Beverly Calvert
Nuevamente me estoy preparando para la misma estúpida rutina de siempre.
Me estoy cansando de esto. Todo era mas divertido cuando me veía a escondidas con ellos.
Decidí dejarlo todo por la paz. Una semana paso y ellos no volvieron a hablar conmigo y yo no volví a atacarlos, es lo mejor para mí.
Después de desayunar me voy a la escuela, me encuentro a Mateo a medio camino al igual que siempre. Comienzan las clases y por alguna razón deseo que el venga y me hable.
Espero y espero. Al ver que no llega pierdo la esperanza y me resigno a vivir esta estúpida rutina.
La maestra llega, la clase comienza y yo me mato poco a poco.
Entonces llega. Lo veo parado en la puerta con mochila en mano, le pide perdón a la profesora por la tardanza y entra al salón. Busca algún asiento vacío, pero el único disponible esta a mi lado así que suelta un suspiro y se sienta.
Intento verlo discretamente, pero la discreción no es mi fuerte porque al sentir mi mirada me voltea a ver con cara seria.
— ¿Qué quieres? — pregunta en su tono habitual.
— Nada.
— ¿Por qué me miras tanto?
— Por nada, es que me causas curiosidad— frunce el ceño.
— Rara— regresa su vista al frente.
— ¿En serio no me vas a hablar?
— ¿En serio nos acusaste con la policía? — me mira y no puedo evitar sonreír.
— Ay no fue la gran cosa, supéralo— ríe.
— Ay Beverly.
— Deja de llamarme así, sabes que lo odio— veo como se le forma la sonrisa en su rostro— ¿En serio Lea está viva? — se encoge de hombros.
— Según tú, ella está muy muerta— me mira— ¿Qué es lo que quieres? Primero juras que me vas a destruir y después intentas hablar conmigo. ¿Qué quieres, Erly?
— No lo sé— admito— Solo sé que está mal estar cerca de ustedes, pero quiero estar con ustedes porque siento que me complementan— no dice nada y lo tomo como un deja de molestar.
— Eso es lo que hacemos— vuelve a hablar captando mi atención— Envolvemos a la gente para que sienta la necesidad de estar con nosotros.
— ¿Eso fue lo que me hicieron?
— No— me mira nuevamente— A ti no te hicimos nada.
— ¿Entonces por qué quiero estar con ustedes?
— Eso es algo que tu misma deberías descubrir— él lo sabe— No tengo planeado todo, Erly.
— ¿Por qué te sigues acercando a mí?
— Tu eres la que quiere que le hable— finge anotar algo en su cuaderno.
— Hace una semana fuiste a mi casa y me volviste a engañar.
— No lo hice— asegura— Tu sola te engañas, yo no hago nada.
— Ahora resulta que eres un santo que no hace nada— ríe.
— No soy un santo, créeme soy todo lo contrario, pero yo solo estoy aquí para hacer que Nisha regrese.
— Claro, la famosa Nisha— digo con un poco de desprecio y el me mira al instante— Perdón, insulte a tu chica— niega.
— ¿Qué hare contigo, Erly?
— Lo que tú quieras, solo no me mates que me gusta vivir— sonríe— Me quitaron a la única amiga que tenía— sabe que hablo de Lea.
— ¿Aun no te das cuenta que nuestro concepto de familia no es tan diferente al tuyo? — me quedo callada— Claro que aun no te das cuenta. ¿Cómo lo estas llevando? — me le quedo viendo— Todo esto, nosotros y la mierda que llevas encima.
— Creo que lo estoy llevando bastante bien— respondo— ¿En dónde están tus padres? — cambio de tema.
— Sabes que no tengo.
— ¿En serio? — asiente— ¿Quiénes son las personas que fueron a la fiesta?
— Una persona cualquiera, pero mis padres no.
— ¿Les pagas para fingir que lo son?
— No gastaría dinero en esa tontería— sonrió— Con amenazas de muerte cualquiera accede.
— Yo no lo he hecho.
— Claro que no.
Ninguno vuelvo a decir nada, la clase continua e intento actuar lo mas normal que puedo.
—Nos vemos luego, Erly— me dice cuando termina la clase.
Me voy a la cafetería lo más rápido que puedo, tomo una bandeja y comienzo a poner la comida que se que a Mateo le gusta, intento ser muy cuidadosa porque se que si me equivoco me ira bastante mal e intento que las cosas entre el y yo vayan mejor.
Al terminar de poner comida me voy a una mesa vacía y me siento a esperarlo, después de un rato el entra al lugar junto con su grupo de amigos. No me caen bien, pero son amigos y tengo que soportarlos.
—Beve— me sonríe— ¿Ya me has traído la comida? — asiento y le acerco la bandeja.
El la mira cuidadosamente mientras que yo tiemblo y rezo que todo este bien.
— ¿Todo bien? — pregunto y el me mira.
— Si, esta todo bien. ¿No comerás hoy? — niego— Perfecto, sabes que te ira mal.
Me quedo callada y espero a que termine de comer, cuando lo hace se levanta y sale de la cafetería. Así es mi relación con él. El ordena y yo hago como debe de ser.
Las clases terminan y regreso a casa como siempre. Al llegar me voy a mi cuarto para esperar a que mi madre llegue.
Estoy tan cansada de todo.
Siento que algo raro esta pasando, pero no se que es.
Editado: 07.03.2022