Detrás de una Sonrisa.

20

Elizabeth.

Ha sido un día aburrido. Por suerte Jane llego de improviso a casa está tarde y no le ha costado nada convencerme de ir por una bebida.

Ayer pude contactar con Saul, ha estado ocupado con algunas cosas familiares suyas.

Jane iba contando algo que no comprendía demasiado, a veces parloteaba y parloteaba sin yo prestarle atención. Íbamos caminado por el centro comercial, buscando una cafetería de su preferencia. No había encontrado algúna, y para ser honesta, Jane era la persona más indecisa qué he conocido. Es muy imperactiva, necesita estar haciendo algo todo el tiempo.

—... y la chica comenzó a burlarse de mi atuendo, ¡se estaba burlando de mi! ¡¿Puedes creerlo?!—alcance a escuchar de lo que estaba diciendo—. Te apuesto que mi atuendo de 50 pesos se veía mucho mejor que su maldita red de pescador qué llevaba puesto.

—Lo que digas—murmure por lo bajo, pero no me escucho.

—Oye, puede ser muy rica y tener mucho dinero, pero la verdad es que le faltan unas buenas clases de moda.

—Solo no te metas en problemas.

Según lo que había entendido eso sucedió en la fiesta a la que asistió hace días, donde la probabilidad de volver a ver a la mayoría de las personas que conoces es mínima.

—Si ella sigue buscandome me va a conocer.

—Aja.

—Y tú, mi mejor amiga me tienes que ayudar.

—No quiero problemas con nadie.

—Y no los tendras—me asegura—solo quiero darle una lección de humildad a esa tipa.

—Habló la más humilde.

—Yo se cual es su punto débil, ¿te conté que conocí a un chico ese día?

—No.

—Bueno, es su ex novio. Y al parecer, aún lo ama.

—Deduzco por donde es que va esto.

—Esa noche, él bailó conmigo, y nos besamos. Es un lindo, si yo fuera ella, tampoco lo dejaría ir así de fácil—suelta un suspiro sospechosamente enamorado.

—No me digas, ya te enamoraste.

Lo creería, porque Jane se enamora todo lo que tenga patas y sea del género opuesto.

—La verdad, no lo sé. Pero el tipo, es demasiado lindo. Y físicamente es demasiado atractivo.

—Mhm, ¿y cual es tu plan?

—Qué me ayudes a conquistarlo.

—Absolutamente no.

—Anda, no tendrás que hacer nada. Solo acompañarme para que nos encontremos "casualmente"—dibuja las comillas con los dedos—, y así invitarlo a salir. Que no crea que todo es arreglado.

—¿Y como sabrás donde esta?

—Soy buena stalker. Cheque sus redes sociales y alguien etiqueto en su muro una fotografía de la cafetería donde estan.

—Vale..., entonces ¿por eso fuiste por mi?

—Síp—sonrie inocentemente—¡Vamos, vamos, vamos!

—No, me devuelvo a mi casa—intento girar para regresar pero ella me lo impide.

—¡Anda, Lizzy!—me toma por los hombros—Te juro que no volveré a pedirte nada en el mundo, ¿sí? ¡Anda di que sí!

—¡Qué flojera me das!

—¡Por favoooor!—alrga la o.

—Esta bien—accedo—solo por que no tengo nada que hacer.

—¡Sí!—brinca de la emoción.

—Pero tu pagarás lo mío—señalo antes de continuar caminando.

—Por supuesto, te compro lo que tu quieras, vale.

Continuamos el camino hacia la cafetería, ella continua hablando sobre el chico que conoció. Parece que esta encantada con él.

En el camino, justo antes de entrar al lugar, una persona no de mi agrado aparece por casualidad.

—Es un placer verte, Liz—dice interrumpiendo a Jane, quien lo mira extrañamente.

—Lastima que no pueda decir lo mismo—murmure.

—¿Lo conoces?—me pregunta mi mejor amiga, extrañada.

—Desgraciadamente.

—Mucho gusto, soy Dave—le extiende la mano que Jane acepta por cortesía. La conozco, y sé que le parece extraño aunque ella le fascina conocer personas.

—Jane.

—Es un placer, Jane—la mirada que le da hace qué mi mejor amiga se remueva incomoda.—Ya qué estamos aquí ¿me dejarían invitarles un café aambas?—abre la puerta de cristal del lugar, hace una seña para que entremos.

Jane ingresa dándome una mirada de preocupacion, yo voy tras de ella, y Dave tras de mi. Mi amiga busca con la mirada a su objetivo por todo el lugar, mientras que Dave se empeña en querer hacernos conversación.

—Qué casualidad encontrarnos por aquí, ¿no crees, Elizabeth?

La manera en la que ha dicho mi nombre ha sido... escalofriante. Tanto que hasta Jane ha pausado su búsqueda visual para mirarlo a él, y después a mi.

—No es casualidad que siempre estés en los lugares a donde voy—respondí.

—Miralo como quieras, pero solo es una casualidad.

Niego. No es casualidad.

—Vamos, les invitaré un café—sonríe triunfante.

—No—la respuesta ase Jane me sorprendío—, nosotras podemos pagarlo, gracias.

—Es de mala educación rechazar...

—Es de mala educación que no entiendas un no por respuesta. Ellie y yo vinimos aquí para estar un tiempo a solas—miente—, por ahora no queremos compañía. Gracias.

Al parecer esa respuesta lo molesta.

—Bien, otro día será.

Espera. ¿No va a insistir?

—Nos vemos, Liz.

Y se marcha.

—Eso ha sido extraño—musita.

—Usualmente insiste hasta que me saca de mis cavales.

—¿De dónde lo conoces?

—De la academia, estudia allí.

—No me da buenas vibras—sacude la cabeza—. Como sea, iré por nuestros cafés.

Se marcha al mostrador olvidando la parte más importante por la que estamos aquí; el chico del qué hablaba. Parece ser que Dave le ha robado esa energía y entusiasmo con el que usualmente vive. Y eso, es sumamente difícil. Jane es una persona que no suele estar de malas, aun cuando su vida este de cabeza siempre tiene una sonrisa que dar para los demás. Incluso algunas veces puede ser un poco molesta (solo para mi) pero estoy acostumbrada a ella que es demasiado raro cuando su entusiasmo desaparece por completo.

Somos como un complemento. Ella es la entusiasta y la que siempre ve el lado positivo de las cosas, y yo todo lo contrario. Nos complementamos una a la otra.




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