- ¡Idiota!
Lo oí lanzar un gruñido mientras arrojaba su brazo izquierdo a la pared del pasillo ¿estaba molesto? No lo sé, pero respiraba rápido y miraba al suelo con esa mirada que no sabía describir, después de un par de segundos suspiró y continuó su camino. Iba a seguirlo a través del pasillo pero mi cuerpo no se movió, y entonces todo a mí alrededor se difuminó tan rápido que cuando me di cuenta ya estaba de nuevo en mi habitación, con celular en mano y mirando al techo, lo único que podía escuchar en el silencio de mi cuarto era algo golpeando en la ventana, un toque parecido al de Kervin cuando…
- ¿Ivanna?
Por la sorpresa me levanté de un salto de la cama, mi celular rodo por el suelo al igual que yo cuando tropecé con mis propios pies y volví a levantarme para dirigirme a la ventana, cuando corrí la cortina estaba ahí de pie abrazándose a él mismo del frio.
- ¡Kervin! - susurré en voz alta mientras abría la ventana - ¡¿Qué haces aquí a esta hora?!
- Es viernes, siempre estás despierta hasta tarde los viernes.
Era cierto, había tomado la costumbre de que los fines de semana los usaba para leer hasta tarde o según Keyla o Lorelys, salir a bailar o tomar algo, claro, Kervin también lo sabía, es mi novio después de todo, me conoce tan bien como yo misma… aunque hay alguien más que conoce mucho de mí, o más bien lo suficiente.
- ¿Puedo Pasar? – Me preguntó
- ¡Claro! ¡Pasa!
- ¡Entonces ábreme la puerta!
No sé por qué rayos pensé que entraría saltando por la ventana, supongo que haber visto a Black hacer eso casi me mal acostumbra, sacudí aquel recuerdo de mi cabeza y corrí hasta la puerta, esta noche estaba haciendo frio, y Kervin era la viva imagen de un tempano de hielo cuando le abrí la puerta y me abrazó estaba helado, como no iba a estar helado si lo único que traía puesto era una camisa blanca de mangas largas, sus pantalones de nylon y un simple saco. Parecía recién llegado del trabajo.
- Dios… Kervin estas muy frio – Le dije mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba a la sala.
- Estoy bien, no es nada.
- ¿Estabas en el trabajo? – Le pregunté sentándome con él en el sofá de la casa.
- Ah… si, ya sabes, a veces me quedo hasta tarde, quería aprovechar que la oficina está cerca para venir a verte – Se acercó a mí y me abrazó – Ya comenzaba a extrañarte.
- Tonto, yo no tengo la culpa de que siendo tú mismo jefe te dé por quedarte hasta tarde.
- Bueno, sabes que tengo clientes, y algunos de ellos son algo… exigentes.
Cuando me abrazó lo sentí extraño, estaba nervioso, o asustado.
- ¿Te ocurre algo? – Le pregunté mirándolo a los ojos.
- ¿Qué? – Mi pregunta lo tomó por sorpresa – ah… no, no… cosas del trabajo, además estoy cansado – Su pulso se aceleró - ¿Qué? ¿Tus “poderes” te dijeron que me pasa algo? ¿O acaso ya viste lo que me paso a través de mis ojos?
Lo empujé, siempre lo hace, odio cuando lo hace pero el siempre cree que mi “don” es invención mía, nunca me creyó ni me creerá
- Idiota – Le dije apartándome de él
- Oh amor no te pongas así – Se acercó a mí y volvió a abrazarme por la espalda – ¿sí? – Me beso en el cuello – Sabes que lo digo jugando. No me pasa nada ¿Ok? Todo está bien en el trabajo solo… un cliente que quiere volverme loco.
- Tu cliente es un aguafiestas
- Si… – Suspiró profundamente –…Lo es, pero paga muy bien por lo que hago para él – Me atrajo más a él hasta que prácticamente quedamos acostados en el sofá, yo recostada en su pecho.
- ¿y qué es lo que haces para “él” que sea tan importante?
- Bueno… como ya sabes, la división de armas de seguridad de la empresa está diseñando un nuevo tipo de Pistola Taser para defensa personal, como el arma que te regalé
- Ah ¿esa cosa que parece una pistola laser sacada de la guerra de las galaxias?
