41. "No te quiero ver en mi vida"

—Bien —Respondió con una voz serena.

Di un último vistazo a la feliz pareja y entonces pensé en salir. Abrí la puerta y sentí una pequeña brisa fría golpear mi cara. Lo único que necesito para esta conversación que se acerca con fuerzas. Aprecié su presencia a mi lado, fijándome en sus manos en los bolsillos. Su sonrisa se agrandó un poco más, mostrando su dentadura. Un recuerdo tan ajeno que volvió a mi mente.

—¿Cómo has estado? —Preguntó para romper el hielo.

Mantuve una postura serena, después de todo este tiempo.

—¿Qué quieres de mi Jaiden? —Pregunté con el ceño fruncido y miré sus ojos.

—Ya no eres la chica de buen humor —Bromeó al beber un poco de su vino.

Mordí mi lengua un poco y me tranquilicé.

—La perdí junto a la confianza y a las promesas que prometiste nunca dañar —Sellé con enojo y hubo un silencio pernoctando en el ambiente.

—No necesitas recordarme errores que cometí, porque me arrepiento cada día de ellos —Él consumió un gran bocado de aire que luego expulsó—. Perdóname, por favor. Te lo suplico.

—Mi perdón se fue contigo desde hace mucho —Admití al detener la mirada en los autos—. A pesar de las acciones y palabras que me llegaron a odiarte, dejé todo atrás Aprendí a no odiar y con el tiempo, logré perdonar.

—Entonces... —Alargó la palabra.

—¿Qué quieres de mí? —Solté de golpe.

—Volver contigo, te recuerdo cada noche. No dejo el alcohol intentando olvidarte, la enfermedad me consume sino te tengo. Te quiero, Alison y lamento mucho las cosas que sucedieron —Lo escuché sonar desesperado—. Dame una oportunidad para volver hacer las cosas bien.

Dirigí mi atención en sus ojos ennegrecido. Lo miré con detención, deseado hallar al hombre que se robó mi corazón. El problema fue que lo perdí en ese restaurante junto con todo lo me hizo enamorar. En sus ojos ya no veo la manera de recobrar mi tiempo. Un recuerdo de mi abuela al oírla, sucumbió mi mente de inmediato. Me dijo; la persona a la cual realmente amas, es aquella que por mucho tiempo se va y vuelve a enamórate con sus ojos. Desde entonces he creído ciegamente en esas palabras. Lo veo con detención sin sentir nada más que cariño. Es imposible recuperar un amor que fue herido por traición. Todo mi corazón se lo entregué a ese alguien que recogió todos los cristales.

—Jaiden, en este ultimo año me olvidé de ti, cuando todo tú lo hiciste por tres semanas —Declaré al sentir los recuerdos, invadiéndome—. ¿Ahora quieres una segunda oportunidad para amar? La tuviste, pero la persona que realmente amas te engañó. Yo necesité de ti y no estabas, pero sané. Me di una oportunidad para creer y ahora sé a quién realmente amo.

Él se acercó con gran delirio e invadió mi privacidad con repulsión. Retrocedí, pero me arrebató los puños con ambas manos, estrujándolos con gran ira.

—¡¿Por qué él?! —Fraguó su pregunta ya con desesperanza—. Prometiste nunca olvidarme, ¡Lo dijiste!

La presión contra mis muñecas, se hizo sentir con gran dolor que hice una mueca.

—¡Me lastima, Jaiden! —Declaré en un hilo de voz.

Tardó en reaccionar, desconcertándome. Concentró su vista en mis ojos y todo se tornó más sereno. Percibí sus dedos alejarse de mis muñecas.

—Lo siento —Arrugó su ceño—. Ya no lo controlo.

Fue como un grito de auxilio.

—¿Qué no controlas? —Pregunté al ver mi piel rojiza por su brusco tacto.

—Nada, solo olvídalo.

—Lo olvidaré con tal de que nunca lo hagas —Manifesté con dezmero. Él asintió sin objetar—. Mereces una segunda oportunidad de volver a amar, pero yo no seré ella.

—¿¡Por qué no?! —Gritó al tirar el vaso y este se quebró en pedacitos—. Tuvimos algo tan hermoso.

—¿¡Que tú destruiste?! —Bramé con lágrimas al borde y mi pecho desenfrenado necesitaba oxígeno. Fue como revivir el dolor—. Tú lo hiciste. Me dañaste, me lastimaste y me humillaste. Rompiste un corazón al que solo tú eras el dueño.

—Lo hice, yo lo hice —Murmuró al ver otro lado y con desenfreno agitó su cabello—. Todos los días, mi mente lo revive ¡Es infame todo esto!

—Cavaste tu propia tumba —Le di a entender a ese hombre tan extraño—. Yo ya te disculpé, Jaiden. Pero, no vuelvas a cometer el mismo error. Cuando tengas esa segunda en tus manos, disfruta de ella cada momento y no dejes de entorpecerlo con tus arrebatos.

—No son arrebatos, Alison —Fijó su atención azulada en mis ojos castaños. Volví a ver ese ser humano que algún día me enamoré—. Es lo que soy, es lo que puedo mantener en calma por ahora, aunque me consuma a cada día.

Todo se tornó en silencio. No hallé la forma de entenderle. Él por su parte seguía retorciendo su cabeza al colocar su mano en la frente. Comportamientos extraños nunca lo presencié con tan detenimiento. Fue tanta la sorpresa que olvidé por completo la fiesta de compromiso.

—Debo volver —Le di a entender, pero al ver que no decía nada, agregué— Esto ha sido un poco tenso, pero de igual manera siempre me tendrás como una amiga. Si esa enfermedad acaba peor, no te abandonaré.

—Gracias, Alison —Suspiró por momento incauto—. Perdón, Amiga.

Al volver, una camarera que trabajaba por alrededores se detuvo para ofrecernos una copa de champán. Ambos la aceptamos, ya sosegados. Vi la pareja estrella del momento y reían al frente del escenario al conversar con mis padres.

—Tu hermano, se ve bien, ¿no crees? —Le sonreí al voltear, pero no estaba.

Cerré mis ojos desconcertada y me fijé en la puerta de salida entreabierta. Fui a buscarlo en cuanto escuché el ruido de algo y al salir, una silueta cruzó la calle para disolverse entre la oscuridad. Debió ser él y se fue por nuestra conversación. Entendí que aquello no debió gustarle. Volví conmocionada ante su cambio repentino de humor. Desilusiona más por él y por lo que se convirtió, vi como Victoria se acercaba.

—¡Me casaré! ¿Puedes creerlo? —Ella estaba emocionada, pero disolvió la curvatura en sus labios al verme—. ¿Qué tienes?