Dictamen de Amor

5.Débil

Entraron por la puerta tres personas para curar mis heridas, y pensé ¿por qué el brazo que recibió el disparo en la guerra de las dos bandas estaba casi curado?, de la noche a la mañana no se cura una herida como esa.

-Soy Martha y ellos son mis dos asistentes- dijo la señora cerrando la puerta

-¿Quieres dormir?- dijo Martha con una cara súper seria, mientras sacaba todos sus implementos para curarme  

-¿Dormir?, ¿cómo así?- escupí

-Aunque estas relativamente bien, así que no hay necesidad- dijo ignorando mí duda

-¿De qué habla?- pregunté alejándome de ellos

-Idiota, ¿cómo crees que se curó tu brazo?- preguntó señalando mi brazo; me quedé callada, no sabía qué contestar hasta que ellos soltaron a reírse

-Tú puedes dormir hasta que tu herida se haya curado casi por completo, es un procedimiento que nuestra banda tiene- escupió de forma relajada. Yo no creía pero tenía lógica, cuando desperté mi brazo no dolía  

-Aunque solo lo pueden utilizar personas importantes, no sé por qué lo malgastaron en ti- soltó, mostrando un odio en su interior

-¿Qué quieres decir?- pregunté yo sintiéndome incomoda

-Recibí ordenes de hacer ese procedimiento contigo;tú no eres nadie, lo malgastaron en ti- dijo mirando con sus ojos todo mi cuerpo de una forma que se sentía muy superficial 

-Claro que soy alguien, por eso lo utilizaron en mí, señora Martha- dije mirándola a los ojos

-Eres una niña aparecida, sin familia, pequeña y fea- respondió apretando mi herida de mi pierna súper fuerte; la empujé echando furia

-Tengo familia y me aman un montón vieja- escupí caminando a la puerta

-Una familia poca cosa al tenerte a ti, una familia fracasada y te aseguro que ya está muerta- dijo sin más; las últimas palabras me dolieron, no lo quería ni imaginar. Cambié de rumbo mis pasos, cogí los implementos y los tiré al suelo, dañándolos por completo

-La que va estar muerta eres tu vieja asquerosa- dije estallando las botellas de alcohol en las paredes, cogí un vidrio de éstas y me dirigía hacia Martha siendo interrumpida por las puertas del cuarto que fueron abiertas, dando paso a dos hombres que miraban con atención a la escena, aproveché el momento y corrí hacia la puerta, salí mirando todo muy confuso, no sabía dónde estaba la salida, solo me dispuse a correr hacia los árboles, corría pensando en mi familia, rogando que por favor no sea cierto lo que dijo esa señora; me adentré en los árboles, voltee a mirar a mi espalda para ver quien me seguía y cuando de nuevo miré al frente, choqué con una persona que parecía de piedra,por el totazo que me di en el suelo 

-Admito que te dejaron correr- dijo el prepotente riéndose de mi

-¿Mi familia está bien?- dije con lágrimas en los ojos

-Tu familia te abandonó chiquilla- respondió espelucándome el cabello con su mano, mientras yo seguía en el suelo

-Que no me abandonaron imbécil- escupí parándome del suelo, traté de pegarle en la cara pero llegaron varios hombres amarrándome las manos y llevándome con ellos

-Ella atacó a Martha, tiene una herida en el estómago- dijo un hombre señalándome y reportándole al prepotente

-¿Qué?, yo no le hice nada a esa estúpida- respondí defendiéndome

-Puedo apostar que si- dijo el prepotente entrando de nuevo al cuarto donde se encontraba Martha acostada en la cama con una venda en su estomago

-¿Quién te hizo eso Martha?- preguntó el prepotente esperando respuesta

-Mi niño, yo la quería curar, ella quería huir y me hizo esto- respondió con una voz suave

-¿Quieres que te lo haga de verdad vieja canosa?- dije intentando tirármele encima, obvio no pude por el prepotente y sus hombres

-Ya basta María, compórtate

-Entonces déjame ir prepotente- grité mientras me llevaba como un bulto de papá a otro cuarto

-¿Le hiciste eso?- preguntó soltándome a una silla

-Si respondo, ¿me creerás?- dije manteniendo un tono de voz estable, él se quedó callado y no dijo nada

-Si ves idiota, entonces para que preguntas, aborto de simio- grité histérica

-Tendré que irme por tres días- soltó de la nada

-Y a mí qué me importa imbécil

-Temo que hagas problemas

-Entonces déjame ir

-Chiquilla eso no pasara- dijo intentando acercarse a mí, mientras yo lo evitaba  

-Diré que traigan a otras personas para curarte

-No quiero que nadie me cure, ¡quiero IRME!- dije súper cansada, había sido un día muy agotador. El prepotente cogió el celular para llamar

-Quiero que vengan dos pa…- no lo dejé terminar porque le arrebaté el celular tirándolo con mucha fuerza a la pared

-¡Que no quiero que me cure nadie!!- dije gritando

-¿Estas loca?- respondió mientras recogía el celular del suelo

 -Te aseguro que falta poco para que lo esté- escupí mientras el sueño se apoderaba de mí

-No quiero que nadie me cure- dije mirándolo a los ojos

-Bien- dijo saliendo del cuarto con mucha ira

El sueño me venció y caí rendida sentada en la silla. Me desperté por ruidos de disparos que provenían de los árboles; observé y estaba acostada en la cama con las heridas tapadas con vendas

-Párate- dijo Martha entrando de golpe al cuarto acompañada por cuatro hombres

-¿Quién me curo?- pregunté ignorando su palabra

-Llévenla- escupió Martha, dando la orden para que los cuatro hombres, me llevaran fuera del cuarto, hice lo posible para que no lo lograran pero era imposible. Me llevaron a una celda y me amarraron con cadenas mis manos abiertas e iguales mis pies, haciendo que mi cuerpo no pudiera defenderse

 -Ahora sí, ¿no que me ibas a matar?- dijo Martha mientras daba dos golpes en mi estomago

-Pronto lo haré imbécil

-Nunca tendrás la oportunidad, Jhosep está conmigo- respondió dándome golpes en mi rostro, logrando romper mi nariz 



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En el texto hay: sufrimiento, amor, guerra

Editado: 08.05.2021

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