Me acordé de ella porque el día que Black saltó por la ventana me juré que nadie más me tomaría por sorpresa y saqué aquel armatoste del closet y lo puse en la gaveta de mi mesa de noche, aunque me olvidé de ella casi por completo hasta ahora.
- Esa misma, resulta que mi cliente quiere algo más… “fuerte y preciso” dijo “él”
- ¿Quién?
- Mi cliente, es el dueño de “The Creed Company”, una transnacional. Dijo que son para controlar animales en el zoológico así que deben tener mayor potencia para…
- Espera un minuto ¿dijiste Creed?
- Si, como Asassin’s Creed, que loco ¿no?
- “El credo de asesinos”
- ¿Qué?
- Nada, solo recordé el nombre del juego en español – Solo escuchar la palabra “Credo” me daba escalofríos.
ooooooooo
Todo el camino en la camioneta venia pensando en lo que debía decirle a la detective cuando la viera, todo debía ser perfecto, no podíamos cometer ningún error, íbamos a entrar a la estación de policía, destruir los archivos que hablen sobre lo sucedido en el hotel y además debíamos hacerlo sin ser vistos, la parte del sigilo sería fácil, Brenda seria nuestros ojos dentro de la estación gracias a las cámaras que ella misma había hackeado.
- …Entonces obtuve la dirección IP y así pude entrar… Aquiles ¿me estas escuchando? – La voz de Brenda a través del auricular me sacó de mis pensamientos.
- Ah, si… lo siento.
- Deberías estar concentrado – Me dijo Black mirando a través del retrovisor.
- Lo estoy, precisamente en eso estaba pensando.
- Ah, ósea que estaba hablando sola ¡que malo eres Akiresu!
- Ya, ya me disculpe, más bien dime como está la estación ahora.
- Despejada, solo veo a cinco agentes: dos en la entrada principal, uno en la entrada trasera, uno acaba de entrar al baño y nuestra victima está en su oficina en el segundo piso.
- Por favor, no la llames así, no voy a segar su ira. No es una víctima
- Victima será su servidor cuando Black coloque el dispositivo – Dijo Kristian – ah y gracias por el café y las galletas embajadora, ya me estaba durmiendo.
- Si… ha sido una noche larga – Esta vez Habló Jorge.
- Ya terminara muchachos… ya terminara.
Era cierto, todos estábamos cansados, Ivanna nos dio un par de palizas esta noche y aun no sabíamos si en la estación de policía nos esperaba otra, Brenda se había empeñado en que usara el traje con la corbata roja para ir a la estación “para darle un toque de elegancia y misterio” había dicho, yo solo le sonreí y asentí, usar el traje me había dado una idea. Black estacionó la camioneta una cuadra antes de llegar a la estación, y nos dirigimos a pie hasta el edificio.
- Brenda, danos tus ojos. – Hablé por el intercomunicador.
- Apagaré las luces de la estación, así les daré el tiempo necesario para entrar, ya desactive todas las puertas electrónicas, el guardia de la entrada trasera está fumando un cigarro y se alejó de la puerta.
- Black entra por la puerta de atrás – Le dije, el asintió colocándose aquella mascara metálica y vi como su cuerpo se desvanecía en la niebla mientras corría.
Kristian y yo continuamos caminando como si nada hasta quedar cerca de la entrada principal de la estación. Los guardias nos vieron, no había problema, en cuestión de segundos desapareceríamos de su vista en un abrir y cerrar de ojos.
- Brenda ¿me pasas una foto de la recepción de la estación por favor?
- Claro
A los pocos segundos, a mi teléfono llegó una foto tomada a través de la cámara de seguridad de la recepción de la estación.
- Gracias
- ¿Qué vas a hacer con la foto?
- Sera sorpresa – Dijo Kristian mirándome con una sonrisa.
- Black ¿estás en posición? – Pregunté a través de mi auricular.
- Afirmativo.
- Brenda, haz lo tuyo.
- Muy bien, la estación se quedara sin luz por 30 segundos a partir de 3…2…1…ya.
Y así como ves las luces de un arbolito de navidad encenderse, vimos las luces del edificio apagarse, que la operación comience.
ooooooooo
Kervin había venido a pasar la noche conmigo, siempre que podíamos estábamos juntos, como esta noche que apareció repentinamente, fuimos a mi habitación a ponernos más cómodos, Kervin tenía otra idea para pasar la noche pero el cansancio me estaba matando.
