Destiny Moonlight

Destiny Moonlight

CHAPITRE 71...

 

Y desde aquella noche, desde aquel momento en ese hotel, me di cuenta que... Ashton realmente quería lo mejor para mí y que simplemente yo era una caprichosa. 

Recuerdo... haber montado el avión y despedirme de Nueva York con una última mirada. 

Recuerdo... haber visto a mi padre después de tanto y abrazarle y llorar en sus brazos, con la vaga excusa de que le "extrañaba". 

Recuerdo... que la noche después de mi llegada, no pude dormir ni un poco, me sentía vacía y sin ganas de nada, miraba de vez en cuando el cuarto de Ashton y reprimía un lloriqueo, pues, después de todo sería mas fuerte. 

Las cenas con mi padre, eran silenciosas, de vez en cuando decía algo chistoso, pero, luego la cena quedaba en silencio, me levantaba limpiaba mi plato y subía a mi cama, esperando con depresión el siguiente día en las penumbras y oscuridad que acechaban mis noches y mi mente. 

Y cada maldita noche, me sentía en la obligación de llorar, sentía como mi corazón se apretujaba, pues, cada noche un episodio que viví con Ashton volvía a mi memoria, como la noche del picnic, la cena en el restaurante Jalapeño, la noche de patinaje, la música de Nueva Orleans invitándonos a bailar, sus abrazos que me llenaban de una calidez perfecta, sus sonrisas socarronas, sus maneras de explicar su situación, su manera de vestir tan perfecta, su cabello que deslumbraba con el sol y... sus....sus ... malditos ojos... grises y tormentosos. 

Atormentando mi mente por completo. 

Los dos días siguientes en el instituto, difícilmente encontraba la manera de pasar desapercibida, pues, no me importaba, las personas murmuraban de mi, me miraban, comentaban sus suposiciones, Halley de vez en cuando cruzaba miradas conmigo de mera importancia, mis anteojos eran mi pasado, ahora me mantenía en la obligación de usar mis lentes de contacto dados por Leonard. 

Abría casillero, cerraba casillero, entraba a clases, me sentaba a vaguear con un pésimo suspiro, esperaba a que la clase terminase, salía de ella, evitaba a toda costa a Matteo Collman, veía a lo lejos a Kimberly y Chad, me despedía con la mirada y salía disparada a mi casa, donde mi padre me esperaba, donde mi cuarto me obligaba a permanecer en cama, donde mi memoria volvía a presentar los mismo recuerdos. 

Donde el silencio abrumaba mi interior y jugaba con mi mente. 

Suspiraba repetidas veces, siempre y cada minuto y segundo de mi vida, miraba a horizonte con el viento en mi cabello, con el frío amenazaba con congelarme, suspiraba dando a entender que podía sufrir de hipotermia y me quedaba estancada en la banca de la parte trasera del instituto, tomando mi jugo y leyendo el libro de la siguiente clase. 

- a esto te dedicas ahora- y cuando el apareció... mi corazón ya no funcionó, intentaba sentirme aislada, deprimida, asustada, pero, nada ocurría, absolutamente nada, todo pasaba sencillamente porque si. 

- a esto me he dedicado siempre Matteo- suspire pesadamente y mire al cielo deseando saber que Ashton estaba haciendo. 

-¿Qué sucedió con tu amigo?- cerré mis ojos y suspire brevemente desviando la mirada y chasqueando la lengua. 

-tenía cosas importantes que hacer, tiene una vida, como vos y como yo-. 

-pensé que serían inseparables- musitó. 

¡¿Inseparables?! 

Y finalmente estalle. 

-¡Puedes creerme también lo pensé!- exclame tirando el libro al suelo y frunciendo severamente mi ceño- pensé que Ashton se quedará para siempre- alardeé con las manos y reí para no llorar- pensé que estaría conmigo hasta el final, Dios, enserio lo pensé....- y no pude simplemente pensar en Ashton y no cristalizar mis ojos, porque, pensar en el chico que quieres es interminablemente sufriente. 

