Dile al corazón

Capítulo 15: ¿Y sí no fuese un accidente?


«Hay dos cosas que nuestro corazón no provee; que nos lastimarán, y de quién se enamorará. Porque ni él, ni tú sabrán su destinatario, solo aquella persona intrusa que entrará en tu vida cuando menos te lo esperas, y quizás, solo quizás ya ha estado contigo desde hace mucho tiempo, simplemente no te has dado cuenta».

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¿Por qué me dejaron sola con él? Traté inútilmente deshacerme de de él, pero no pude, sabe perfectamente cuando quiero escapar de él, y eso no me conviene, hace de mi plan algo completamente imposible —las veo reírse, una más que otra he de decir, porque no esperaban que mi reacción después de que Callum nos llevase a cada una a casa, fuese esta: el que no hagan lo mismo la próxima vez.

—Lo sentimos, pero era mas que evidente, la única que está en desventaja eres tú, ya que el se acuerda de todo lo que hacías cuando eras joven que implicaba deshacerse de él, y ahora que tus recuerdos están incompletos es el momento perfecto para que él aproveche tus debilidades contra él, lo siento, es que no puedo evitar reírme de lo irónica que es la vida —bufo con molestia al darme cuenta de que la realidad está en mi contra, y vaya de que manera.

—Vele el lado bueno, te olvidarás del pendejo que te rompió el corazón, porque voy a ser sincera, a pesar de que no me llevo bien con su queridísimo Callum, sé que él es la única persona que amaste desde pequeña, el fue tu primer amor, dudo mucho de que lo que sentías por ese tal Lenin sea de la misma intensidad de lo que tenías con Callum, bien dicen que el primer amor no se olvida, que cualquiera siente dudas cuando se lo ponen delante, o eso es lo que dicen las películas —se encoje de hombros como si lo que dijo hace unos segundos no tuviera importancia.

Me agarre de la cabellera con frustración, llevaba dos días evitándolo, y hoy era la fiesta a la que tenía que participar, porque es una gran oportunidad para mí, y no puedo poner la débil excusa de que no tengo nada que ponerme cuando mi armario está lleno de mis creaciones. Suspiré.

—Ustedes no son de gran ayuda ¿saben? Deben darme una idea para que esta noche no me tome desprevenida, hay un 99% de probabilidades de que me lo encuentre esta noche, a no ser de que el 1% esté de mi lado y me permita evitarlo por tres días consecutivos —ellas se miran entre sí, y luego me dan una mirada confusa, de la cual mi pobre cerebro no sabe como interpretar—. ¿Qué? ¿Por qué me miran así? 

—Sabía que habías cambiado en algunas cosas, pero no esperaba que la cobardía tomase parte de tu cuerpo ya en la adultez, perdió lo que más le daba luz a su personalidad, no puedo creer que la perdimos Lesia, estamos perdidas, ahora no habrá quien haga las cosas que nos dé miedo a todos, no será la salvadora del valor que tanto nos gustaba, lastimosamente la adultez le dio todo ese miedo, tanto en el amor como en otras cosas, que lastima —niega con la cabeza, como si eso fuese un gran dolor para ella, frunzo el ceño al ver esa faceta completamente nueva de su parte. Lesia da un suspiro completamente inesperado que me mantiene atenta a sus siguientes palabras.

—¿Ahora cuando suceda algo sumamente importante, y reclame tu valor, no lo harás por tu cobardía? Eso no me lo esperaba, estaba segura que el valor y la seguridad no se irían de ti a pesar de la edad. Me sorprendiste bastante.

—¡Oh por favor! No traten de hacerse las victimas, que es porque les conviene que están de esa manera, manipuladoras, no puedo creer que estén así solo porque lo esté evitando ¿qué tiene de malo? Simplemente no quiero descubrir que mi corazón está saltando por él, poco a poco, no lo quiero confirmar, es tan natural cuando no esté haciendo esto, no quiero que me vuelvan a lastimar, porque si se les olvidó, yo apenas recuerdo a Callum, y que fue lo que pasamos juntos, deben entender que es algo racional de mi parte hacer esto, pónganse también en mis zapatos, caray, solo ven lo que les conviene —alzan las manos en el aire con el fin de chocarlas telepáticamente, ruedo los ojos ante esa acción infantil.

—Lo dijiste, al final te pudimos sacar la información sin tener que preguntarte, somos las mejores, deberíamos ser psicólogas en nuestra vida pasada —le da vueltas a su cabello como toda diva que tiene la razón, abro la boca porque no pensé que lo que estaban buscando era mi confesión de lo que me estaba pasando con él, son astutas, muy astutas.

—¿No fue tan difícil ponerse en tus zapatos, o sí? —Sonríe alegremente al ver mi cara avergonzada, pero noté que un brillo especial estaba en sus ojos, algo que no pensaba ver en ella, a menos que la viese con alguien que en verdad la quisiese—. Hay muchas cosas que desconoces, sabemos como tratarte, y que es posiblemente lo que estás pensando, o reprimiendo, porque así mismo hacías en la secundaria, cada vez que las chicas se acercaban a Callum te ponías histérica, y te molestabas tanto con él como con nosotras, y únicamente podíamos reírnos de tus celos tan evidentes, en ese momento él no entendía porque siempre te enojabas con él cuando alguien se acercaba hacia él, pero cuando te vio, cuando sus ojos observaron lo que pasaba con los tuyos cuando cada chica intentaba tocarlo, o pasarse de confianzuda, supo que te tenía, y ese día él no dejó de sonreír, porque se había dado cuenta de que tanto tú como él, estaban enamorados del otro y no se lo decían, y cuando iba a llegar el momento en que gritaría ¡aleluya! Justo ese momento desapareciste, pero ahora ya sabemos por qué, lo que quise decir con todo esto es, que aunque tú no te acuerdes de la confianza que teníamos, y de nuestro conocimiento de ti, nosotros si lo hacemos, y esperamos el día en que tú también lo hagas, salud —dijo eso último con una sonrisa tiritante en sus labios, a pesar de que no tenía nada en las manos, había dicho eso de una manera un tanto... triste.




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