- No entiendo cómo es que aún no aceptas mi invitación para vivir juntos – Kervin entraba en la cama en bóxer y sudadera blanca gateando hacia mí – Casi toda mi ropa está aquí en tu closet.
- Sabes que me gusta tener mi privacidad, además está mi estudio y mis amigas, ya habíamos hablado de esto – Dije cuando ya estaba junto a mí, abrazándome por la espalda.
- Si, si… “aun somos bastante jóvenes…”
- “el vivir juntos puede esperar” – Terminé la frase
- ¿Entonces cuando nos casemos? – Dijo besando mi cuello – Por cierto ¿dónde está el anillo de compromiso que te di?
- Kervin, era un anillo de aluminio, hace años que se oxidó.
Hace 3 años de eso, abrazados, en mitad de la playa con el agua llegándonos al cuello Kervin saco un anillo de aluminio de su short y me propuso matrimonio, fue algo extraño, pero gracioso y en aquel momento me pareció lo más romántico del mundo, pero con el tiempo el anillo de aluminio se oxidó pero nuestro compromiso sigue en pie.
- Te conseguiré otro entonces, de oro o plata – Dijo susurrándome al oído – Sabes que te adoro amor.
Suspiré, no sé por qué en aquel momento mi cabeza en vez de estar ahí, con el hombre con el que iba a casarme pensaba en permanecer en silencio.
- Oye… ¿estás bien?
- Ah… si, si… - Le dije bostezando – Estoy cansada… hoy fue un día agotador.
- Si… el mío también, tuve un percance no hace mucho en el trabajo, alguien amenazó a mi cliente.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Según mi cliente es la gente del Green Peace que está en contra de que yo fabrique esas armas.
- ¿Pero tu estas bien no?
- Por supuesto, no va pasarme nada, tu tranquila, en cuanto termine este trabajo, te comprare el mejor anillo de compromiso que hayas visto, y podrás planear la boda cuando tú quieras.
Boda, algo que yo he pospuesto desde que me propuso matrimonio. Quiero mucho a Kervin, hemos estado juntos desde hace cinco años y no he decidido una fecha para casarnos precisamente por lo jóvenes que somos aun. El simplemente lo aceptó, esperaría a que yo decidiera la fecha.
- Suena como si te fueras a hacer millonario de la noche a la mañana.
- ¿Y que si así fuera? Serás mi esposa ¿no? – Yo asentí con la cabeza, sintiendo de nuevo su labios en mi cuello – Es lo único que me importa
- Ya… déjame dormir, estoy cansada.
- Bien… buenas noches – Lo oí suspirar, acariciando mi brazo y yo también dejé caer pesadamente mis ojos.
No sabía si estaba entre despierta o dormida, pero al poco tiempo de haber cerrado los ojos, comencé a escuchar voces, eran como susurros. En mi sueño podía verme caminando a hurtadillas en el suelo, subiendo unas escaleras de acero de color negro, pegada a una pared blanca, todo estaba en total silencio pero los susurros se hacían más fuertes, hasta que al final de las escaleras vi un largo pasillo, el suelo estaba tapizado por una alfombra azul oscuro y en la pared derecha de este pasillo había una puerta, de ella provenía la luz de una linterna.
- Aquiles te quedan veinte segundos de oscuridad – Escuche la voz de Brenda en mi oído derecho, era como si me hablara por un auricular – ¡El guardia salió del baño y se dirige hacia ustedes date prisa!
- Copiado – Escuché la voz de Aquiles susurrar – ¡Kristian el muro!
¿Qué estaba pasando? ¡Todo lo que veía y sentía era muy real! Era Aquiles el que estaba de rodillas en mitad del pasillo, era como si mirara a través de sus ojos. Vi como Aquiles miró a Kristian que apoyando las manos en el suelo hizo que un muro de cristal se levantara justo al principio del pasillo, cerrando el paso por las escaleras.
- Quince segundos – Volví a escuchar la voz de Brenda en mi oído derecho… o más bien en el de Aquiles.
- ¿Black, donde estás?
- En el ducto de ventilación – Ahora era Jorge quien hablaba – Estoy esperando a que vuelva la luz para poder entrar.
- Diez segundos – Volví a escuchar a Brenda – Black no hay cámaras en el cuarto del servidor, no podré verte entrar.
