Elizabeth.
La noche de chicas que había planeado con Jane había llegado. Siendo honesta, en el fondo muchas veces anhele poder arreglar mi amistad con ella y por fin había sucedido, era cuestión que le bajara dos rayitas a mi orgullo y viera que en parte también tuve algunos errores.
Y lo mejor de todo es que ni ella y ni yo nos reclamamos eso, ambas aceptamos en lo habíamos estado mal y lo solucionamos.
Jane no me preciono para que le dijera lo que había sucedido hace años, pero al estar en su casa, su madre y ella me hicieron sentir segura y termine por contarle a las dos que fue lo que paso aquella noche, y las consecuencias que trajo a mi familia, y a mi.
Eva me abrazo mientras lloraba, como alguna vez quise que mi madre lo hiciera y Jane había quedado en una especie de shock. Era demasiado información y a palabras de ella, difícil de procesar qué haya pasado todo esto yo sola. También admití que las pesadillas habían regresado, y que algunas veces entraba en un tipo de trance en donde estas imágenes se proyectaban en mi mente mientras yo estaba consiente, como aquella vez que me disculpe con Cameron en casa de Sam.
Eva me sugirió que debía retomar o considerar al menos volver a terapia. Había ido, sí. Pero fue por un motivo distinto, el divorcio de mis padres. Jamás comente eso con la psicóloga, y deje de asistir porque mi madre decía que era una pérdida de tiempo, qué un psicólogo era solo para gente que estaba mal de la cabeza, en sus palabras para los locos.
Por primera vez en mi vida se sentía bien pedir ayuda. Me ha costado mucho comprender que no es malo hacerlo, y que con su apoyo podré salir de esto y superar aquello.
Hablar sobre eso me recordó que él seguía libre. No me había molestado en lo absoluto con los mensajes anónimos, por eso estaba aún más ausutada. Algo malo estaba planeando. Y yo no tenía idea de qué, y cuando pasaría. Pero tampoco podía vivir con miedo.
A la mañana siguiente de nuestra pijama da, ambas se sorprendieron cuando les pedí que me acompañaran a retomar las terapias. Lo estuve pensando, y sería lo mejor para mi bienestar. Así que después del desayuno nos subimos al auto que conducía el padre de Jane, y nos llevó a un institución en donde nos brindaron la información que necesitaba. El señor Antonio no hizo preguntas, y cuando nos bajamos del auto el se quedo allí esperando a que saliéramos.
Admito que la primera sesión con la psicóloga no fue muy buena. Aunque estaba ahí por mi cuenta, me fue muy difícil abrirme, y no revele casi nada. Solo lo típico; mis padres se divorciaron hace años, ellos me culpan, he tenido algunas pesadillas, y ya. Ni siquiera le comete sobre que eran. Fue un total desastre.
—Es normal que suceda, Ellie—dijo Eva sentada a un lado de su esposo que conducía—, Es difícil para ti abrirte, y más a un extraño. Pero poco a poco iras avanzando, es un proceso, no de un día para otro. Se trata que poco a poco vayas sanado.
—Así es, pequeña. Poco a poco podrás salir adelante, y a lo mejor tendrás baches en el camino, o caerás porque no siempre puedes mantenerte de pie, pero siempre estaramenos aquí para levantarte—le apoyo su esposo a pesar de que no sabía el contexto—, siempre has sido parte de nuestra familia, eso no lo olvides.
Mire a Jane qué me miraba con una sonrisa, lo dicho por sus padres me había hecho llorar. Mostrar tanto sentimentalismo no era propio de mi, pero finalmente me había quebrado con sus palabras.
Y admito que me dolió mucho que fueran ellos y no mis propios padres los que me estuvieran apoyando. Tal vez mi padre hacía lo posible por protegerme, pero nunca hablo conmigo sobre esto, nunca me pregunto como me sentía, solo buscó hacer justicia por mi. No se sentó a llorar conmigo, no estuvo a mi lado, al contrario, se fue de casa. Se divorcio de mi madre, y me dejo con ella.
Estar con ellos me hizo darme cuenta de que no solo era el abuso lo que me dañaba, también tenía heridas emocionales respecto a la familia disfunsional en la que crecí, en lo poco cercano que era a mis hermanos y en como me hirió que Leonardo creyera qué lo que me sucedió lo invente solo para llamar la atención.
No había querido admitirlo, pero también me hería que mi padre fuese así de cerrado incluso conmigo. Y de mamá ni se diga, que haya preferido creer en su hermano antes que en su propia hija se sentía como si me apuñalaran. Y ni hablar de me habían quitado la posibilidad de algún día tener hijos propios.
Estaba rota en muchos sentidos, estaba tan rota, pero no quería admitirlo.
Y lo que más me dolió fue darme cuenta de que Cameron no puede querer a alguien que está rota, UE esta destrozada por dentro. El no merecía cargar con ello, y por eso llegué a la decisión.
Aunque oficialmente no éramos nada, no podía seguír con eso. Se lo haría saber en cuanto volviera, el merece ser feliz con alguien que no cargue tantos problemas emocionales. El merece ser feliz con alguien que pueda llegar a quererlo con toda su alma.
Y yo no estaba segura si podría llegar a hacerlo.
Sería egoísta de mi parte quítrle la oportunidad de que algún día pueda formar su propia familia. Sería egoísta pedirle que se quede a mi lado, aún sabiendo, que no yo jamás podré hacerlo feliz.
Editado: 06.08.2024