Diez razones para estar contigo.

Capitulo 9.

25 de Diciembre.

Serví los Hot Cakes en dos diferentes plantos, le acerque los suyos a Chase quien como un niño pequeño comenzó a llenarlos de miel de maple, sonreí como una madre viendo a su hijo. Yo no tenía mucho apetito de Hot Cakes pero no quería parecer grosera ante el gesto que intento hacer, su mezcla fallida había terminado en el bote de basura junto con más cosas que intento hacer. Me senté junto a él y trate de dar el primer bocado al Hot Cake pero no pude.

-¿Quedaron galletas de ayer?-Pregunte mirándolo, asintió con la boca llena de comida, sus mejillas se veían gordas, apunto a un estante. Demasiado alto.- ¿Puedo agarrar?-Asintió de nuevo.

Me levante del banquillo y camine hacia la estantería, yo era muy baja de estatura, lo había heredado de mi madre, así que veía muy difícil alcanzar ese estante pero haría todo lo posible por tomar esas galletas. Una vez frente a mi enemiga la estantería, me pare de puntillas y estire la mano para tratar de tomarlas. No pude. Volví a hacer lo de antes pero ahora le agrega un brinquito. Tampoco pude. Estuve haciendo aquello alrededor de un minuto hasta que sentí un cuerpo duro detrás de mí, Chase me pasó el frasco de galletas. Lo tome y lo abrace contra mis pechos, mire a Chase que me veía con una sonrisa pícara. Se agacho hasta que sus labios tocaron mi oreja y me mando escalofríos a todo el cuerpo.

-¿Olvidaste ponerte tu sostén Megan?-Trague saliva y ladee mi cabeza hacia él.

-Quiero comerme las galletas.-Susurre y el rio para luego volver a su banquillo.-Y ni siquiera traigo bragas.

No sé ni siquiera de donde salió ese comentario. Si, en algún momento de la noche me quite las bragas, así solía dormir, y tenía que dar gracias porque no me haya quitado la camiseta y quedara desnuda. Probablemente sí hubiera dado gracias.

Chase desvió su mirada de mi rostro a mi entrepierna, puse el frasco de las galletas ahí, las abrí y saque una para comérmela.

-No seas pervertido.-Me acerque a él y me senté en el banquillo.-Son incomodas.

-Yo dormí con toda mi ropa y tu dormiste literalmente desnuda.-Tomo un poco de jugo y sonrió.-Tu eres la pervertida.

No dije nada y me dedique a comerme las galletas. Galletas que eran la mera gloria. Eran exactamente como las que había hecho en casa, Jack y Cecy sabían muy bien cómo me gustaban mis galletas y este año había estado con más ganas de ellas, tanto que estaba segura que hasta en año nuevo les pediría que hicieran galletas de nuevo.

Chupe mis dedos porque en ellos había quedado chocolate derretido.

-Vas a tomar peso.-De repente mi buen humor se fue. Vi a Chase con el ceño fruncido.-Has estado comiendo muchas galletas.

-A ti que te importa que engorde.-Para probarle mi punto de que me valía una mierda su comentario saque otra galleta y decapite a santa.

-Te sacaran del equipo.

-No lo harán.-Le di otra mordida a mi galleta y ahora no tenía la mitad del cuerpo.-Ganare peso y lo hare musculo.

-Que inteligente.

Asentí y saque otra galleta. Esta tenía un sabor raro. Inspeccione la galleta y vi que era de chocolate amargo, mis papilas gustativas se dieron cuenta de eso rápido e hicieron que me dieran unas inmensas ganas de vomitar. Deje el bote de galletas en la barra y fui corriendo al baño, escuche que Chase gritaba mi nombre pero lo ignore, antes llegue al baño y devolví todas las galletas que había comido. Sabía que estaba abusando de ellas, pero eran tan adictivas que no podía. Todo era culpa de esa galleta de chocolate amargo.

Cuando deje de vomitar me levante del piso y baje la palanca. Chase estaba justo al lado del lavabo mirándome con curiosidad.

-¿Desde cuándo estas enferma?

-No estoy enferma.-Abrí la llave del agua y bebí un poco para hacer gárgaras y escupir.-Solo que he estado comiendo mucho, creo que es más de lo que mi estómago puede retener.

-¿Segura que estas bien?-Asentí y cuando quise salir del baño el me tomo de la muñeca.-Megan, ayer también quisiste vomitar, y desde ayer estas pidiendo galletas.

-¿Eso qué? Solo tengo ganas de galletas y ya.

Pase a su lado y me dirigí al cuarto, quería llegar a casa y seguir durmiendo.

 

 

***

 

 

 

 

**

 

 

 

 

*

 

Cuando llegue a casa llegue directamente a mi cama, solamente me acosté y no dure ni un minuto despierta. Me había despertado cuatro horas más tarde. Ya eran las ocho de la noche. Mis padres habían salido a casa de mis abuelos, me habían dejado una nota diciendo que no querían despertarme ya que me veía muy cansada, que llegarían al día siguiente y que no me preocupara por ellos.

Y ahora mismo había estado haciendo la última cosa que tenemos que hacer en internet; buscar enfermedades con los síntomas que tenía. Me apareció solo una cosa: embarazos. Al principio la idea se me había hecho completamente loca, mi cerebro seguía negando el revolcón que había tenido con Chase, y por más que intentaba solo podía pensar en todas las veces que ambos nos corrimos ese día.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.