Para cuando llegue a casa ya eran las casi las nueve. Y como últimamente estaba pasando. Mi papá no estaba, estaba empezando a volverme loca al no saber lo que me ocultaba. Por algo me estaba escondiendo. Y lo averiguaría.
-Hasta que te dignas a llegar.-Escuche la ronca voz de Dexter en cuanto entré a mi cuarto.
-¡Ya te he dicho que no entres a mi habitación! ¡Ni siquiera puedes entrar a mi casa!-Vi como se acomodaba en mi cama recargando su ancha espalda en la cabecera.-Largo.
-Vengó por mi cena cariño.-Sonrió de manera maliciosa.
-Acabas de merendar casi casi, hace menos de tres horas.-Abrí los ojos y articule cada palabra lentamente.
-Tu sangre es deliciosa no me culpes, aparte, fue parte del trato.-Iba a decir algo más cuando él se adelantó.-No le des tantos rodeos, solo ven.
-Necesito tomar algo, vuelvo enseguida.-Si bien no termine de decir la última sílaba salí corriendo de mi cuarto hacia el baño para tomar uno de los estimulantes que me dio Muki.
Esperaba que con eso no sintiera tanto dolor. Aunque ahora ya no dolía tanto como la primera vez que lo hizo, sigue molestando.
-Dos gotitas.-Tome mi gotero y eche en mi boca dos gotas de la botella roja.-Tu puedes Haven.
Me eche ánimos y antes de ir a mi habitación fui al sótano por una prenda vieja. No quería que Dexter manchara mi ropa. De nuevo. Lo único que encontré fue una camiseta gigante de mi padre. Puede servir.
-Listo.-Murmure cuando llegue a mi cuarto.
-Wow.-Dexter me vio de arriba a abajo sin descaro alguno.-Te ves buena.
-Gracias, supongo.-Me encogí de hombros y comencé a caminar hasta mi cama.-Levántate.
-No, ahora lo haremos sentados.-Palmeo su regazo.-Siéntete cómoda.
-P-pero...
-Nada de peros cariño.
Sentía como el estimulante estaba haciendo efecto en mí, sentía todo más vivo, incluso creo que escuchaba mejor, me sentía un poco mareada, la cabeza empezaba a darme vueltas y me sentía más atontada de lo normal... Espero no ponerme tan intensa.
-Ok.-Me senté en su regazo, una pierna a cada lado de su cuerpo.
Moví mi cabello a un lado dejando una parte de mi cuello expuesta.
-Te ves tan sexy, toda inocente y tímida.-Murmuro cercas de mi cuello oliéndolo.-Y hueles tan bien, tu perfume junto con tu sangre hacen una perfecta combinación.
Lamí mis labios al escuchar esas palabras, de alguna retorcida manera sus palabras me ponían caliente. Jodido estímulo, hace efecto realmente rápido.
-¿Porque se acelera tu corazón de pollo cariño? ¿Te pongo nerviosa?
Mierda sí.
-Lo sabía.-Empezó a dar besos húmedos por mi cuello.-Más te vale que no hayas tomado algo que me vaya a dañar lindura.
Dicho eso clavo sus colmillos en mi cuello sacándome un sonoro gemido, estaba bebiendo muy lento, no como el obeso que es. Por extraño que parezca lo hacía de una manera placentera.
-Dexter.-Gemí con los ojos cerrados.
Esto de alguna manera lo incentivo a hacerlo más rápido. Sus succiones eran más rápidas y de vez en cuando su lengua hacía contacto con mi cuello sacándome gemidos. Quería más. Me gustaba.
-De acuerdo.-saco sus colmillos de mi cuello haciéndome gemir. Me miró extrañado, sus ojos estaban todavía rojos y las venas se notaban.- ¿Qué te pasa?
-¿De qué?-Dije jadeando.
-¿Que tomaste? Nunca habías gemido así, ni siquiera eres atrevida, no me mientas Haven, no me obligues a hacer algo.
-Tal vez oculto a mi verdadera yo.-Susurre en su oído atrevida.-Me gusto, hazlo otra vez, se sintió bien…
-Mírame.-Intentó que lo mirara pero no lo hice.-Haven, mírame.-Me agarro de ambos lados de mi cara y me obligo a mirarlo.- ¿Te drogaste?
-Si...-Susurre.-Pero es enserio, me gusto, me gusta que me muerdas, de alguna manera enfermiza, me gusta. Solo que sabía que si estaba en mis cinco sentidos no te lo diría.
-Haven, mierda.-Pasó su mano por su rostro y yo me acerqué más a él, moviéndome encima de él.
-Lo lamento.-Puse mi frente en su hombro y acaricie su abdomen.-No era mi intención hacerte enojar.-Lloriquee, soy una maldita sentimental.
-A veces te comportas como un bebé.-Dexter puso sus manos en mis caderas y levanté mi cabeza para mirarlo.-No estoy enojado, solo preocupado.
-¿Porque?
-No quiero que después andes buscando quien te muerda, hay varías así.-Comentó con la voz ronca. A mí ya comenzaba a ganarme el sueño.
-Ah.-Bostece y cerré los ojos.-Quiero dormir...
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Editado: 26.05.2019