Detrás de una Sonrisa.

9

—¡Elizabeth!—gritan haciendo eco por todo el lugar—¡¿Elizabeth, donde carajos estas?!

La voz me es familiar sin embargo me encuentro huyendo de ella. Algo en mi mente me dice que es lo que debo hacer; corro lo más lejos que puedo, el gran espejo del estudio se cierne sobre mi dejándome ver mi deplorable aspecto, mi vestido roto y manchado, mi cabello revuelo, mi cara llena de suciedad... 

De un momento a otro ya no estoy corriendo por el pasillo del estudio, si no que ahora me encuentro atada en una silla con adhesivo en mis boca.

Intento gritar pero no puedo, intento liberarme pero me es inútil. No tenfo la fuerza suficiente para hacerlo. Me ha atrapado, otra vez me ha atrapado.

—Ya no podrás escapar nunca más de mi—susurran en mi oído soltando una risa siniestra.

Se posa frente a mi, la horrible máscara no me deja ver su cara pero se quien es. Esa voz, esos ojos...

Quisiera morirme. Prefiero morirme a que vuelva a tocarme de nuevo.

Se pasea a mi alrededor alardeando todo lo que me hará, yo solo ruego porque sea rápido y no me torture más de lo que ya lo ha hecho. En ese momento lo noto, mi madre está inconsciente en el suelo, ¿como pudo hacerle esto a ella? Esta junto con los que quiero; Papá, Saúl, Sam, Leo, Mitch, Cameron...

¿Cameron? ¿Q-qué...? ¿Qué carajos hace el aquí?

Todos cubiertos de ese líquido de olor espantoso, espero que no sea de ellos. Prefiero que sea el mio. Dave también está, en cambio él está de pie junto a ellos observandolos con un cuchillo en las manos, sin ninguna expresión en él rostro. Su imagen me deja inmóvil y...

Las paredes rojas, mi atuendo roto, el líquido carmesí que brota de mi, es como si de nuevo estuviera...

Abro los ojos dando un respingo, observo a mi alrededor y... estoy en mi habitación.

—Solo fue una pesadilla—me consuelo.

Me levanto rápidamente y tomo la caja con la nota que venía dentro, la puerta se abre dándole paso a mi madre, viene con una canasta con mi ropa limpia. Suspiro de alivio cuando la veo mientras ella coloca la canasta en mi cama.

—Ya no me contaste que te envío la tía Dara—me quita las cajas de las manos y rápidamente oculto la hoja detrás de mi.

—No...

—Que cosa tan extraña—lo saca examinándola—, de seguro es de una de esas tribus que ha visitado.

La vuelve a meter en donde estaba y me la entrega.

Ahora mismo solo quiero quemarlo, destrozarlo y desaparecerlo de mi vista. Es la misma puta mascara de mi pesadilla. Es la misma puta mascara que él usaba.

—Dale las gracias cuando la llames, un regalo es un regalo y ella te los hace con mucho cariño—añade—, aquí entre nosotras, tu siempre has sido su favorita—susurra.

Me hace reír a pesar de todo. Recuerdo a la tía Dará diciéndome lo mismo en voz baja para que mis hermanos no se sintieran celosos.

Mi madre se va dejándome sola, algo suena y yo doy un brinco del susto, busco el origen del ruido y me calmo al ver el teléfono de casa sonando. Respondo antes de que mi madre lo haga.

—¡¿Cómo está mi super amiga del alma?!—exclama Jane al otro lado.

—¿Qué necesitas ahora?—anticipe que lo haría porque siempre que iba a pedirme algo preguntaba eso.

—¿No puedo llamar y solonpara saludarte?

—Jane, son las siete de la mañana, tu no te despiertas tan temprano ni siquiera para ir al instituto.

Se queda en silencio un segundo para después soltar un chillido.

—Bien, bien, me has descubierto—susñira—, si necesito un pequeño favor.

—¿Cuál?

—Es que, Daniel quiere que conozca a su familia—comenzó—, pero el problema es que su familia vive del otro lado del país.

—¿Y yo que tengo que ver?

—Bueno, es que tu sabes que mamá no me permitirá ir, y quería pedirte que si podrías hablar con ella y decirle que tu iras conmigo.

¿Ir con ella?

—Lizzy, por favor ayudame a convencerla.

—¿Por que yo?

—Porque si le dices que iras conmigo se quedará más tranquila. Ni siquiera tendrías que ir, solo le decimos que si lo harás.

—No lo se, mentirle a y tu madre...

—¡Por favor!

—Lo voy a pensar—le dije, pero ella insistiría hasta que aceptará.

—Liz, ¡por favor!

—Jane, tengo muchas cosas que hacer—me excuse—te llamo luego.

Colgué la llamada. Aun seguía un poco molesta por lo que paso en el antro. 

Me preparo para iniciar el día, seguria el consejo de Diana y me inscribiria a la academia, aun seguiré siendo voluntaria con la diferencia de que ahora también tomaré clase y el horario sera menor, mi madre está haciendo el desayuno cuando bajo. Sugiere qué deje el trabajo con papá, piensa que estoy ahí solo porque él quiere que lo esté pero no es asi.

—Hablaré con tu padre para que no vayas más—dice—creo que es mu feo de su parte obligarte a ejercer lo qué el quiera.

—A mi me gusta, y no me esta obligando—le aclaro.

—Entonces ¿ya decidiste que eso es lo qie vas a estudia?

—No.

—Aun estas a tiempo de ingresar a la misma universidad donde yo, es una excelente institución, cariño. Te abrirá muchas puertas.

—No quiero mudarme al otro lado del país—y antes de que pueda decir algo más salgo de casa y me dirijo al destino que me indica el GPS.

Esta en el centro de la ciudad por lo tanto debo tomar dos autobuses. Cuando llegó el gran letrero se cierne sobre mí causándome un escalofrío.

«Antigüedades»

Un escalofrío me recorre el cuerpo al entrar a la tienda, busque en interné una sitio que comprara cosas raras, extrañas y antiguas y me ha arrojado este lugar. Si que es raro, las estanterías están llenas de objetos que por lo menos tienen más años que yo en este mundo.

La máscara es la misma de mi pesadilla, es extraña de color marrón. Lo que no me explico es porque me recordó a él, si nunca uso nada para cubrir su rostro. Siempre dejo que lo viera tal y como era, y por años tuve su imagen en mi mente.




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