Diario de un Idiota Enamorado

PÁGINA VI: DIARIO DE UNA IDIOTA ENAMORADA

Entrada Única: viernes 30 de junio de 2017

Hoy tenía pensado declararme al chico que me gusta.

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Él y yo nos conocemos desde hace unos años puesto a que mamá estaba saliendo con su padre. Ella dijo que lo hacía para tratar de olvidar a mi papá, pero estoy más que segura de que se terminó enamorando del señor.

Como sea, tal vez mamá no se enamoró por completo de él, pero yo sí me enamoré de su hijo. El idiota de Ariel… Siempre fue tan despreocupado con temas amorosos y eso hace que mi corazón se acalambre. Actúa como si no le importara nada y ni siquiera se fija en mí. Creo que me va a dar un ataque.

Sin embargo, no quiero seguir sintiendo esa maldita presión cada vez que hablo con él; debo asegurarme de que él me mire como yo lo veo. Quiero que él me quiera, y esta tarde le diré mis sentimientos a la cara; sin disfraces ni contratiempos. Le diré absolutamente todo.

Es cuando salgo de mi cuarto a las ocho de la mañana cuando veo a mi mamá correr de lado a lado, recogiendo álbumes y libros y guardándolos en una caja.

-Paula, buenos días…

-Mamá, ¿qué está pasando…? ¿Y todas estas cosas? ¿Por qué las guardas?

-Pues, mira -se guardó las palabras y me miró con piedad-… Nos vamos a mudar dentro de poco por unos asuntos de mamá… Te lo explicaré todo luego, ¿sí? Por ahora ayúdame a recoger todo lo que puedas, yo tengo que salir.

Ni siquiera se dio el tiempo de ver mi corazón roto reflejado en mi rostro, y solo besó mi frente, tratando de esconder su propio corazón roto.

Mamá es una mujer fuerte e independiente; era muy extraño verla afligida, es por eso que cuando la vi desplomarse en llanto antes de irse, supe que algo pasaba.

-No puedo decirte mucho, mi amor… Lo siento -sin mirarme a la cara, abre la puerta y toma una larga bocanada de aire-… ¿Hablarás con Ariel? Si es así, dile que me voy a casar.

-¡¡¿Te vas a casar?!! ¡¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!! ¡Mamá, ¿qué está pasando?! ¡¡Necesito que me lo expliques ahora!!

-Lo haré más tarde, mi amor… ¿Confiarás en mi esta vez?

Algo no está bien… Eso es evidente… Debo hacerle caso… Es mi madre, después de todo.

Así pues, arreglando varios papeles de mamá, encontré un documento que llamó mi atención, y tras leerlo, supe de qué se trataba todo este embrollo.

Llegó el medio día y le dije a Ariel que quería hablar. Me contuve muy fuerte para no decirle que lo amo para de esta manera no perjudicar más a mamá, y solo le dije lo que ella me ordenó.

Dos días después, nos mudamos a un edificio gigantesco en la ciudad. Teníamos dos pisos a nuestro cuidado y entonces me explicaron bien lo que sucedía.

Son cosas que no entiendo del todo, pero sí sé que es ridículamente grave y debía corregirse antes de pasar a mayores.

Desde que nací, mamá y papá han estado separados. Ahora que lo pienso, nunca los he visto juntos ni una sola vez.

El detalle está en los términos del divorcio. Durante su tiempo de casados, ellos habían fundado una compañía dedicada a bienes raíces que en poco tiempo se volvió muy cotizada y sus acciones volaban por los cielos. Solo entendí que tenían mucho dinero.

Cuando yo nací, decidieron el divorcio, y eso involucra la repartición de los bienes. Aquí comienza el problema. Resulta que ellos dos nunca estuvieron casados legalmente.

Sí, sé que es extraño, pero pasaron varias cosas y nunca entregaron el certificado de casamiento, por lo que su matrimonio nunca fue reconocido. Eso implica que la empresa que ambos fundaron quedará a nombre de mi papá y mamá habría perdido todo lo que invirtió en ella.

Obviamente mi mamá quiso demandar semejante falacia y quitarle la empresa a mi papá, pero es ahí donde entra esa mujer de garras negras y lengua larga… Rosa, la madre de una tal Miranda.

Resulta que el certificado de matrimonio que entregaron llevaba el nombre de esa Rosa, y no el nombre de mi mamá, por lo que legalmente, mi papá y Rosa estaban casados; y por ende, la mitad de la empresa le pertenece a ella.

Mamá intentó levantar una demanda y congelar los activos de la empresa, pero el exesposo de Rosa estaba colaborando con ellos. Un abogado lobo con piel de oveja que aparentaba ser bueno y al final era el que se encargaba de hacer de mi papá y Rosa dos personas intocables.

Así, de la noche a la mañana, mi mamá había perdido todo y no había nada que hacer, hasta que llegó Vinicio, el padre de Ariel. Para ese entonces yo tenía unos seis años.

Él es un importante directivo de la empresa contraparte de la empresa de mi papá; y al conocer a mi mamá, fue cuestión de tiempo para que le ofrezca un trabajo.

Luego de que comenzaran a salir de manera oficial, mamá le contó todo lo que había sucedido, y Vinicio se comprometió a devolverle la empresa que por derecho le pertenece. Habló con unos amigos jueces que tiene y movió cielo y tierra para traer a mi papá ante la justicia. Fue tan grande la ayuda de Vinicio que incluso recuerdo haberlos escuchado hablar de una boda cuando todo se solucionara.

Es entonces cuando Vinicio le propone fundar su propia empresa para tener con qué asegurar un litigio a largo plazo sin perder mucho dinero. Utilizando todo lo que aprendió trabajando con él, ambos crearon su propia empresa y comenzaron a tener suficientes activos para mantener una demanda que dure lo que tenga que durar.

Pasaron muchas cosas y cumplí los once años. Mi mamá y Vinicio seguían saliendo, pero no le podían decir nada a Ariel puesto que mi relación de amigos con él pudo estropearse.

Fue justo ese año cuando todo se fue a la mierda en todo sentido, y desarrollé un inmenso odio hacia esa niña Miranda.

Consciente o inconscientemente, ella había convencido a mi papá (osea, su padrastro) que alejara a mi mamá de Vinicio con la intención de alejarme a mí de Ariel, porque ella estaba interesado en el niño.



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En el texto hay: romance

Editado: 22.01.2022

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