- Hay alguien chequeando los servidores… no tiene pinta de paco (policía) debe ser un ratón de computadora.
- ¿No quiero que nadie salga herido me oíste? – Le respondió Aquiles sujetando su oído – Ponlo a dormir si es necesario.
- De acuerdo.
- ¡Cinco segundo! ¡Date prisa! – Brenda se oía alarmada por el auricular.
Vi como Aquiles se deslizaba por el suelo hasta entrar en lo que parecía ser una oficina, escondiéndose de la luz de la linterna, no emitía ni un solo sonido y sus pasos parecían no hacer contacto con el suelo, había alguien en la oficina, una mujer, Aquiles estaba detrás de ella escondido tras una estantería, entonces vi como su cuerpo comenzó a emanar aquella esencia negra.
- 2 segundos – Repitió Brenda por el auricular – Y la luz se hizo chicos.
ooooooooo
Debe haber sido una sorpresa para ella darse cuenta de que la luz del pasillo se había encendido, pero la oficina se mantenía a oscuras, era un espacio un poco grande, había estantes alrededor de su escritorio, como si trabajara dentro de un cuarto de archivos, pude esconderme detrás de ellos antes de que se encendiera la luz. Vi cómo se acercaba a la puerta pero hice que la oscuridad en la habitación se intensificara, cubriendo de humo la entrada, ahora estaba completamente a oscuras con la linterna en la mano.
Podía verla de espaldas, cargaba una camisa blanca, jeans ajustados y su cabello Negro estaba recogido en una cola de caballo, sus tacones negros hacían ruido en el suelo a cada paso. Me mantuve detrás de la estantería. Me acercaría a ella con cautela.
- Señorita Ricaurte – Dije en voz alta.
- ¿Quién anda ahí? – Sentí como se sobresaltó al escuchar mi voz, empezó a alumbrar a todos lados con la luz de la linterna.
- Hay algo que usted está averiguando en lo que no debe involucrarse.
En ese momento salí de donde estaba, acercándome lentamente hacia ella, la luz de la linterna alumbró directamente mi corbata, y gracias al humo no pudo ver mi rostro, no iba a mostrárselo, no aun.
- Sera mejor que no sigas al conejo Blanco… Alicia, o caerás en el país de las maravillas.
- ¡Como sabe mi nombre!
- Alicia Isabella Ricaurte, Detective de la policía de Chacao, estas investigando algo que no te concierne.
- Eres el hombre de la corbata roja del video.
- ¿Video?
- ¡En el teatro! Las cámaras de seguridad te vieron cuando saliste por la entrada de servicio con esa chica, Ivanna Acosta.
Que haya mencionado lo sucedido en el teatro me dejó perplejo, y confundido.
- Brenda… - Susurré levantando mi mano hacia mi oído derecho.
- ¡Black aun no coloca el dispositivo!
- ¡Denme… un segundo! – Se oía como si estuviera estrangulando a alguien, luego un golpe seco seguido de un largo suspiro de parte de Jorge – Este tipo es bueno peleando… pero yo soy mejor… listo ya coloqué el dispositivo.
¿Si Alicia estaba investigando el caso del asesinato en la inauguración del teatro como es que terminó investigando también el caso del hotel? Tal parece que además de hacer amenazas me tocaría buscar respuestas.
- ¿De qué chica me estás hablando? – Le pregunté
- La chica que llevabas tomada del brazo cuando salieron del teatro, sé que también estas involucrado en la desaparición de los árabes en el hotel.
- Aquiles, es cierto… - Brenda me hablo a través del auricular – Tiene las grabaciones del video del teatro, y los registros de habitación del hotel en donde “Sadam” aparece registrado, saben que Al Majab estuvo en el teatro.
- Así que enlazaste todo – Le dije a Alicia – Entonces no tengo que hacer esto.
Levanté mi mano izquierda y la esencia negra se desvaneció en el aire, permitiendo que la luz volviera a la oficina. Estaba de pie frente a ella, sus ojos verdes abiertos de par en par me miraban fijamente y sus labios rojos carnosos estaban semi-abiertos de la impresión, ella solo podía ver oscuridad en mi mirada.
- Entonces déjame replantear mi amenaza – Di un paso hacia adelante, ella retrocedió hacia el escritorio.
