Diario de las pesadillas

Secuestrada

Nunca debí dejarlo entrar...no debí hacerlo.

Mi mañana había comenzado como cualquier otra; desperté a regañadientes a causa de la alarma del celular y con toda la pereza de la que mi cuerpo fue capaz procedí a sacudirme la modorra para desayunar un enorme plato de cereal respondiendo adormiladamente los mensajes que me habían mandado la noche anterior antes de caer rendida por el sueño.

Gracias a que el frío liquido me llego al cerebro y el susto que me provoco la alerta del teléfono finalmente logre despertar.

"te veo en una hora" Decía en la pantalla

Mire la hora y note que el mensaje lo habían enviado hacia mas de 35 minutos, con prisa subí a mi habitación para cambiarme y mojarme el rostro, sin embargo esto último no logre hacerlo pues llamaron a la puerta. 

Termine de vestirme y baje con prisa pensando que se trataría de mi novio e incluso de alguna amiga o mi hermana mayor...pero era él

Sabía que mi rostro delataba la sorpresa que me invadía al verle en el umbral de la puerta observándome a través de la malla del mosquitero, y con una falsa tranquilidad le salude preguntándole que era lo que quería mientras en mi mente no dejaba de preguntarme ¿Cómo diablos encontró mi casa?

Ahí estaba él vestido con ropa oscura y sencilla, una playera de cuello y un sencillo pantalón de mezclilla mostrando su porte imponente y su inexpresiva mirada que desgraciadamente conocía a la perfección.

Dijo que necesitaba hablar conmigo, de algo urgente, en un vano esfuerzo por no parecer grosera lo invite a pasar a la sala y la pesadilla comenzó.

Lo invite a que se sentara mientras iba por un vaso de agua hablándole con toda la naturalidad de la que mi voz fue capaz, pero rechazo mi ofrecimiento y se quedo de pie mientras le daba la espalda.

No debí hacerlo...

Ese maldito siempre había sido sigiloso como un gato, ni siquiera sentí su presencia cuando se coloco detrás de mí y me rodeo con uno de sus brazos haciendo que mi sobresalto se transformara en un suspiro provocando un involuntario estremecimiento de mi cuerpo.

-¿Que estas haciendo?-pregunte mientras mis dedos rozaban su mano.

De pronto sentí un pellizco en mi cuello seguido de un calor doloroso que se extendía rápidamente hacia mi cabeza, seguido de mi pecho, brazos y piernas provocando que me desplomara en el suelo rayando casi en la inconsciencia.

No era capaz de hablar y mi cuerpo no me obedecía, era invadido por el incesante hormigueo y ese extraño calor.

Sentí como sus manos pasaban bajo mi espalda y me alzaba en vilo para cruzar por el umbral de la puerta, dejando mi visión borrosa debido a los destellos del sol matutino seguido del ruido de sus zapatos al caminar por la acera...no recibiría ayuda pues aquel fraccionamiento por lo general era tranquilo por las mañanas y no había tantas personas en la calle, ¿Dónde estaban los vigilantes cuando se les necesita?

Intente moverme inútilmente entre sus brazos pero me sujetaba con fuerza suficiente, entre los rayos del sol destellando sobre mi rostro a momentos podía ver la silueta de su cara, sentir su respiración tranquila y acompasada sobre mí mientras su corazón palpitaba con total calma.

De pronto el sonido de unos pasos ajenos a los suyos y la sombra de una lamina me ayudaron fugazmente a ubicarme...es el estacionamiento.

Comienzo a moverme con la mayor fuerza que mis aturdidas extremidades pueden e incluso intento articular palabra pero en su lugar solo emito los gemidos de alguien ahogada en alcohol pero él me aprieta mas contra su pecho y percibo el frió metal y cristal de un auto...su auto

Soy llevada a la puerta del copiloto y depositada con mucho cuidado en el asiento pero cuando esta apunto de ponerme el cinturón aparece una sombra detrás de él

-Disculpe ¿se encuentra bien?

En mi mente comienzo a gritar y de nuevo intento pedir ayuda pero la cabeza me sigue dando vueltas y de mi boca solo salen gemidos dolosos mientras hago un esfuerzo por enfocar la mirada en la sombra que esta detrás de él.

-Esta bien necesita un medicamento para el mareo-responde con total naturalidad como un hermano mayor que lleva al mas pequeño por un dolor menor

La persona lo mira sin creer del todo en su historia y se acerca a la puerta para observarme mejor

-¿se encuentra bien señorita?

Ladeo ligeramente la cabeza y abro los ojos lo más posible suplicando que pueda entender mi mensaje de ayuda...pero es muy tarde.

Un silencio silbido seguido de un golpe sordo golpea el asiento y la cara de hombre mayor forma una mueca de dolor, confusión y sorpresa antes de desplomarse sobre mis piernas, pero no es su desmayo lo que me altera sino la enorme mancha roja que se empieza a formar a través de su saco azul marino...lo ha matado.

Con mi escasa visión contemplo como saca el cuerpo del auto y lo arroja al suelo pero justo cuando esta por cerrar la puerta del copiloto escucho un grito y más pisadas acercarse al estacionamiento, alguien debió verlo al matar a ese hombre...quizás logren ayudarme...

Veo en el reflejo del auto contiguo un pequeño grupo de gente acercándose hacia nosotros y él solo suspira con pesadez mientras su rostro se torna totalmente tranquilo e inexpresivo.



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En el texto hay: accion, suspenso, sobrenatural

Editado: 16.03.2019

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