacar a Gurel de aquí lo antes posible.

Balash tras escucharnos se dio media vuelta y me increpo.

— Como pretende que hagamos eso señor.

Las ideas no llegaban a su conciencia respecto a cómo aquello se lograría hacer sin que los alfas nos descubrieran, lo que lo hacía ante nada un posible asunto de vida o muerte.

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