Repentinamente se giró y abrió una de las gavetas del escritorio, pero para cuando ya estaba apuntándome tomé su muñeca y la torcí lo suficientemente fuerte para hacerla gemir de dolor y hacer que soltara el arma, su mano derecha, con la que sostenía el arma la coloque a la altura de su rostro, y su mano izquierda quedo apoyada sobre la mesa con la presión de mi mano derecha, mis ojos negros estaban fijamente sobre los suyos, a pocos centímetros de distancia. Casi estaba sobre ella.
- Aléjate de Ivanna… deja de investigar lo que no te concierne
- ¿O… o qué?
¿De dónde sacaba valentía esta mujer? Estoy casi seguro que lo único que podría ver es el reflejo de su rostro en mis ojos negros y sigue sin intimidarse, es la primera vez que me ocurre esto.
- He recibido peores amenazas que la tuya ¿sabes? – No supe que responderle – Algo me dice que no eres de los que amenaza a sus enemigos.
- No eres mi enemigo, solo te estoy alejando de algo que es muy peligroso para alguien como tú.
- ¿Peligroso? Soy policía ¿recuerdas? ¡Estoy entrenada, se defenderme!
En un rápido movimiento se sentó sobre el escritorio y alzo sus piernas, empujándome hacia atrás y liberándose de mi agarre, cuando recobré el equilibro esquivé por milésimas de segundo su puño derecho, bloqueé la mayoría de sus ataques, esta mujer sabia boxear muy bien, cuando bloqueé uno de sus rápidos derechazos tomó mi brazo e intentó proyectarme al suelo, pero por reflejo enderecé mi cuerpo en el airé, cayendo de pie frente a ella, eso me dio oportunidad de empujarla de nuevo sobre el escritorio. Nuestras respiraciones estaban agitadas, Sabia pelear muy bien… incluso logró sacarme una sonrisa.
- No peleaba así desde Nueva York – Le dije con la voz agitada.
- No has visto nada.
- ¡Podemos seguir este juego lo que resta de noche! ¡Lo quieras o no tendrás que abandonar el caso!
- Oblígame – La muy descara sonrió arqueando su ceja derecha
- Eres una…
- ¿Oye que está pasando allá arriba? – Era Jorge por el auricular – ¿Te estas tirando a la paca chamo?
- ¡No hay tiempo para juegos! – Ahora era Brenda la que hablaba – ¡Tenemos compañía!
- ¿Qué? – Dije en voz alta sujetando el auricular.
Escuché los frenos de un auto y a los pocos segundos hubo disparos fuera de la oficina, caminé hacia la ventana y vi a los dos oficiales tirados en el suelo y a unos hombres vestidos de negro entrando en la estación.
- ¡Mierda!
Sentí como Alicia recogía la pistola del suelo, pero bastó con que yo agitara el brazo en su dirección para enviarle una ola de calor que la obligó a soltar el arma. La sola impresión de lo que acababa de hacer me daría el tiempo suficiente para hablar con los chicos.
- ¿Es el Credo?
- ¿Descubrieron que veníamos? – Escuché la voz de Kristian.
- Creo que no vienen por nosotros, vienen a deshacerse de la evidencia sí, pero… no solo de los archivos.
Gruñí, la misión se había convertido en rescate, de nuevo escuche disparos, estaban cerca de nosotros, vi como Kristian entraba a la oficina y hacia un muro de cristal justo en la entrada.
- Están cerca, no me han visto pero es cuestión de tiempo para que vengan hacia acá – Dijo Kristian acercándose a mí – Hola – saludo cordialmente a Alicia.
- ¡Ah mierda! – Gritó Black
- ¡Jorge! ¿Qué paso?
- Bloquearon la salida trasera – Podía escuchar disparos mientras hablaba.
Gruñí nuevamente, suspiré e intente calmarme lo suficiente, tenía que pensar rápido. Caminé hacia Alicia, tomé su arma y se la puse en las manos, me miró tan confundida como yo al hacerlo.
- Si quieres seguir viva será mejor que vengas conmigo.
- ¿Qué está pasando?
- ¡Que han venido a matarte! ¡Eso es lo que está pasando! ¡Ahora muévete!
Me alejé de ella y saqué mi Desert del cinturón de cuero y caminé hacia la puerta, Kristian chasqueó los dedos siguiéndome y la pared de cristal desapareció.