-entiendo como te sientes- sentí su aliento en mi cuello y como chocó su cuerpo con el mío, como sentí sus brazos envolverme y cubrirme de manera absoluta, sentir un calidez tan ajena a la de Ashton, tan.... diferente... 

-Lo siento...- musite sin pensarlo... 

-¿Que?-. 

Desde que llegó Ashton, me había separado totalmente de Matteo, siquiera quise hablar con el y resolver nuestros asuntos, solamente, nos separamos. 

-creo que cometí una equivocación, yo no quise, jamás quise excluirte de mi vida, pero desde aquella noche... yo...-. 

-Te equivocas, desde esa noche quise disculparme contigo, de verdad lo quise, pero, Dios, enserio estuve tan celoso cuando apareció Ashton que no tuve tiempo siquiera pensar en ti, verdaderamente-. 

¿Pensar en mí? 

-Ashton fue el causante de muchas peleas- musite. 

Pensé en Matteo, Chad, Destiny... 

-pero, ahora todo se solucionó ¿cierto?- su ceja alzada y su sonrisa de lado me hizo asentir y calmarme por el hecho de que estaba siendo amigable. 

-supongo...-. 

-Y... entre nosotros...-. 

En cuanto sentía que quiso rozar sus manos con las mías me separe de golpe- entre nosotros no puede haber nada, Matteo, nosotros no podemos ser nada- dije finalmente con el ceño fruncido. 

Sonrió débilmente y asintió- veo que aún piensas en él-. 

-no, solo no quiero una vida llena de amor, prefiero focalizarme en mis estudios, Matteo-. 

Su risa seca inundó mis oídos y con un quejido suspirado sonrió de lado y asintió- se que lo que te propongas lo alcanzaras Alexa.... estoy feliz de haberte conocido - y de pronto como si fuera arte de magia una ráfaga de viento se apodero de Matteo, haciendo un favor a su personalidad como si de una novela se tratase y este fuera el único protagonista. 

Y entonces... recordé el primer día de clases... recordé cuando conocí a Matteo y cuando por primera vez alguien en este instituto me había hecho caso. 

  -Wou!!- solo escuche como alguien se topaba conmigo obligándome a caer nuevamente. 
Pero no.. esa persona me sostuvo antes de que cayera apretando firmemente mi cintura. 

-vaya que lo siento- se disculpó, me gire y le mire... Dios, no podía ser cierto era el tipo más lindo que vi en mi vida, desde su cabello hasta sus hoyuelos a los lados. 

Parpadee un par de veces para acostumbrarme a su presencia. 

-si no fuera por mis reflejos hubieras caído... vaya que lo siento por cierto- se arrodilló y recogió mis libros- no pesas mucho- se levantó y con una simple sonrisa de alguna manera hizo que el viento soplara haciéndolo favorecer a su increíble ser. 

Sin embargo no dije nada... me quede ahí parada. 

-ahora... por qué no me dices tu nombre?- exigió con una sonrisa de lado. 

Su mirada no era como la de los demás... era amigable, era dulce y comprensiva. 

-Alexa... Collins- murmure casi inaudiblemente. 

-Alexa?... vaya nombre... me gusta- desvié mi rostro mostrando lo ruborizada que se encontraban mis mejillas.  


Ese día algo en mi corazón se despertó por aquel chico, creyendo que tal vez enserio se hubiera enamorado de mí. 

-¿y que hay de tus lentes? ¿ya no lo necesitas?-. 

Me hizo despertar de mi ensueño y darme cuenta que estaba hablando conmigo-no, es solo que... mi estilista me dijo que era mejor tener unos lentes de contacto-. 

-¿estilista?-. 

-si estilista- y sin pensarlo ahora me encontraba hablando con Matteo a la distancia, pero, como buenos amigos. 

Como verdaderos buenos amigos. 

 




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