Bitácora de Valbert. Día #1162.
No recuerdo haber tenido un día que fuera más complicado que éste.
Han pasado tantas cosas y tan rápido, que aún no logro asimilar ninguna de ellas por completo.
En primer lugar, he perdido a Nelly, se ha ido y al parecer es para siempre. Entiendo el por qué lo hace y tiene toda la razón querer ser una mujer independiente y plena, más aún así el dolor que me causa su partida es inmensurable.
Hoy también resucitó una parte de mi pasado, pues mientras lloraba por la partida de Nelly en el parque que solía visitar cuando niño, apareció Bianca Woods y ella no sólo sacudió mi presente, sino que trajo recuerdos de mi pasado que ya habían quedado olvidados casi por completo.
Y finalmente, lo más extraño del día, es la reacción de Klaudia, aún no puedo creer que nos hayamos besado y esto me confunde muchísimo. No sé si ella siente lo mismo por mí que yo por ella o si solamente fue un impulso que sintió al verme en esta situación.
Como si mi vida no fuera ya un caos total, esto sólo ha venido a confundirme más y a llenarme de dudas e incertidumbre.
¿Qué haré y cómo lo haré? Esa es la pregunta que no me deja tranquilo.
Por hoy se despide más confundido que nunca: Valbert the Banisher.
Tras escribir el recuento del día, Valbert guardó su diario y sin ánimos de quitarse la ropa que había usado durante todo el día, se acostó sobre su cama y cayó rendido por el cansancio.
Durante toda la noche estuvo soñando una y mil cosas. Escenas de su pasado que se mezclaban con su presente, la imagen de Nelly alejándose y el recuerdo del beso con Klaudia, todo se agolpaba y se entremezclaba en una secuencia de imágenes y sensaciones confusas y enmarañadas.
Por su parte, Klaudia estaba igualmente confundida. Ella que en un principio creía que Valbert se aprovecharía de su situación, ahora se sentía como si ella fuera quien se aprovechara de él. No sólo por vivir en su casa y estar siendo mantenida por él, sino ahora también por el beso que acababa de darle. Se sentía muy confusa respecto a lo que sentía por Valbert y más después de lo ocurrido esa noche.
Al amanecer, Valbert despertó sin haber logrado descansar realmente y agradeció a Dios que fuera sábado y no tuviera que ir a trabajar ese día.
Una vez que se hubo levantado se dirigió a tomar una ducha rápida que le ayudó a despejarse y a despertar completamente. Al salir se dirigió a su armario y eligió usar ropa más casual, después de todo era sábado.
Al bajar al primer piso encontró a Klaudia quien ya estaba en la cocina buscando algo que desayunar.
-Buen día Klaudia. -Saludó Valbert algo nervioso.
Klaudia se sobresaltó al escuchar el saludo y se sonrojó al ver a Valbert.
-Buen día. -Contestó ella tímidamente.
- ¿Qué tal pasaste la noche? –Preguntó Valbert para intentar romper la tensión con algún tema de conversación.
-Pues… solo diré que he tenido mejores noches.
-Entiendo, la mía tampoco fue muy buena.
Ambos se sentaron a desayunar sintiendo algo de vergüenza de verse a la cara, pero, aun así, tanto Valbert como Klaudia sentían muchos deseos de hablar de lo ocurrido la noche anterior. Ambos se sentían confundidos sobre cómo abordar el tema, pero sabían que querían hacerlo, pues lo ocurrido la noche anterior había sido algo que les había gustado a los dos y tenían mucha curiosidad por saber que había sentido el otro.
-Y…Dime ¿Qué vas a hacer hoy? –Preguntó Valbert una vez que ambos acabaron de comer.
-Pues… a decir verdad, no lo sé. -Respondió algo nerviosa Klaudia. -En realidad los sábados no hago gran cosa. ¿Tú tienes ya algún plan?
-No, en realidad nada para este día.
-Ya veo. Supongo que aún estas triste por lo de Nelly.
-Pues sí, un poco. Pero creo que a ella no le gustaría que me dejara derrumbar por causa suya.
-Tienes razón, a nadie le gustaría ser una causa de dolor para sus amigos…. –Klaudia suspiró un momento antes de continuar hablando. - ¿Sabes Valbert?, extraño a mis amigos. Anteriormente salía con ellos los fines de semana. Íbamos a los centros nocturnos, a cenar, al cine o simplemente a caminar.
Valbert sabía que eso no era del todo cierto, ya que, si así fuera, hubiera sido muy difícil hacer que esos amigos se olvidaran de ella. Él sabía qué hacía años que había desatendido a sus amistades y que usualmente los fines de semana ella solía buscar información para los artículos que escribiría en la semana siguiente.