- Brenda, danos una salida
- Dame un segundo, espera… ¿qué?
- ¿Qué pasa?
- ¡No puedo ver nada! ¡Desactivaron todas las cámaras de seguridad!
- ¡¿Qué?!
- Aún tengo los planos del edificio, sube a la azotea, las escaleras de emergencia están a tu derecha. Por ahí podrás bajar a la parte trasera del edificio por unas escaleras que están pegadas a la pared.
- Bien
Le hice señas a Kristian para que se adelantara, le di un último vistazo a Alicia antes de salir, seguía ahí de pie con el arma en la mano sin saber qué hacer, pero no podía quedarme a explicarle, así que salí de le oficina y camine hacia las escaleras al final del pasillo.
- Aquiles no puedo verlos más, solo puedo darte la información del mapa, lo siento – Me habló Brenda desde el teléfono.
- No tienes por qué disculparte, ya vamos saliendo ¿pudiste borrar los archivos del servidor?
- Si, ya no quedan archivos en digital de lo sucedido en el hotel y en el teatro.
- Bien, es todo lo que podemos hacer por ahora… Black cuéntame, ¿qué sucede allá abajo?
- Estoy algo ocupado ahora – Escuche un par de golpes por el auricular – Ok… puerta trasera despejada, voy a la camioneta.
- Iremos a la parte trasera de la estación – Le dije a Black mientras miraba a Kristian que había empezado a subir las escaleras - Busca la camioneta y te…
- ¡Detrás de ti!
La voz que acababa de escuchar a través del auricular me hizo girar la cabeza, los hombres vestidos de negro estaban ya en el pasillo y comenzaron a disparar en dirección a donde yo estaba, tomé a Kristian del brazo y lo halé hacia mí cubriéndolo detrás de la pared de las escaleras, las balas golpeaban el marco de las escaleras a centímetros de nosotros.
- Esa voz…
Los disparos de M16 cesaron cuando fueron interrumpidos por los disparos de un arma más pequeña, asomé la cabeza hacia el pasillo y vi a Alicia con arma en mano saliendo de la oficina, los hombres vestidos de negro estaban en el suelo. Salimos del acceso a las escaleras y me acerque a la detective.
- ¿Ahora si me cree detective?
- Quienes son estas personas
- Las que no quieren que siga investigando los asesinatos.
- Entonces no solo eres tu ¿eh? – De repente alzó su arma y me apuntó directamente – No dejare que te escapes.
Suspiré profundamente, mirándola con fastidio, esa terquedad policial siempre me había molestado, No iba a contarle nada a la detective, mientras menos sepa mejor, es valiente, cosa que me pareció muy extraña cuando estábamos en la oficina y le mostré la oscuridad en mis ojos. Pero no tenía tiempo para pensar en que es lo que le sucedía. Será mejor que me vaya antes de que vengan más oficiales o más hombres de Palacios.
- Brenda… - susurré.
- Preparando otro apagón en tres… dos… uno…
- Adiós Alicia, cuidado con el conejo blanco.
- ¿Qué?
Y entonces la luz se fue, tome a Kristian de un hombro y corrimos de nuevo en dirección a las escaleras, escuché disparos de nuevo, eran de Alicia, intentaba dispararme pero a falta de luz perdía perspectiva, todos los disparos que escuché golpeaban en las paredes o incluso el piso.
- ¡Alto! – Escuché a Alicia gritar corriendo detrás de nosotros.
- Brenda subiremos a la azotea – Hablé a través del auricular.
- Sube las escaleras hasta la puerta que da acceso al techo.
- Copiado.
Kristian y yo llegamos al techo y corrimos hasta las escaleras que precisamente estaban en la parte trasera del edificio, cruzando el traga luz del centro del edificio, Kristian bajó las escaleras y…
- ¡Cuidado! – De nuevo la voz a través del auricular.
Cuando yo iba a tomar el mango de las escaleras para bajar, un disparo hizo que este soltara chispas.
- ¡Te dije que no te dejaré ir!
Di media vuelta lentamente, no quería que disparara de nuevo. Aunque la mitad de mi atención estaba en la voz que había escuchado a través del auricular.
- Brenda ¿me hablaste hace un momento? – Pregunté sujetando el auricular.
- ¿Qué? No, ¿Por qué?
