CHAPITRE 27...
-no te permitiré que vuelvas hablar así de Destiny, me oíste!- esto... No podía ser, cierto.
Gruñí con desesperación hacia él y apreté mis nudillos aún más de los que los tenía- es cierto! Esa no es Destiny!-.
-que quieres decir?! Ahora resulta que sabes quién es Destiny?!- parecía frío y distante, se reía en mi cara como si fuera un bastardo.
-Destiny, es sarcástica y divertida- musité con odio.
-Alexa- ignore por completo el llamado de Chad y me enfrenté a la realidad.
- no llorona y depresiva!- exclamé a gran voz.
-como te atreves, jamás fuiste a una fiesta, jamás la viste! No te diste la oportunidad de conocerla-.
se equivocaba, en todo, se equivocaba, la conocía mejor que nadie, la conocía mejor que cualquier persona, Destiny era mía.
-y eso que! Sé cómo es Destiny y nadie me quitará mi pensar! Ni siquiera tú!-.
-Ya me canse de tus palabras!- por un momento presentí como mi corazón iba a lo más bajo de mi interior, sus ojos parecían querer cristalizarse, pero, él se rehusaba- Destiny, es Destiny, ella es la razón por la que estoy en este pueblo, de alguna manera ella me hizo sentir en casa, rogaba cada noche para que ella sintiera afecto hacia mí y ahora que la tengo bajo mis alas, no la soltare, Alexa- una vez más se atrevió a mirarme con repugnancia- No me importa si fingió ser otra persona, al fin, encontré a la verdadera Destiny y su nombre es Diana, no la dejare jamás... Por qué... La entiendo completamente- algo en mí se agitó, algo en mi tembló, por un momento sentí como un nudo en mi estómago se formaba- se canso de ser la misma chica dulce de siempre y esta bien eso no la culpo, tiene todo el derecho de divertirse, pero, tampoco quería dejar de ser la chica dulce que era, así que mantuvo esa imagen oculta, por su bien, además.... Me alegra que Destiny sea Diana, repare en que.... Diana es a la única chica que quiero, ella me da la razón para que este lugar no sea un completo infierno, al menos, ella no me mentira nunca más, confió en Destiny con mi vida- inepto... Idiota... Estupido...Insecto... Era.... Un....
Baje mi mirada y ablande mis manos, era inútil enojarse, él estaba enamorado, no podía hacer nada.
Cerré mis ojos y suspire, mi voz saldría temblorosa sino me quitaba toda esta presión.
Las clases iniciándonos dentro de dos minutos p, debía darme prisa, al fin y al cabo esto no requería mi ayuda.
Camine a paso libre, ignorando por come poro el nudo que se arrastraba hasta mi garganta, como mis manos sentían un miedo inmenso a no poder tocar a Matteo nunca más, me resignaba a mirarlo... Pero... Creo que esto era la despedida.
-Eres un idiota- gruñí con recelo, con decepción, pero, sobre todo con tristeza, sentí como la ventisca se asomaban por la parte trasera y pronto como tomaba forma en nuestro alrededor- te deseo lo mejor Matteo- mi rostro se ablando y mis ganas se esfumaron con el viento, quería llorar, pero, ni siquiera tenía las fuerzas para hacerlo.
No con el frente a mí, tome camino hacia mi salón, dejando a esos tres atrás, dejando por siempre la idea de ser algo de Matteo , ni siquiera soportaría ser su amiga.
Eso no estaba permitido.
Mientras la profesora de Artes, nos enseñaba la historia de el gran arte abstracto, no podía pensar en más nada que no fuera en las palabras de Matteo:
"Diana es a la única chica que quiero, ella me da la razón para que este lugar no sea un completo infierno, al menos, ella no me mentira nunca más, confió en Destiny con mi vida"
Apreté con fuerza mi lápiz tratando de destruir esa esencia de dolor que dejó, pero me era imposible, no podría volver a mirarlo de otra forma que no fuera tristeza.
