Difícil de matar

Capítulo 6

RHETT

 

Le doy una última mirada a Gravity antes de cerrar la puerta y dejarla a merced de ser devorada por sus demonios. Sin embargo, en mi memoria ha quedado grabado su desesperación por ocultar la marca que descansa en su nuca. 

Una que para su desgracia he contemplado a la perfección. Debo agradecérselo, me ha regalado otra pieza para unir el rompecabezas que ella se empeña en desmontar. 

Esquivo la basura que se interpone en mi camino.

— ¿Otra vez saliendo de la habitación de Gravity, Rhett?— sigo caminando sin darle la menor importancia al reproche de Stormi. 

Eso parece molestarla, la zorra siempre queriendo ser el centro de atención del maldito mundo. E insatisfecha con mi reacción vuelve a interponerse en mi camino en un acto más rastrero que el primero. Cuando entenderán las mujeres que no son el ombligo del mundo. 

— No finjas que no existo. No te conviene tenerme como enemiga— es irónico que me amenace cuando prácticamente se relame los labios mientras acaricia mi pecho. Así nadie se toma nada enserio. 

La miro sin interés hasta con repulsión y aparto sus garras de encima. El tacto de una mujer únicamente me provoca arcadas. 

— Metete en tus asuntos— suelto, limpiando la zona donde han estado sus manos ante su atenta mirada. 

— Deja de tratarme como una maldita leprosa— habla con rabia—. Le contaré a papi que...

Una risa amarga brota de mi garganta. Estoy rodeado de puros imbéciles y por supuesto ella no es la excepción. 

— Lo que salga de tu boca poco le va importar a Deuce— la interrumpo perdiendo la paciencia, podría estar haciendo cosas más importantes que intercambiar palabras con alguien tan insignificante como lo es ella. Buscar pistas sobre Gravity por ejemplo—. No eres diferente de tu madre, siempre buscando una atención que no te pertenece— añado sabiendo que he dado justo en su fibra sensible y que con eso dejara de joderme. 

El vivo reflejo de Sidney. 

— Soy una Hendrix también, os lo demostraré a todos— declara pisando fuerte y marchándose por fin.

No lo eres. 

Y este es otro de los errores de la larga lista de Deuce.

Sigo caminando recto hasta llegar a la habitación de Lance y como de costumbre los gemidos están presentes en mi ruta, giro a la derecha para ir a mi cuarto. Bajo el manillar y entro, una vez dentro pongo el seguro. Lo primero que hago es ir hacia el escritorio e introduzco la llave en el tercer cajón para abrirlo. Saco una carpeta donde se encuentra el itinerario de lo que ha hecho Gravity los últimos días y el horario de entrenamientos que he programado. En un principio tenía pensado empezar hace tres días pero dada la situación, he preferido hacer antes una exhausta investigación que ha resultado inútil. Gravity ha sido muy perspicaz y ha evitado hacer cualquier movimiento para levantar sospechas. Pero lo que ella no sabe, es que me ha dado más razones para desconfiar de ella y ahora más, después de ver la marca gravada en su piel.

Me siento en el sillón y marco el número de Regan. 

Enseguida responde: — Pensé que nuca volvería a tener noticias sobre ti— alega con evidente sorpresa.

Yo tampoco tenía pensando volver a contactarla pero aparte de ella no confío en nadie más para este trabajo. Dwayne es un genio en cuanto a la informática, no lo voy a negar pero los métodos de Regan están desde luego a otro nivel. Si Dwayne descubría cuantas veces había cagado alguien, Regan descubría que había ingerido, donde y cuando para soltar tanta mierda.

— Necesito que busques información sobre una persona— la escucho dejar de teclear y reírse. 

— Mis honorarios han subido desde que hay una recompensa por tu cabeza, los riesgos son mayores — añade, no la veo pero por el tono de su voz puedo asegurar que tiene un maldita sonrisa en la boca—. No me culpes, en los negocios ninguna amistad vale lo sabes.  

Lo sé. Primero están las prioridades de cada uno y después los estúpidos sentimentalismos. Regan no le tiene lealtad a nadie, vela únicamente por sus intereses, si el negocio es bueno no le importa jugarse su vida. Ni siquiera ponerse en contra de Knox.

Su valentía es admirable. 

— Haz tu trabajo bien y recibirás el pago— afirmo, ojeando las hojas para ver si he omitido algún detalle. El dinero nunca es un problema siempre que el resultado valga la pena. 

— En todo caso, ¿quien se ha ganado un billete directo al crematorio?— cuestiona con cierta curiosidad. 

— Gravity Hendrix— pronuncio, saboreando cada sílaba.

Hay un breve silencio. 

— ¿La chica secuestrada?— exacto, una descripción que le va perseguir a la niña toda su vida—. ¿Qué es lo que quieres saber?— pregunta más por la labor.

— La implicación que tuvo Knox en su secuestro— digo, sabiendo que con eso le he dado a Regan todo para delatarme en cualquier momento. 

Un precio que estoy dispuesto a pagar. Si con ello consigo resolver el misterio de Gravity. 



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Editado: 14.04.2018

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