Dile al corazón

Capítulo 6: Noche descontrolada.

 

«La locura puede ser buena, pero aveces, hay consecuencias. Depende de ti el saber sobrellevarlas».

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—O te bajas del auto por tu propia voluntad, o te hago arrepentirte del retazamiento que estas haciendo conmigo. Y no bromeo, en este momento me estoy enojando mucho contigo —alzo las cejas con inocencia. No quería salir del auto por alguna razón, y es que allí estaban mis compañeros, de una manera bastante apabullante para mí.

—¿No los ves Wendy? —Me mira sin comprender. Bufé con molestia, lo hacía a propósito—. Yo no estoy a la altura de la fiesta, me esforcé, pero eso no fue suficiente. Vámonos, te despediré en el aeropuerto.

La mano de Wendy cogió mi rostro con delicadeza, pero estaba segura de que lo que quería hacer era otra cosa, como golpearme, pensé.

—Mira, esa forma de actuar no te la puede creer nadie, algo te pasa y no sé que es, pero deja de lado ese presentimiento, estás preciosa, si fuera lesbiana créeme que te cogería de diferentes maneras, pero para tu alivio soy mas heterosexual que tú, además, deja de lado esa envidia mas falsa que mi trasero, que no eres así. Ahora largo, que me tengo que ir —me echó del auto sin reparar en que llamó la atención de todos con eso—. Quiero que entres allí, disfrutes de la noche, y simplemente seas tú, no quisiera tener que ahorcarte entre sueños Luna, puedo hacer como el caballero oscuro y matarte, porque como dije, soy un chico malo que está dispuesto a matarte sin ninguna razón aparente. Nos vemos Luna, cuídate mucho —le sonreí antes de que se fuera y me dejara en medio de tantos pares de ojos observándome.

Las manos me temblaban, por alguna razón tenía miedo de entrar allí, era algo que no iba conmigo porque yo no era así, pero después de esa pesadilla de anoche, y lo que pasó antes de llegar aquí, no sé si quiero entrar al lugar que pueda traerme mas mala suerte que otra cosa. Respiré profundo y encontré mis piernas para poder avanzar en medio del gentío que se había formado en la acera del lugar, había algún famoso de seguro, pero no podía concentrarme en eso así que entré rápidamente. Una vez adentro, las luces me dejaron cegada por un momento, wow, esto era como aquellos palacios que veía en las animaciones de las princesas Disney. Sonreí llena de alegría al observar las partes del lugar, era gigantesco, pero hermoso. No podía creer que estaba en un lugar como este, “y estarás en fiestas como esta algún día”, si eso significaba juntarme con variantes de personas como Naomi no quería hacerlo, simplemente destacar, que sepan mi nombre, pero que no me conozcan. Eso es lo que quiero. Que sea un misterio el nombre de mi marca, y que, por ende, yo sea desconocida para sus ojos, lo único que se verá será mi ropa.

—Vaya, se ha lucido Srta. Flores, está como Dios quiere, hermosa e irresistible. Solo que ha sobrepasado los límites y expectativas de cualquier hombre —cuidadosa, giré hacia atrás, encontrándome una bella vista para mis ojos—. Veo que tampoco le soy indiferente, un buen hombre para una bella dama, ¿no cree?

—Se ha lucido perfectamente Sr. Gallagher, casi ni reconozco su voz, ¿acaso ha estado practicando como seducir a las jovencitas, o víboras que habitan esta noche?

Sonríe galante mientras miraba a las mujeres que estaban en la sala para luego encogerse de hombros con indiferencia.

—No te lo voy a negar, esperaba que alguna cayese conmigo esta noche, pero al parecer una en particular ha decidido robarse mi completa atención, y créame que no me importa en absoluto que lo haya hecho —seductoramente, agarra mi mano, colocando un beso mojado en ellas. Giré los ojos, tratando de ignorar el leve cosquilleo que me provocó esa simple acción—. El problema aquí es, ¿Qué pensará ella si la rapto y no la dejo ver la luz del día? Literalmente hablando, claro.

—¿No cree que estaría siendo demasiado descarado con ella? No es una mujer que confía fácilmente, y mucho menos en lobos como usted, Sr. Gallagher.

Su sonrisa traviesa era clara respuesta de que no le importaba en absoluto ser esa clase de hombre. Y muy internamente, no negaré que me gustaba esa parte de él.

—Eso es lo que mas les gusta a ustedes hoy en día, pero descuide, usted es la única que provoca que este lado aparezca, siéntase privilegiada, no cualquiera puede tener una versión tan natural como la que le estoy mostrando, Srta. Flores.

Negué con la cabeza para esconder mi diversión, Vincent era un caso, no se podía controlar en ningún momento.

Una aclaración de garganta hizo que volteáramos la mirada hacia aquella persona intrusa. Retiro lo dicho, podía ser toda la intrusa que quiera, sonreí alegremente cuando esa persona posó sus ojos en mí, aunque fueron unos pocos segundos, me había visto, y eso era lo que me importaba.

—Disculpen la interrupción señores, pero es que no he podido evitar concentrarme en lo hermosos que son sus trajes, ¿lo han hecho ustedes mismos?

Esa pregunta la hizo concentrándose únicamente en Vincent, fruncí las cejas un tanto confundida.

—Por supuesto, hemos sido nosotros que lo hemos hecho, con nuestras propias manos. Pero creo que la que resalta más es está hermosa chica ¿no cree?

Me agarra de los hombros con seguridad, asegurándose de algo, que para mí ha pasado desapercibida.

—Es hermosa, sí. Pero usted está incluso mejor, ¿no quisiera que hablemos a solas, Sr…?

Sonríe fríamente hacía ella, o no se da cuenta, o prefiere ignorarlo. Porque le estaba regalando una mirada completamente lasciva.

—Gallagher, Vincent Gallagher —me miró por unos segundos con duda. Me soltó un tanto reacio a dejarme, pero ignoró todo aquello y le sonrió, esta vez, con aparente alegría—. Le tomaré la palabra, aunque no creo que esté dispuesto a dejar a esta hermosa señorita por mucho tiempo.




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