-¡No!- grité. -Jhon, por favor, no.- dije y todos en la sala de espera me miraban.
Me dispuse a salir de esa sala de espera.
Conducí hasta llegar a casa de mi madre, le dejé a los niños y le dije que en media hora volvia. Fuí a mi departamento por toda la ropa que pude, pero antes me puse los guantes como dijo Jhon, armé dos maletas con mi ropa y la de Jhon, estaba segura de que volvería y dos maletas mas con la ropa de los niños. Busqué en el colchón, ahí estaban los U$$ 60.000 y el micro-chip. Puse mi plan en marcha, cambié el chip por uno falso. El original, me lo llevé junto a todo en una bolsa. Cuando salí habian pasado dos horas. Bien, ¿ahora a dónde? Oh, llamar a Dante, mientras lo llamaba subí todas las maletas al auto.
-¿Dante? Soy yo Taylor, necesito tu ayuda- dije encendiendo el auto.
-¿Taylor? Soy yo, ¿qué sucede?
-Jhon dijo que hablara contigo, dice que debes darme identidades falsas para mí y los niños- dije nerviosa, se me acababa el tiempo.
-Bien, ven en media hora Taylor y tendré todo. Además supongo que quieres saber en que se metió Jhon- respondió, algo agitado.
-Supones bien Dante, adiós.
-Adiós.
Conducí hasta la casa de mi madre y le dije, mas o menos, lo que sucedía. Ella me dijo que me fuera tranquila, y que me apoyaría en todo.
Subí a los niños y me dirigí a casa de Dante.
-Dante, soy yo, Taylor- le grité desde afuera.
-Hola, Taylor, pasa.
-Bien, ¿porqué Jhon esta secuestrado?- dije- Sé lo mas sincero posible.
-Bien, ese micro-chip que dejaste alla en tu casa, contiene la información necesaria para mandar a la cárcel a un tal Bernie. Debe ser uno de los mafiosos mas grande de Estados Unidos, por no decir el mejor.
-Oye, ese Bernie era el que estaba en el avión- recordé- ¿Tan importante es el chip?
-Como dije, es una información muy valiosa.
-Pero, ¿como consiguió Jhon ese chip?- pregunté yo.
-Eso no lo sé.
Hay algo que no me está contando, necesito salir del país ahora.
-Dante, gracias por todo, debo irme.
Me subí al auto y me dirigí al aeropuerto. Bien, ahora mi nombre es Annie, el de mi hija Katy y el de mi hijo James. Tomamos el primer avión hacia Costa Rica.
Para cuando llegamos, los niños estaban más que cansados, automáticamente se durmieron en su carriola mientras yo buscaba un taxi. Para cuando encontre uno, le di el papel con la dirección y me llevó hasta allí.
Luego de pagarle, fuí hasta la recepción y pedí las llaves de mi habitación. No era nada del otro mundo, un poco mas pequeño que nuestra casa, pero cómodo al fin.
Acoste a los niños en sus cunas, Jhon tenía todo preparado, eso quiere decir que él sabia que esto pasaría, luego de pensar un rato, me fui a mi cama y me propuse mañana mismo buscar trabajo. Me sería difícil por mi idioma, pero por suerte en la escuela habíamos dado algo de español. Fui por algo de agua de la llave, y pegado a la heladera habia una nota, seguramente de Jhon.
"Para trabajar, deja a los niños en la guarderia llamada Ilusiones"
Ahi fue cuando caí en la cuenta de que no había pensado con quien dejar a los niños durante este tiempo de inseguridad que estabamos viviendo. Decidí hacerle caso a Jhon y enviarlos a esa guarderia a partir de mañana.
Esto era una evidencia más de que Jhon sabia que esto pasaría, estaba todo meticulosamente calculado por él.
Me invadió la angustia al pensar que Jhon podia estar muerto, comencé a sollozar suavemente para no despertar a los niños.
Mañana será otro día.
Editado: 24.07.2019