Me había perdido completamente en mis pensamientos que apenas escuche cuando el timbre sonó, indicando que éramos libres de nuestras obligaciones.
De inmediato me fui de ahí, tomando en cuenta que mañana debía entregar una charla sobre la hostería de, arte abstracto.
Saque mi mochila de mi casillero y salí de ese instituto, últimamente el lugar a donde iba se hallaba maldito, tanto instituto como casa.
Pero, no tenía otro remedio debía ir a casa... Pero justo cuando quise salir una ventisca azoto conmigo, los estudiantes corrían a sus autos junto a sus amigos, otros se refugiaban dentro hasta que sus padres llegaran por ellos.
-será imposible salir con esa terrible tormenta de frío- las personas se resignaban a irse, sin embargo.... Algo me impuso a irme.
Mis ganas de estar lejos del idiota de Matteo y sus insensatos pensamientos.
Sin embargo debía hallar la manera de poder salir...
-Oh! Pero que chico tan lindo!-.
-con quién vendrá-.
-ese chico es nuevo?-.
De alguna manera ese último comentario me hizo girarme, me hizo ver al causante de semejante alboroto.
Con la leve sospecha de que tal ve sería.... Clark.
-tu padre llamo- por alguna razón me alarmé al escuchar eso.
-¿que dijo?-.
-dijo que sería imposible que con esta tormentas llegaras a casa por tus medios y me hizo buscarte- indicó.
Ni siquiera se había tomado la molestia de mirarme, simplemente se limitaba a mirar al suelo con su ceño levemente fruncido.
-no era necesario, ya hallaría una manera de irme-.
-también dijo que dirías eso- respiro hondo y finalmente se dedicó a mirarme- te llevaré a casa- había obviado por completo ver su rostro.
Pero... Cuando me miro, pude notar el leve color carmesí en sus mejillas, no parecía ruborizado, pero si se notaba débil.
Y con ese estornudo, me hizo dar a entender que había salido sin mucha protección.
-has salido con este frío, estas loco- musité con recelo.
-debía buscarte, se lo prometí a tu padre- su voz era tan fría, pero, a la vez dulce conmigo que causaba conmoción en mi interior.
-será la prima?-.
-no puede ser que un chico así de lindo este con ella-.
Maldita sea... No dejaban de ser mendigas estas chicas?.
Pero, justo cuando me sentí lo suficientemente avergonzada, Ashton Clark habló a las señoritas.
-jovencitas, agradeciera que no tratarán así a la chica que me da hospedaje en su casa, a mi compañera de casa- eso se estaba saliendo de control- no me gusta la idea de que se sienta cohibida por mi presencia, por culpa de sus comentarios tan crueles, así que le pediré una sola cosa: por favor no la molesten de esa manera- era tan dulce al hablar que dudo que ellas se resistieran.
Simplemente se limitaron a asentir y sonreírle dulcemente.
Ashton Clark, había venido a por mí, solo por esta tormenta de nieve.
Escuche su respiración acelerada y vi sus ojos cerrarse, tomando un descanso en una de las bancas del pasillo.
-Clark...-.
-ya nos vamos, sólo dame un poco de tiempo- me estaba preocupando, pude notar como su piel temblaba, como se contraía con sí mismo.
-Clark, no creo que...- y justo cuando pensé que lo regañaría, cerró sus ojos y se desmayo, cayendo completamente su cuerpo sobre el Banco- Ashton? Ashton, despierta, vamos- me estaba desesperando, no se despertaba y cuando decidas lo toque se hallaba caliente, con una temperatura superior a la de todos nosotros.
¿Estaba teniendo fiebre?
Y por más que lo movía, Ashton Clark no despertó, ni siquiera se movió.
-Ashton, Ashton- debía hacer algo, debía ayudarle, no podía abandonarle.