Kalium, Metalion
No quería quedarse con los brazos cruzados, pero tampoco podía desobedecer a la guardiana de Cadmio, se encontrada en una encrucijada de la cual no sabía salir. Ahora había metido a sus problemas al pobre de Francis que solo se encargaba de limpiar sus desastres, agradecía que la ayudará, pero tampoco quería ser una carga para su amigo. Se dirigió al salón de la historia donde conservaban la poca historia que se pudo conservar de su reino como las antiguas pinturas que narraban los más grandes acontecimientos de Metalion o el retrato de los antiguos reyes para no ser olvidados ni su nombre ni sus acciones. Era el único lugar que reconfortaba tanto a Leari como para olvidar sus problemas, ver la pintura de las antiguas guardianas hacía qué pensará que ella sería la siguiente de ellas y debía de seguir sus pasos.
El salón de la historia era uno de los lugares más grandes del templo, el techo era hecho de mármol blanco con el emblema de un diamante adentro de un pentágono, el escudo de Metalion, rodeado de pequeñas luces en forma de círculo abarcando todo el techo. El piso era hecho de caoba oscuro y estaba recién pulido. En un círculo alrededor de todo el salón se encontraban las pinturas de cuerpo completo de los más famosos reyes de Metalion, pudo reconocer a las tres reinas de Metalion o también llamadas las tres diamantes, estaban sus pinturas juntas.
En medio estaban varios estantes en forma de fila donde colgaban pequeñas estatuas del rostro de los héroes o heroínas que Metalion ha tenido y había una fila de estante personal donde estaban todos los guardianes que han existido a lo largo de tiempo. Paso por aquella fila admirando todas sus predecesoras en especial a la primera Guardiana de Metalion: Valerika Kriptón. Siempre la había admirado de pequeña por su sabiduría y su manera de pelear, la primera rebelde en todo Metalion que después de haber muerto sus reinas decidió seguir peleando hasta que tuvo que suicidarse al ser acorralada por los oscuros.
-Desde pequeña has venido aquí para ocultarte -hablo Alexandra, se volteó Leari observando a un lado de ella a la guardiana-. Siempre lo supe, pero nunca te dije porque quería que tuvieras tu espacio personal.
-Bueno ahora sé que no es tan personal.
-La historia de Metalion es la más complicada, hubo muchas guerras y el poder paso de una dinastía a otra que es la cual nos rige -comenzó a relatar-. Todos los reyes y héroes que ves aquí nunca tuvieron el camino fácil desde la madre de las bestias hasta las tres diamantes. Todo por una cosa ¿Sabes cuál es?
-El poder.
-El poder es como una droga, una vez que lo pruebas no puedes dejarlo -dijo seria-. El poder es el más grande enemigo que pueda tener cualquier persona, todos lo ambicionan y es el gran causante de muchas guerras. La mayor parte de Myssia siempre trato de conquistar Metalion por sus infinitos recursos en metales y toda gema preciosa. Pero sabes lo que evitó que Metalion fuera conquistado más de una vez.
-Personas como tú y yo, que dieron sus vidas que entregaron su cuerpo y alma a su reino, personas con un gran corazón para poder vencer a la ambición -contestó Alexandra-. Valerika fue una de ellas, no pudo vencer al gran mal que se apoderó en su época, pero luchó con su último aliento sabiendo que estaba haciendo lo correcto.
Leari no supo a lo que quería llegar la Guardiana.
-Algún día serás como una de ellas mi pequeña Leari -dijo con voz dulce-. Este es tu legado que yo te heredo y que a mí me heredaron, para este trabajo no podemos tener el corazón cálido sino frío para poder tomar decisiones que no cualquiera con la misma voluntad que nosotras puede hacerlo.
-Ella luchó por alimentar a los más pobres y abrió el templo para los más necesitados.
-Bueno en su época no era tan dura y escasa la comida -repuso Alexandra-. Pero créeme cuando te digo que si pudiera seguir los pasos de la gran guardiana lo haría, pero no puedo y tú tampoco.
- ¿Solo has venido a recalcármelo?
-No, he venido hacerte entender que no podemos ser siempre lo que queremos -dijo seria-. Nosotros tenemos un gran deber que es proteger a la salvadora cuando esta venga, aunque también tenemos responsabilidades con el pueblo, pero más con la futura reina.
- ¿A qué punto quiere llegar guardiana? -preguntó impaciente.
-Serás una gran guardiana cuando yo muera de eso no me cabe duda, pero si tienes ese temple tan débil no lograrás sobrevivir el camino que te espera -dijo con seriedad, admirando el retrato de cada una de las reinas-. Debes de ser fuerte no solo por ti sino también por la salvadora -la miro a los ojos- Las más grandes reinas siempre tienen finales trágicos.
Comenzó a caminar hacia la salida sin esperar ninguna respuesta de Leari, tampoco se la pensaba dar ella. Una vez que se fue no evitar sentirse furiosa por sus palabras, no era furia contra la Guardiana era furia por sentirse tan impotente por no poder hacer nada. Quiso arrematar con lo primero que tuviera a la mano, pero todo lo que contiene el salón es preciado, y por más furiosa que estaba no podía golpear nada.
Editado: 26.04.2020