Dictadura de Metal #2: El Caballero de Azufre

Capitulo 1: Regreso a casa

Los ojos de Leari se cristalizaron en cuanto vio aquel túnel de aguas negras, lo cual no comprendió Regina ¿Por qué podría emocionarse por el olor estupefacto que desprendía aquel lugar? Entonces al ver su cara de emoción supo que lo habría una cosa en el mundo para ponerla así y eso era volver a su casa. Estaban en Metalion. Se quedó paralizada durante unos minutos, sin poder darle a crédito a Celine, lo había logrado, ahora se encontraban en la tierra por la que debería de luchar. No sabía cómo debía de sentirse si feliz o aterrorizada, apostaba más por la segunda opción, al ver a Leari se preguntó si algún día llegaría a sentir lo mismo que ella, aquel amor a su patria, aquel amor por el cual darías todo incluso tu vida.

- ¿Cómo lo reconoces? -pregunto curiosa, examinando con su mirada todo el lugar que parecía cualquier desagüe de una ciudad, incluso tenían el mismo olor y la humedad que cualquier otro-. Se parece a la arquitectura de mi tierra.

-No creciste aquí -respondió emocionada-. ¿Podrías reconocer Texas?

-Claro.

-Tu hogar es donde está tu corazón y mi corazón está en Metalion -explico maravillada-. Hasta la más pequeña roca que provenga de aquí puedo distinguirla.

Se quedó pensativa Regina ¿Eso era lo que sentiría? siempre se sentiría una extranjera en un lugar que nunca conoció hasta ahora. Leari, la saco de sus pensamientos al llevarla fuera de aquellos túneles ya que esta los conocía al derecho y al revés al ser una rebelde y tener que huir de los guardias. El olor a putrefacción invadió sus fosas nasales, tuvo que contener las ganas de vomitar, solo veía el agua café que circulaba por los túneles y ya quería desmayarse por la pestilencia.

-Ya estamos cerca -dijo emocionada-. Como me alegra que vayas a ver por primera vez tu verdadero hogar.

No pudo continuar cuando vio por primera vez la luz del Sol, sabiendo que estaban cerca de la salida aumentando las ansias de Leari. La primera en salir de aquellos túneles fue Regina quedándose impactada por aquella exótica naturaleza: el cielo era de un color grisáceo, las nubes eran esponjadas, brillante como un diamante, incluso su cielo parecía ser hecho de riquezas, las estrellas tenían el parecido a las gemas tan preciosos, pero lo que más sorprendió a Regina fue que no solo tenían una sola luna sino que tenían dos lunas girando en su sistema, posicionados en diferentes distancias del otro, pero aun así resplandecían de la misma manera que cualquier otra tan grande tan magnifica.

Estaban en el mismo bosque que había tenido en aquella visión por parte de Metalia, pero ahora que tenía la oportunidad de verlo con sus propios ojos no lo podía creer, sin duda eso no se asemejaba a los libros que tanto había leído: había arboles llenos de gemas algunos que contenían esmeraldas o amatistas, o hasta otros que tenían incrustados gemas, no solo en sus troncos dándoles un toque exótico, sino que había frutos hechos de gemas como una manzana de rubí, sino lo hubiera visto con sus propios ojos no lo hubiera podido creer.

Eso no era lo único que resaltaba de aquel bosque sino también sus árboles hechos de metal que parecían ser los más abundantes, junto con aquellas rosas hechas de zafiros o de rubí o de cualquier tipo de gema que se encontraban cerca de los árboles, y eso fue poco de lo que pudo apreciar estando lejos de aquella naturaleza. Se acerco acariciar una rosa de zafiro que estaba a su alcance, en cuanto la rosa sintió su tacto comenzó a resplandecer, como si tratará de advertirle que no la tocará.

-Impresionante ¿no?

No contesto al ver como llegaba un carruaje, recordándole a Regina las antiguas épocas donde antes se utilizaban y que en la actualidad se utilizan en algunos países, pues son conocidos por su elegancia y antigüedad, pero nunca se imaginó ver uno en Myssia.

-Como te he dicho los de Oscuridad son conocidos por su perfecta elegancia sobre todo están obsesionados por lo antiguo, por eso utilizan los carruajes como sus medios de transporte -explico Leari-. No hay nadie tan elegante como Oscuridad.

Miro con curiosidad como se bajaba del carruaje Metalia, disfrazada de una mujer de estatura pequeña de cabellos castaños de una edad próxima a los cincuenta años, tez pálida, algo gorda, de ojos oscuros que al igual que ellas vestía de la misma forma.

-Veo que trajiste compañía -menciono Metalia, mirando fijamente a Leari que en cuanto se dio cuenta que estaba ante la presencia de su madre se cayó de rodillas enfrente de ella, agachando su cabeza en forma de respeto-. No importa eres mi guardiana, las personas en la que he depositado mi confianza, sin duda he dejado en buenas manos a mi princesa.

-Mi señora -dijo Leari apenada-. No esperé verla en esta forma, perdoné mi insolencia.

-Mi hija no es necesario tus disculpas -dijo amable, poniendo su dedo índice en el mentón para levantarle su cara y mirarla fijamente a los ojos-. He visto cómo has defendido con pasión tu pueblo, sin duda mereces ser elogiada -le hizo una señal para que se levantará-. Tu nombre será Isabelle, hija de un campesino hermana mayor de Stefanie siendo mellizas, tú ya sabrás la demás historia -señalo el carruaje-. Andando 

Se subieron rápido al carruaje antes de que alguien los viera, claramente subiéndose primero Metalia seguida de Regina y Leari poniéndose en marcha el carruaje, solo que no pudieron apreciar el paisaje ya que las ventanas estaban cerradas manteniendo su privacidad. Justamente cuando le iba a pedir que bajará la ventanas para poder apreciar durante el trayecto la belleza de Metalion, esta hablo:



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En el texto hay: guerra, caballero, princesa guerrera

Editado: 05.07.2020

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