<<Antes de llegar a este punto solo era una chica por casi cumplir los 19 años mudándose a la capital, las cosas al principio iban bien, siempre me había agradado vivir en la ciudad de hecho antes de vivir allí vivíamos en una ciudad más pequeña al sur del país, estaba muy emocionada por nuestra nueva vida: mis padres tenían un nuevo trabajo, teníamos una nueva casa, yo iba a una nueva escuela y pronto comencé a hacer nuevos a amigos. Todo parecía ir bien hasta que dejó de estarlo.>>
-Emily...-la voz de mi madre me despierta de mis pensamientos.
-¿sí? –contesté involuntariamente volviendo a la realidad.
-¿me estabas escuchando? –me mira dejando una mano en el volante.
-ah, perdón no. –le sonrío.
Me mira con rareza -has estado muy callada durante el viaje, ni siquiera me estabas escuchando ¿estás bien? ¿Estás enferma?
-no, nada de eso, no te preocupes. –contesto fingiendo mi mejor sonrisa, en realidad estaba pensando en lo que ha pasado en este ultimo año, el solo cerrar los ojos me hacía volver a recordar todo. –de verdad estoy bien. –le afirmé de la manera más convencible.
<<La nueva vida que había comenzado a vivir pasó de ser un lindo sueño a una pesadilla.
En la escuela, al poco tiempo de llegar comencé a recibir molestias de mis compañeros, esas pequeñas cosas como empujones o alguna que otra palabra hirientes, sinceramente no le presté suficiente atención no es como si un poco de burla me bajará la autoestima, hasta que las cosas subieron de nivel al punto de ser insultada a ser golpeada, y al final en la escuela me quedé sola tampoco es que mis profesores le prestaran atención puesto los que les firmaban sus cheques eran los padres de los mismos que me agravaban, en casa también estaba sola, mis padres pasaban la mayor parte del tiempo en el trabajo, a veces llegaban a altas horas de la noche y raras veces en la madrugada, ellos estaban muy ocupados y estresados, yo no quise ponerles otra carga más, así que decidí guardar silencio y soportarlo hasta la graduación.>>
-en serio, estas muy rara –dice poniendo los ojos de nuevo en la carretera – creí que cuando te dije de visitar a tu tía te había gustado la idea.
-y fue así, de verdad estoy contenta de tomar aire fresco además no he visto a tía May desde hace un par de años y estoy impaciente de volver a verla.
Eso le sacó una sonrisa a mi madre, la miré sonreír mientras ella miraba hacia al frente, un mechón rebelde de su cabello revoloteaba en su cara por el aire del calefactor aquello me causó risa porque a pesar de que tiene el cabello corto ese mechón siempre a sido incontrolable, mi madre y yo somos dos gotas de agua ambas tenemos el cabello castaño (aun que yo lo conservo largo) y ojos color café es indiscutible que somos familia.
Miro de nuevo los arboles de la carretera amarillos por el otoño, de verdad, lo único que pido es vivir en tranquilidad, solo quiero ser feliz de nuevo ¿Es demasiado pedir?
–es una lástima que papá no haya podido venir. -retomo la conversación tratando de escapar de mis pensamientos.
-pues yo me alegro –me contesta abriendo bien los ojos- cuando mi hermana y él se unen se vuelven insoportables ¿Cómo es posible que mi esposo se lleve mejor con mi hermana que yo con ella? –apreté los labios para no reírme, había sacado el tema apropósito para cambiar el ambiente.
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Cuando llegamos a la entrada de la casa mi tía, ella nos estaba esperando afuera, nunca dejaba de sorprenderme ver cómo vivía mi tía, la casa era enorme de hecho de niña yo lo apodaba la mansión en los arboles y se asentaba sobre una gran cantidad de hectáreas (la verdad nunca había preguntado cuantos eran pero jamás había logrado llegar al límite de la propiedad) las cuales todas estaban llenas de bosques y riachuelos, y uno de los terrenos coincidía con una reserva natural así que en realidad ella estaba muy lejos de la sociedad, el trabajo de mis padres (mi madre contadora y mi padre abogado en un bufete conocido) nos permitía tener una vida cómoda pero nada comparado a la vida de mi tía May quién se convirtió en una famosa escritora de la noche a la mañana con la publicación de su segundo libro, uno de los libros más vendidos ese año, desde entonces sus libros se volvieron muy reconocidos y con el dinero que ganó con su tercer libro, cumplió su sueño, se compró un terreno en las montañas alejado del mundanal ruido y allí construyó su casa desde los cimientos, todo ese proyecto le tomó 10 años pero esa cantidad de años valió la pena.
-¡tía May! –le grité al bajarme del auto para correr a sus brazos.
-hay Emily –me respondió con gran abrazo.
-cuanto tiempo.
-sí tienes razón, el tiempo ha pasado muy rápido has crecido mucho ya estás a mi altura.
-bromeas, igual todos los días.
Eso le hizo soltarle una carcajada, es agradable volver a verla.
-hola hermana –le saluda mi madre con un abrazo. –me alegro de que sigas en una pieza ¿aun no se ha metido un tigre en tu cocina?
-ja ja ja aún no. -respondió tía May con una sonrisa de oreja a oreja.
Si, irrefutablemente mi tía y mi madre son hermanas, cuentan con un son de amistad bastante particular poseen distintas personalidades ejemplo de ello que a mi madre le gusta la ciudad y a mi tía el campo, por eso es que vive literalmente con el bosque en el patio.
-Dios, tengo que conducir cinco horas para poder ver a mí hermana.
-pero la vista vale la pena, esas hermosas vistas no las encontraras nunca en una ciudad.
Tiene razón, paseo mis ojos alrededor del bosque sintiendo la brisa en mi cara los árboles que rodean el lugar parecen tranquilos, el bosque no juzga tener mucha vida solo veo hojas secas caer por el otoño que apenas está empezando.
-bueno, me tengo que ir –anuncia mi madre.
-¿qué? ¿Tan pronto? Caty creí que pasarías la noche aquí.
Editado: 12.12.2024