CHAPITRE 40...
-solo déjame arreglar algo, estoy un poco incomoda- subí las escaleras a toda prisa, tomando en cuenta el tiempo, apenas eran las siete y media por lo que faltaba mucho para que la noche terminara.
Entre a mi cuarto, dado por terminada mi aburrida vida y entre a aquel cuarto, en penumbras atravesando mi armario y hurgando en la caja de Destiny, tome la pequeña caja y salí de ahí, cerrando con seguro aquella recóndita habitación.
Suspire alegremente en cuanto quede en mi habitación, abriendo aquella caja y quitándome los lentes, sabía de memoria lo que debía hacer, desde quitarme los lentes hasta ponerme aquellos lentes verdes de contacto, justamente en cuanto a mi vestimenta no era la más apropiada para salir a rebuscar en los lugares más recónditos de Jackson, por lo que una vestimenta de Destiny y salí de mi cuarto atravesando hacia el de mi padre, dejando sus lentes en su pequeña mesa de noche y saliendo a toda prisa escaleras abajo.
-Estoy lista!- exclamé a gran voz, provocando un eco en toda la casa, supuse que tal vez Ashton estaría en su cuarto y entre a la cocina con vagancia excepcional tomando un poco de agua.
Escuche el crujir de las escaleras y como de pronto el ambiente se volvía a sentir pesado, debido a la presencia de Clark.
Voltee hacia el fregador y lave el vaso.
-vamo...- pero en cuanto me giré, su rostro pareció pasmado en una sola expresión, parecía haber visto un monstruo- te ves... Diferente...- musitó caso inaudito.
Sonreí de lado- solo me visto así en ocasiones importantes- comente.
-entonces... Soy una ocasión importante?-.
-eres la ocasión más importante y real que ha pasado en mi vida-.
-tus ojos... Son algo... Diferentes...-.
-son mis lentes de contacto- indique tocando levemente mi ojo.
-bueno si, no quiero que te los quites, después no podrás ver..-.
-así que no te gusta mi color normal de ojos, lo sé también los odio...-.
-yo no he dicho tal cosa...- indicó, con una seña alzada tomó las llaves del perchero y abrió la puerta- me encantan tus ojos, sean cual sean su color, siempre y cuando los tengan la misma chica, con la misma alma-.
Sin más salimos de la casa, tomando camino hacia su carro.
Chasquee la lengua y mire de reojo el garaje- por qué no mejor nos vamos en MI auto- aporte con una sonrisa de lado.
-pero...- saque las llaves de la chaqueta de Destiny y las sacudí en el aire, al ver que había disfrutado mucho de ella, toque el botón que habría el garaje y espere a que abrirá por completo, tomando camino hacia el- pensé que ese garaje era más bien el lugar donde guardaban cosas- exclamó este.
-por que creíste tal cosa?- cuestione con una ceja alzada y burlona.
-pues... Jamás me diste el garaje suponía que era por algo personal-.
-ya ves que no-.
-y ahora que?- cuestionó con una ceja alzada- conducirás como maniática?-.
-no soy esas clases de chicas, soy más relajada- tome camino a mi auto y me atreví a girar hacia Ashton- sacare mi auto y tu meterás el tuyo ¿ok?- asintió de manera frenética.
La salida y entrada de los autos fueron rápidos y con ellos llegaron las siete y cuarenta y cinco, tomando camino hacia los lugares más activos de Jackson.
Le indique a Ashton pro cada lugar que debíamos pasara para poder llegar a nuestro destino.
-que hay ahí?- cuestionó a medida que nos acercamos.
-pues... Esta noche justamente es la noche de fiesta de los inquilinos de Nueva Orleans, que llegaron hace más de décadas a nuestro querido Jackson y en conmemoración a ello, cada noche de este día realizan una fiesta al estilo Orleans-.
-ósea que si te gustan las fiestas-.
-no unas comunes, más bien, históricas- y como si se tratara de un gran tema, alce mis manos y forme con ellas el tamaño que llevaría aquel nombre
-eres divertida, Collins-.
-antes no?-.
-de alguna manera ahora me siento celoso, era yo quien te hacía reír no tú a mí-.
-es bueno cambiar de papeles de vez en cuando, Clark- comente con la mirada perdida en las estrellas.
Y tal como describía papa, las noches en la pequeña fiesta de Nueva Orleans eran majestuosa, un arco de flores se levantaba sobre nosotros, dándonos las bienvenida a la fiesta en ese callejón lleno de vida, las personas eran pocas, no tantas que se pegaba unas con otras, pero, si lo suficiente como para disfrutar, con unos leves toques florales en nuestros cuellos, obra de una de las organizadoras de esta fiesta nos adentramos en la fiesta, sintiéndome extremadamente feliz, con los instrumentos a todo volumen y los tamborinos retumbando por cada lado y sentí... La mano de alguien sosteniéndome fuertemente y maravillosamente los ojos de Clark iluminaban el callejón, parecía realmente emocionado con estar aquí.
-no te separes ¿ok?... Pienso disfrutar cada momento a tu lado - musito cerca mío, pese a que la música inundará nuestros oídos.
-bien- me limité a decir.
Debía admitir que aquella noche, el frío nos favoreció, por qué en cierta manera nos ayudaba a sentirnos libres y frescos, pese a los movimientos que imitaba de la mujer a mi lado que resultaba ser una mujer de Nueva Orleans, Ashton hacia todo lo posible para que el también pudiera imitar a el señor a su lado y aunque no nos saliera a la perfección, nos divertíamos como nunca, me divertía como nunca.
-es obvio que esto no da con nosotros- exclamó sobre la música.
Negué rotundamente con la cabeza riendo a no más dar.
-será mejor así...- y solo sentí como tomó mi mano y me atrajo hacia el por me dio de mi cintura.
-qué haces? No es el ritmo-.
-cualquier ritmo es perfecto, si nos complementamos- reí negando con la cabeza, tomando mi mano derecha y dejándola en su hombro.
-bien- me limité a decir nuevamente.
Pero ahora... Nada intervenía en que nos miráramos uno al otro, nada intervenía en que disfrutara de la hermosa vista que tenía, en sus ojos tormentosos que brillaban como nunca, en su sonreía de medio lado que formaba cuando me veía, en su cabello despeinado que majestuosamente era perfecto cuando el viento lo movía.
Pude escuchar a lo lejos como la música tomaba forma de una más lenta, como de pronto todos empezaban a nuestro son, empezaban a disfrutar esta noche como nosotros.
-todos nos están viendo -musité dándome cuenta de ello.
-nadie jamás se niega a admirar a una belleza bailando- musitó casi anonado.
-te dije que no uses tus frases amorosas conmigo, no soy tu ligue-.
-discúlpame- dijo ronco.
-bien- y de pronto cuando veía que no podía discutir con él en momentos así, me limitaba a decir "bien".