- No importa – Baje mi mano – ¿En serio crees que podrás detenerme? – Esta vez me dirigí a Alicia - No soy de los malos… creo que ya te diste cuenta.
- No estaré segura de eso hasta que lo demuestres.
- No puedo.
- ¡¿Por qué?!
- Ya te dije Alicia… No te gustara entrar al país de las…
- ¡Deja de decir ridiculeces!
- Aquiles será mejor que te des prisa – Era Black a través del auricular – Se oyen sirenas a lo lejos.
- Es cierto, tengo transmisión de radio de las patrullas – Dijo Brenda.
- ¿Sabes quién me está cansando? – Dije saltando a la cornisa del techo – tu, me voy – Y me deje caer al vacío.
La escuché soltar una exclamación ahogada cuando salté. Cosa que me causó gracia, caí en el suelo de rodillas haciendo más ruido del que me habría gustado, cuando me levanté vi a Kristian terminando de bajar las escaleras y a Jorge mirándome desde dentro de la camioneta, estaba serio.
- ¿Qué?
- Presumido… ¡Entra ya!
Entramos en la camioneta y Jorge piso el acelerador. Saliendo del estacionamiento trasero de la estación a toda velocidad.
- ¡Wow! – Exclamó Kristian, sentado en la parte de atrás de la camioneta – ¡tío! Eso estuvo genial, hacía tiempo que no tenía algo de acción.
- ¡Pues déjenme decirles que la acción aún no termina! – Gritó Brenda a través del auricular – ¡Se acercan dos patrullas de policía hacia ustedes!
- Black…
- No digas nada – Me dijo mientras entraba en la autopista – Sostén el volante.
- ¡¿Qué!?
Tuve que reaccionar rápido, Jorge soltó el volante y se levantó del asiento pasándose a la parte de atrás de la camioneta, yo ocupé su lugar y lo miré a través del espejo retrovisor. Abrió la puerta del maletero y las luces de las cocteleras de la policía podían distinguirse muy claramente detrás de nosotros.
- ¡Black! – Grité – ¡Hay que perderlos, no hacerles daño!
- Eso es lo que hare, hacer que nos pierdan de vista – Me miró sobre su hombro, lo vi sonreír, y sus ojos grises brillaron intensamente.
El ambiente se volvió frio dentro de la camioneta, vi a Jorge estirar su brazo derecho hacia el asfalto y escuché como se cristalizaba el suelo y luego el derrape de las patrullas de policía en el suelo congelado. Las luces de las cocteleras comenzaron a quedarse atrás. Black las había inhabilitado.
- Vaya… - Dijo Kristian – Muy bien
- No es nada – Dijo Jorge cerrando la puerta de la camioneta – Ya vámonos.
- Brenda, pudiste borrar los archivos del caso – Hablé, esta vez más tranquilo.
- Esos es correcto, y adivina que, conseguí algo curioso acerca del tal Palacios.
- Te escucho.
- Tal parece que es dueño de una compañía transnacional aquí en Venezuela, el nombre de la compañía es “The Creed Company”
- ¿“Creed Company”? – Habló Kristian – Pero eso es absurdo, Creed significa Credo en inglés.
- Tiene razón – Dijo Jorge – Es demasiado obvio.
- Es cierto, pero no está de más averiguar, Brenda ¿tienes la dirección? – Pregunté
- No te la diré hasta que vengas para acá
- ¿Qué?
- Tienes que descansar, te conozco Akiresu, eres capaz de ir ahora mismo y no haz descansado nada, no dormiste anoche siquiera.
- Brenda…
- Tío, es cierto, tomate un respiro – Me dijo Kristian.
- No haces nada sobre esforzándote – Habló Black – No quieres que el contrato te domine… ¿o sí?
Apreté el volante, era cierto, el día de ayer simplemente me quedé sentado en la cama toda la noche, pensando, buscando la forma de deshacer el contrato o intentar burlarlo, pero por más que le daba vueltas en mi cabeza no hallaba una forma, todos estos años controlando la forma en la que se hacían los contratos y por culpa de mis emociones caí en la trampa del desgraciado de palacios. Brenda tenía razón, necesitaba descansar, estaba escuchando la voz de Ivanna en mi cabeza, tal vez estaba alucinando. Tomé el desvió con dirección a Chacaíto y llevé la camioneta a la embajada. Suficiente de jugar a policías y ladrones.
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