RHETT
Hace unas horas Regan me envió los planos de la mansión donde se celebraría el evento. Y lo cierto es que la distribución no juega mucho a nuestro favor, Titus parece ser un hombre demasiado desconfiado y paranoico. Lo que en parte es comprensible teniendo en cuenta su ocupación. Cada pared del edificio está adornado de una cámara mientras que en las dependencias privadas y baños utiliza un aparato de alta tecnología, una SEM-32Z lo que la gente normal y sin intelecto denominaría cámara de espías. Una de las muchas ventajas que aporta es que detecta el calor corporal por lo tanto ofrece al inquilino la privacidad suficiente para moverse libremente sin sentirse vigilado. No es lo mejor del mercado, pero sin lugar a dudas es mejor que su antecesora anticuada.
— Habían grabaciones de lo que hacía— dice Gravity, señalando los puntos en los planos que serían las cámaras—. Pruebas suficientes para que lo encarcelaran de por vida.
Montones de hojas ocupan la mesa. Distribuyo los planos y las fotos conseguidas vía satélite encima de ellas.
— El dinero mueve el mundo— digo sin darle mayor importancia de la necesaria. Cualquier crimen puede ser cubierto si tienes una gran cuenta bancaria.
Desgraciadamente así es, el mundo está podrido y, todos han apartado un grano y contribuido en su destrucción. Gobierno ocupado por políticos corruptos y que ha sido el mismo pueblo el que se lo ha ofrecido en bandeja de plata, y después se quejan, pidiendo un cambio cuando son sus decisiones las que los han arrastrado donde están. Cuando tienen la oportunidad de hacer un cambio y, vuelven a cometer el mismo error sin ningún miramiento cumpliendo sus exigencias como simples sumisos sin conciencia. La manipulación que ejercen y a la que ceden, ellos también son culpables. La ley a favor de los ricos que se vende a los criminales, nunca dará la cara ni hará justicia. Ese es el mundo en que vivimos.
Nadie es inocente.
— Ninguna cantidad de dinero podrá comprarme— afirma Gravity mientras yo por otro lado quiero destruir su seguridad por completo
Tuerzo la boca en respuesta.
— No solo dinero— digo—. Si te ofrecieran la venganza a cambio de tu integridad. Te venderías sin dudarlo— no puedo asegurarlo a ciencia cierta, pero por la mirada que me da sé que no voy mal encaminado.
Gravity parece sopesarlo durante unos segundos. Tengo la sensación de que quiere decir algo espero por ello, pero al final no emite sonido alguno por lo que me centro en la ejecución de la misión.
— ¿Así fue como acabaste ahí dentro?— su pregunta me toma desprevenido parece que todo lo relacionado con ella lo hace, sin embargo recupero rápidamente la compostura.
— No creo que ese dato sea de tu incumbencia.
Desprecio a la gente entrometida y mi estancia en ese infierno no es una época que me guste recordar.
— Me pica la curiosidad, Rhett...Dieter— se detiene analizándome—, no sé ni como diablos llamarte.
— Céntrate en la misión— ordeno, volviendo mi atención a los planos—. Aseguremos el terreno antes de empezar con la cacería.
— Tu capacidad para cambiar de tema es envidiable.
Desvío mi atención hacia Gravity, quien está recostada sobre su brazo derecho observándome atentamente. Mientras mechones dispersos ocultan parcialmente su rostro actuando de cortina y privándome de verla.
— ¿Las heridas han sanado completamente?— pregunto cambiando de tema.
Aunque sea imposible de creer quiero saber que tal va la recuperación, dado que tendremos que estar lo más pulcros posibles para la ocasión y preparados para cualquier imprevisto que surja.
— Y ahí de nuevo— suelta—. Los guantes deberán ser un complemento obligatorio y una máscara no me vendría mal tampoco— aconseja con seriedad mientras eleva las palmas hacia mi dirección todavía se puede ver unas feas y deformes costras ocupar gran parte de la piel.
Inconscientemente alzo mi mano hacia la suya y acaricio su palma. Hay una agitación por su parte, pero en lugar de tomar distancia, ella permanece inmóvil permitiendo que mi dedo trace a sus anchas los cortes como si estuviera leyendo braille sobre su piel. Durante esos breves segundos no sé que diablos estoy haciendo.
— Si, unos guantes funcionarían— acepto, apartando mis manos cuando soy consciente y vuelvo en mi—. Habrán ocho guardias en total custodiando las entradas y salidas— indicó marcando con un bolígrafo las posiciones aproximadas que adoptarían, fingiendo que no ha pasado nada y la he tocado voluntariamente—, aunque puede que haya más en la fiesta.
Siento sus ojos clavados en mi nuca.
— Por lo que tenemos que crear una distracción para la huida o bien ceñirnos totalmente al plan, cuando lo tengamos claro— acepta.
Somos un equipo bastante peculiar, puedo no estar cómodo con su presencia lo que resulta evidente para los dos. Pero, su ayuda es conveniente y útil.
— ¿Aún piensas que soy estúpida?— no hace falta que la mire para saber que tiene una jodida sonrisa pegada en la cara.