Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 14: El Violin de Cristal*

Selenio, Metalion

Después de aquella riña entre ellas todos pasaron al salón de música como lo había dicho el hechicero. La sala de música era una habitación grande de color blanco con tres ventanales en la pared derecha que daban vista hacia los jardines del templo y otros dos atrás de las sillas, y eran acolchonadas de color naranja. Las sillas estaban divididas a la mitad, es decir, había tres filas con tres asientos del lado derecho de la sala y otras tres filas de sillas en el lado izquierdo, por lo que abarcaban gran parte de la sala.

Enfrente de las sillas se encontraban varios instrumentos, pero en especial un piano de color negro con su propio asiento y a lado de este se encontraba un violín de cristal que resultaba curioso. Una chimenea de color blanca hecha de mármol estaba situada enfrente del piano y a un lado de este estaba una pintura de una mujer colgada en la pared.

Sentada en la primera fila en el asiento izquierdo estaba Aheli tomando tranquila el té y comiendo un par de galletas. Aheli era caracterizada por llevar vestidos sencillos en comparación de sus tres hermanas, solo llevaba un vestido marrón de manga larga con el cuello alto hecho de encaje blanco y unas botas del mismo color que su vestido. Los hechiceros reales se sentaron a un lado de su hija mayor sentándose en el lazo izquierdo de las sillas mientras Izan era jalado por Tarian para sentarse en la primera fila del lado derecho, quedando está en el medio y a su lado Scarlett.

Celine le hizo una indicación a Annia y Sidney para que juntas se sentarán atrás de Izan y justamente cuando iba a tomar asiento a un lado de ellas su padre la detuvo.

-Mi pequeña Celine porque no tocas una pieza especial para nuestro invitado de honor.

Celine frunció el ceño ante la petición de su padre. El mismo le había dicho que sus poderes tendría que ocultarlos y ahora le pedía una demostración para el heredero de Niobio. Sabía lo que quería demostrar y eso la hacía enojarse aún más.

-Padre sabe lo que usted opina acerca de utilizar…

-Podemos hacer una excepción en este caso cariño -le acortó tajante-. Vamos toca una sola pieza.

-Pero padre estaría yendo en contra de sus deseos.

-No si yo mismo te lo pido -dijo, perdiendo la paciencia-. Toca una pieza cariño.

-Padre yo no quiero…

- ¿Puedes tocar esa pieza? -preguntó molesta.

-Creo que si Celine no se siente a gusto… -trato su madre de defenderla.

Recibió una mirada tan gélida de su marido que se quedó callada al instante. Miro a Celine furioso, aunque en su expresión no mostrara su furia en sus ojos podía notar lo que verdaderamente sentía. Celine no tuvo otra opción más que ceder ante de su padre.

-Si así lo quiere padre está bien -dijo en un tono frio-. Solo que acepte las consecuencias.

-Se que te sabrás controlar cariño -repuso su padre.

Este no tenía ni la mínima idea de lo que sucedía entre Celine y su padre, sus hermanas ni siquiera eran capaces de defender a su hermana, miro atrás a Annia para buscar alguna explicación. Después miro a Sidney y esta lo único que hizo fue encoger de hombros sin saber ella tampoco lo que sucedía.

Izan la miró, esta se encaminó hacia el centro de la sala, su rostro no mostró ninguna emoción seguramente estaba acostumbrada a ocultar lo que sentía, se sintió mal por aquella chica que tan obediente era a sus padres que no ponía resistencia a sus peticiones.

Celine tomo su violín de cristal, el mismo que su padre le había regalado en su décimo cumpleaños y que desde ese entonces lo conservaba. Se puso su violín en el hombro y comenzó a tocar una melodía suave y lenta que subía y bajaba de ritmo que inundó toda la sala. Conforme ella tocaba aquella melodía dulce su violín comenzó a resplandecer en un luz verde seguida de una amarilla y una azul. Era maravilloso lo que estaba viendo y solo era el principio.

Comenzó aumentar el ritmo de aquella melodía, pero seguís siendo igual de suave, bajaba a veces la velocidad del ritmo y luego la subía. Mientras tocaba a un ritmo rápido y dulce dio una vuelta lenta sobre su propio eje, su vestido se inundó de brillos dorados y siguió subiendo hasta cubrirle su cuerpo al mismo tiempo que seguía dando vueltas, aquellos brillos la rodearon, pero en vez de molestarle le fascinaban. Cuando paro de dar vueltas aun tocando la misma melodía el brillo se esfumó dejando ver su cuerpo y el nuevo atuendo que traía.

Su vestido era largo y de color celeste hecho de gasa, sin mangas y de escote de corazón lleno de flores rosas combinado con flores azules, la falda le arrastraba y estaba llena de flores rosas en la parte inferior. Su cabello rubio antes recogido en una coleta ahora lo llevaba suelto y con pequeñas flores rosas como adorno. Se veía extremadamente hermosa que no era capaz de quitarle la mirada de encima. Todos se quedaron sorprendidos por su acción incluso Annia que muy pocas veces se sorprendía con algo ahora lucía igual de asombrada que todos.



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En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

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