La verdad que extrañaba esto, de ir de una punta a la otra de Jujuy.
Con los ojos rojos del cansancio, y no del faso.
Con las piernas agarrotadas del andar, y no del reviente.
Con la boca oliéndome a madrugada, y no a tres litros de cerveza.
Y se, que es inevitable y a la vez es inservible:
Ir de una punta a la otra en el espectro del comportamiento.
En un intento de sentirme o santo o demonio.
Y para ser sinceros, a veces me sirve ser bestia.
Para alivianar los pesares de consciencia
y caminar con letras por muletas.
Pero a veces al verme al espejo, este me devuelve adolescencia.
En los días de lluvia, la ventana empañada
no me deja ver el paisaje.
En los días de lluvia, te veo en un espejo en el barro.
Quisiera retornar a ti…