Jackson levantó su mano enfundada en una pistola de peso medio, apuntando al menor que mantenía una mirada inmutable. La sonrisa en sus labios podía seducir y confundir a cualquiera que la mirase. Y sus mejillas color melocotón lo hacían parecer más joven de lo normal.
El mayor bufó, observando detenidamente al pequeño.
—¿Que hace en mi camino esta alimaña?— expresó, moviendo la pistola en señal. El rubio lo observó con mirada curiosa y abultó sus labios carnosos.
—¿Por que eres así, Hyeong?— dijo con voz suave. —Solo estoy de paso. No quería molestarte.— soltó y acomodó sus cabellos alborotados con un marcado puchero en sus carnosos labios.
—Seok Jin y yo no somos amigos como para yo permitir que uno de los suyos esté en mi territorio. Y no me llames así. No soy tu Hyeong.— indicó con fastidio.
Ho Seok a un lado de Jackson, miraba con detenimiento al chico. Era demasiado lindo para su bien. ¿Cómo alguien tan inocente podía ser parte de una sociedad tan despiadada como esa? Bueno, todos decían lo mismo de él, pero tenía sus razones.
El pelirrojo tomó al castaño del hombro para alejarlo del menor. ¿Porque siempre tenía que armar un alboroto? ¿Que tanto odio era que sentía por Seok Jin para tratar a los demás así? Jackson se soltó del agarre de Ho Seok y encaró al muchacho, que se veía seriamente ofendido.
—No vuelva a hablarme así.— advirtió JiMin, con una mirada seria. Jackson se burló y empujó al muchacho. Que acto seguido le tomó la mano y dobló la muñeca hacia dentro, para retener el brazo sobre su espalda, al mismo tiempo que lo aplastaba contra el suelo. Ho Seok inmediatamente puso ojos en blanco, viendo la increíble escena. ¿Cómo rayos había hecho eso?
JiMin tenía su propia arma en la mano libre y apuntaba la cabeza de Jackson.
—¿Que le gustaría más, Hyeong? ¿La cabeza o el pulmón?— susurró el rubio con una sonrisa ladina. Ho Seok hizo ademán de acercarse, pero este lo apuntó a la par. —No se mueva, Hyeong. Esto es entre él y yo.
—Mira bastardo, suéltame por las buenas o te... ¡Ah!— el castaño se quejó de dolor ante la presión del arma sobre su sien y su brazo.
—¡Jackson!— recriminó Ho Seok. Ese tonto estaba poniendo las cosas peor.
—JiMin, suelta el arma ahora.— La voz se escuchó tras ellos. El chico obedeció al mandato, mirando a su jefe ante el. Seok Jin mantenía una mirada pasiva, soltó una sonrisa satisfecha. Esto era épico. Uno de sus enemigos humillado en el suelo por un simple pequeño. Aplaudía en su mente la azaña de su querido, Chim Chim. El castaño se removía, soltando maldiciones a diestra y siniestra. —Si quisiera, ahora mismo estarías muerto.— dijo el más alto, tomando al castaño de los cabellos. —Pero tengo cosas mejores que hacer y no me apetece mancharme las manos con tu asquerosa sangre, por ahora.
Seok Jin hizo que JiMin dejara a Jackson. Este se incorporó con su arma en mano, apuntando decidido al mayor.
Ho Seok sin más le golpeó para aturdirlo. Ese estupido estaba arriesgando la vida de todos solo por dejarse guiar por su odio.
Seok Jin con aire de suficiencia, hizo una señal a los demás para retirarse de allí, mientras que Jackson forcejeaba en brazos de Ho Seok y escupía su pensar hacia Seok Jin, cabreado.
—¡Suéltame!— gritó, alejándose de su amigo —Ese desgraciado...— el castaño, con ojos rojizos, mesó su cabello y caminó con prisa para llegar a la guarida.
***
Jackson pasó el resto de la semana molesto. Mandaba a todos al carajo cuando se le presentaba la ocasión. Sus hombres solo se limitaban a hacer lo que él pedía, para no recibir una reprimenda o mejor, un disparo en medio de la frente. Ho Seok en cambio, pasaba los días demasiado ocupado con las misiones del Clan Park al igual que las de Wang. Solo sacaba un tiempo para no dejar de alimentarse y descansar de vez en cuando. También de visitar a Nam Joon.
Sacó un billete de sus bolsillos para entregarlo a la cajera. Está le entregó la bebida con una sonrisa en los labios, cual Ho Seok respondió amable, sosteniendo el recipiente. Salió del local tomando de este. Al fin se sentía más fresco. Se volvió para caminar hasta su auto y llegar a casa de su mejor amigo.
—Lo siento...— escuchó de una persona que tropezó con él. La bebida se le había caído y embarrado los zapatos. Alzó la mirada a esta.
—No se preocu...— empezó a decir, pero la sorpresa llegó a sus ojos cuando descubrió quien era. Ella, La chica de la fiesta estaba allí. Su cabello rojo se sostenía en una alta cola de caballo, dejándole ver más detalladamente sus facciones finas. Está abrió los ojos impactada y bajo la cabeza dispuesta a irse de allí. Pero Ho Seok se lo impidió sosteniendo su brazo.